Litiomex
ADRIANA DELGADO RUIZ (El Heraldo de México). La iniciativa ya en manos del Congreso no necesita los votos de la oposición para ser aprobada y tiene un propósito específico: “para que nacionalicemos el litio, así de claro”, afirma el presidente López Obrador. Incluye la creación de un organismo que opere toda la cadena de valor, desde la exploración y extracción hasta el aprovechamiento de ese mineral. ¿La causa? Justo la misma que movía a la ahora fallecida reforma eléctrica: los abusos de grandes empresas, sobre todo extranjeras, al amparo de regulaciones laxas y corrupción de funcionarios.
En este mismo espacio he puesto El Dedo en la Llaga sobre situaciones como los 7 mil 800 millones de pesos en que la empresa canadiense Bacanora Lithium vendió a la china Ganfeng Lithium su concesión en Sonora, sin beneficio alguno para los mexicanos, operación avalada por la Comisión Federal de Competencia Económica, luego de que esa licencia había sido otorgada inicialmente en el gobierno de Enrique Peña Nieto y la gestión sonorense de Claudia Pavlovich. (https://heraldodemexico.com.mx/opinion/2022/3/1/la-otra-guerra-litio-382938.html)
El problema es que la cuestión está muy lejos de ser simple. La iniciativa de reforma a la ley minera no prevé mantener las concesiones ya otorgadas, lo que abriría la puerta a demandas millonarias y amparos en juzgados. Actualmente hay 36 proyectos concesionados en México a 10 empresas que, de hecho, no han llegado al punto de la extracción y explotación de litio, sino están en la etapa de invertir en exploración.
Más aún, el exjefe de la Negociación Técnica del T-MEC, Kenneth Smith, advierte que “no se puede reservar el litio como un mineral estratégico exclusivo para el Estado, si este sector en particular no estaba ya plasmado en el tratado como una reserva específica, y no lo está”. Así que, además, el país enfrentaría las consecuencias de violar el capítulo 4 sobre inversión y el 22 sobre empresas del Estado, del tratado comercial.
Todavía más, una empresa estatal para la explotación de litio no significa únicamente crearla, ponerla a operar y listo. Si bien México estaría en el décimo lugar mundial de reservas potenciales de acuerdo con los estudios del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, siglas en inglés), toda esa riqueza todavía está por certificarse. El especialista Armando Ernesto Alatorre explica que en ello pueden invertirse cientos de millones de dólares y no lograr necesariamente un resultado.
De estar realmente ahí el litio, lo siguiente es cómo sacarlo. De regreso a Bacanora, por ejemplo, el cálculo de la Camimex es que las inversiones necesarias llegarían a los 800 millones de dólares, que tendrían que salir del presupuesto federal, con un costo de 4 mil dólares por tonelada de litio que si se vende actualmente en 10 mil no suena mal, pero se trata de un mercado internacional mucho más volátil que el de los hidrocarburos.
Asumiendo que se logre la extracción del litio, otro gran punto a considerar es que la tecnología para lograr la pureza necesaria no se compra en la ferretería. Son muy pocas las instancias especializadas que la poseen, lo que de cualquier manera nos llevaría al esquema que se usa en el petróleo: la subcontratación.
Para ilustrar con números toda esa complejidad, en 2021 México exportó únicamente 99 mil 786 dólares en carbonatos de litio e importó 4.7 millones de dólares, de acuerdo con el Sistema de Información Arancelaria Vía Internet.
Queda claro, hay que hacer algo con el litio, pero ¿estatizar es realmente la solución? Conocemos al gobierno como empresario. Idealmente, esta es una nueva oportunidad para que haya un diálogo serio que encuentre las soluciones que realmente necesitamos.
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