EL OTRO DATO/ Ovidio, regalo a Biden

JUAN CHÁVEZ. No fue fácil la recaptura de Ovidio Guzmán. Hubo 29 muertos y más de una treintena de heridos.

El evento, derribó la tesis de abrazos no balazos sostenida por el presidente López.

La captura de Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín el Chapo Guzmán, casi 39 meses después de que López Obrador ordenó su liberación para evitar un baño de sangre en Culiacán, pero que nunca autorizó que fueran tras él para ejecutar la orden de aprehensión con fines de extradición solicitada por Estados Unidos, es un cambio radical en su política de tolerancia con el narcotráfico, y en particular a la inacción contra todo lo que oliera al Cártel de Sinaloa.

Por qué razones, no se sabe, pero el golpe de timón es saludable. En algún momento el jefe del Estado mexicano necesitaba mostrar que quien manda en el país es él, no los criminales.

En la primera captura, 19 de junio de 2020, no hubo hechos sangrientos, aunque sí balaceras.

Ahora, balazos a montón. Violencia total. Balaceras de horas. Incendio de vehículos, bloqueos, saqueos y hasta agresión al avión de Aeroméxico que, con pasajeros a bordo, se disponía volar a la ciudad de México y el vuelo tuvo que cancelarse.

Culiacán y Ciudad Obregón, se mantienen aislados, sin vuelos. Y la recomendación a los habitantes: no salgan de casa.

Las reuniones entre López Obrador y Joe Biden han hecho más para combatir al narcotráfico que muchos esfuerzos locales. Y es que a Caro Quintero lo capturaron la semana después de que se reunieron ambos funcionarios en Washington, en julio del año pasado. Mientras que, a Ovidio, el hijo del Chapo, lo detuvieron a tres días de que se vuelvan a ver los presidentes, ahora en la CDMX.

Parece demasiada coincidencia como para dejar de levantar cejas.

Pero había que quedar bien con Biden.

Las coincidencias en política no existen. Se actúa en la dirección escogida a conveniencia, por exigencia de las circunstancias.

En el caso de Ovidio había que complacer a Biden, del mismo modo que Biden complació a López al decidir que el Air Force One, que lo trasladará el domingo a la Ciudad de México, aterrice en el “flamante” Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, que AMLO presume como una de sus obras insignia.

Un intercambio de “regalos” con motivo del Día de Reyes, aunque López, en su mañanera de este viernes se encontraba en una posición muy comprometida: si no capturaba a Ovidio Guzmán, corría el riesgo de que, en 2025, tan pronto como concluyera su mandato, Estados Unidos lo procesara por desacato y omisión.

Desde 2019 la Corte del Distrito de Columbia, Washington, D.C., solicitó la extradición del hijo de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán por cargos de tráfico de cocaína, metanfetaminas y marihuana. Pero las autoridades simplemente habían hecho caso omiso a esa petición.

El presidente de México midió bien los tiempos políticos para detener a uno de los líderes clave del Cártel de Sinaloa: la 4T dio el golpe a solo dos días de que arribe al país para participar en la cumbre trilateral el presidente de Estados Unidos Joe Biden.

AMLO aseguró que México actúa de manera soberana, por lo que sus opositores pueden “seguir inventando lo que quieran”.

Negó que la detención de Ovidio sea un ‘regalo’ o ‘para complacer’ a su homólogo estadounidense, como acusan sus detractores e integrantes de partidos de oposición.

“Hay muchas interpretaciones, las respetamos, pero no las compartimos. Nosotros actuamos con autonomía”, aseguró AMLO en Palacio Nacional.

En este contexto, el titular del Ejecutivo mexicano afirmó que para la recaptura de Ovidio Guzmán no se tuvo ayuda de ninguna agencia o corporación de Estados Unidos.

Ovidio no será extraditado ‘en fast track’ a EU, afirma Marcelo Ebrard.

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