ADRIANA DELGADO RUIZ/ @AdriDelgadoRuiz
El morenismo actuó en consecuencia y no le falló a Claudia Sheinbaum ni al presidente. Una victoria arrasadora con 33 millones 226 mil 602 votos, que son 3 millones 113 mil 119 más de los que obtuvo López Obrador en 2018. Algo así únicamente es posible con una estrategia y una operación política bien definida.
Eso no lo tuvo Xóchitl Gálvez, en ningún momento. Ella misma contó que al buscar el apoyo del PAN para buscar la candidatura, Marko Cortés le respondió ufano: “No te equivoques, nadie te va a juntar las firmas”.
La alianza opositora no tenía una figura aglutinadora porque los líderes de los partidos integrantes estaban más enfocados en sus propios intereses. Xóchitl obtuvo la notoriedad necesaria, por sí misma. Su herramienta, el pleito con que buscó ejercer infructuosamente un derecho de réplica en la conferencia mañanera, incluso a nivel de juicio de amparo y plantándose en la puerta del Palacio Nacional, a los ojos de cuanta persona, cámara y celular pasara por ahí.
Ya en campaña, Xóchitl siguió sola. Los líderes del PAN, el PRD y el PRI no aportaron nada políticamente, e incluso hasta le restaron con su desprestigio y prácticas licenciosas para mantener el control de sus partidos. Utilizaron la imagen de su candidata únicamente como una figura recolectora del porcentaje de votos que se pudiera para obtener asientos en las cámaras de diputados y senadores, destinados a sus listas de cuates y cuotas.
Al final, esa estrategia tampoco funcionó, al menos al nivel mínimo que esperaban. En la nueva legislatura, el bloque opositor quedará tan disminuido que ya no será un contrapeso del poder político. El PAN, con muchos menos legisladores. El PRI, vergonzosamente reducido a ser la cuarta fuerza política. El PRD, incluso en serio peligro de perder hasta el registro.
Permitieron que Movimiento Ciudadano lograra su votación más alta en una elección presidencial y se posicione mucho mejor en el Congreso a pesar de que tendrá menos curules.
Ni panistas, ni priistas ni perredistas hicieron lo que Morena sí hizo muy eficazmente: Mover sus estructuras; entusiasmar y unir a sus liderazgos locales; buscar el voto casa por casa; tener una plataforma y propuestas claras, más allá de confrontar las del oponente. La alianza opositora no hizo el trabajo político.
¿Renunciará Marko Cortés, dados los malos resultados para el PAN? Dice que “inicia en breve un proceso de renovación”, aunque no precisa cuánto tiempo es “en breve”. ¿Renunciará Alejandro Moreno en el PRI? Dice que no, “hasta que tenga lugar la asamblea nacional del partido” que no tiene fecha de realización. ¿Y el PRD? Bueno, está en peligro de desaparecer.
Esos tres partidos nos habrán costado a los ciudadanos 4 mil 521 millones de pesos, nada más este año. ¿A cambio de qué? Claramente, hay mucho qué repensar.
MÁS LLAGAS
– Mauricio Vila se quedó sin las tres tortas: sin Yucatán para su partido, sin una curul en el Senado y sin fe. En la pena, lo acompaña el exclavadista y expanista Rommel Pacheco quien no logró la alcaldía de Mérida a pesar de que dio el brinco al morenismo.
– Pepe Yunes dice, muy convencido, que impugnará la elección a la gubernatura de Veracruz aunque la diferencia entre él y la ganadora no es de dos o tres, sino de 26 por ciento de los votos, de acuerdo con el PREP. Sin duda, sería mucho más productivo hacer un análisis autocrítico de lo que falló en su campaña.
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