ADRIANA DELGADO RUIZ (El Heraldo de México). Ómicron está golpeando con fuerza al planeta. Mucho más contagioso que las otras variantes del SARS-Cov-2, parece no ocasionar síntomas severos o la muerte en la gran mayoría de los casos, pero la Organización Mundial de la Salud alerta que no debe clasificarse como leve. Regresaron los encierros, se multiplicaron exponencialmente las cancelaciones de vuelos, se acentuó la crisis del comercio internacional y la recuperación económica ve cada vez más lejana la luz al final del túnel.
Diariamente, Estados Unidos registra más de 900 mil infecciones nuevas y 2,000 muertes. China cerró toda la ciudad de Xi’an, con instalaciones de aislamiento centralizadas para recoger alimentos. Los Países Bajos regresaron al confinamiento y los comercios no esenciales permanecen cerrados hasta el viernes. Europa está azotada por los contagios, aunque las hospitalizaciones no han aumentado, pero aún no están claras las secuelas que tendrá una persona infectada con Ómicron.
El tránsito de viajeros es cada vez más caótico entre aerolíneas con personal insuficiente y restricciones por vacunas. Hasta ahora, la Organización Mundial de la Salud avala nueve: las estadounidenses Pfizer-BioNTech, Moderna, Johnson & Johnson-Janssen y Novavax; la inglesa AstraZeneca-Oxford; las indias Covaxin y Covovax; y las chinas Sinopharm-BIBP y Sinovac.
Hay otras que están aplicándose en naciones diversas por decisión de sus gobiernos. El problema es que al no tener el aval de la OMS y la FDA estadounidense, ese y otros países no aceptan dentro de sus fronteras a viajeros inoculados con ellas, como las rusas Sputnik V, Sputnik Light y EpiVacCorona; las chinas CanSino y Sinopharm-WIBP; y las cubanas Soberana y Abdala, entre otras.
La situación está aumentando el rompimiento de cadenas productivas: contenedores que mueven por vía marítima el 90 por ciento del comercio internacional detenidos, semiconductores escasos, fábricas de automóviles y tecnología de consumo sin los componentes necesarios para la producción, empresas quebrando tras resistir lo más posible la tempestad.
México cerró el 2021 con una inflación de 7.36 por ciento. Si bien es ligeramente debajo de la que se esperaba, no significa para nada un respiro ni un panorama alentador porque el componente subyacente, que es el más delicado y marca la trayectoria inflacionaria en el mediano plazo, quedó en 5.67 por ciento y sigue al alza. Para 2022, la expectativa general es que la inflación termine por arriba del cuatro por ciento mientras que el crecimiento del Producto Interno Bruto no llegaría al tres por ciento. Dicho en español de a pie, la recuperación económica será mucho más lenta y comprar lo necesario para nuestra subsistencia será todavía más caro.
Las tasas de interés en México y el mundo subirán inexorablemente y eso significa nuevos problemas y retos. Poniendo El Dedo en la Llaga, los expertos en economía familiar hacen recomendaciones muy útiles: ajustar los gastos de casa a las posibilidades de nuestro bolsillo; hacer un presupuesto que permita saber cuánto ganamos, cuánto tenemos, cuánto gastamos y en qué; eliminar los gastos hormiga; evitar al máximo posible las compras a crédito; pagar las deudas priorizando las que tienen los intereses más altos, incluso negociándolas con los bancos, y establecernos micro objetivos realistas a cumplir semanal o quincenalmente para avanzar en los pagos y comprar lo necesario al mismo tiempo que mejoramos nuestra salud financiera.
También en México la pandemia está lejos de terminar. El fin de semana se registraron récords de hasta más de 30 mil contagios en un día. Hay que vacunarse y seguir todas las medidas sanitarias. Las soluciones comienzan con uno mismo.
https://twitter.com/heraldodemexico/status/1480879035336904704?s=12
@AdriDelgadoRuiz