El comunicado de prensa que hizo callar a la cancillería

JAVIER ESQUIVEL DÍAZ. La relación entre política exterior y la estrategia de comunicación gubernamental deberá ser cada vez más estrecha y coordinada si lo que se busca es mantener el prestigio y reconocimiento internacional de nuestra diplomacia y de la imagen del país.

Hoy más que en otro momento es necesario entenderla nuevamente como un binomio inseparable y coordinado con objeto de que la imagen que México proyecte sea congruente con los intereses que persigue el Estado y por tanto positiva.

La preservación y promoción de la presencia e imagen de México debiera ser un objetivo permanente de la política exterior y no estar sujeta a ningún tipo de coyunturas internas y externas.

La política exterior cuenta con los mecanismos institucionales necesarios para hacer manifiesta su postura de rechazo o beneplácito a los temas que le son inherentes. No hacerlo con los mensajes, el tono y conductos adecuados no solo rompe la tradición diplomática, sino que también genera percepciones diferentes a lo que originalmente se busca.

El manifestar una postura y posicionamientos de los distintos órdenes y niveles de gobierno a nivel internacional -mediante mecanismos de comunicación social y no diplomáticos- hoy genera una amplia reacción mediática que pudiera ser percibida como de desarticulación y de competencia interna para comunicar hacia el exterior, pero también distrae del objetivo primordial.

Durante una de sus muchas cátedras, Bernardo Sepúlveda decía que promover la imagen al exterior más de ser un objetivo es una obligación.

“Tenemos la obligación de asegurar que la imagen de México en el exterior sea sólida y coherente con los intereses del país y para eso tenemos que poner en orden nuestra propia casa”.

Palabras más, palabras menos, él expresaba, pero siempre enfatizando que la política exterior y la imagen de nuestro país internacionalmente son reflejo de nuestra política interior.

En este sentido John Coatswort y Carlos Rico subrayan en sus textos que las decisiones son las que hacen que el mundo gire, sin embargo, las imágenes afectan la toma de decisiones.

Por esta sencilla razón, el estudio de las percepciones imágenes y estereotipos, reputaciones, prestigio y credibilidad en los asuntos internacionales resultan fundamentales para la toma de decisiones.

En este momento en México se discute la forma de defender una postura y una causa, se analiza si los canales y los mecanismos de difusión no diplomáticos y las decisiones de reacción rápida para comunicar hacia el exterior fueron las correctas. Sin embargo, las preguntas que valdrían analizar y responder es:

¿Qué estímulos narrativos y mensajes mediáticos enviamos al exterior como para que desde un órgano legislativo internacional y gobiernos extranjeros se fijen y se difundan también posturas fuera de los canales parlamentarios y diplomáticos previamente establecidos?

¿Y, porqué la cancillería ha guardado respetuoso silencio sobre el tema cuando puede ser el epitafio de una carrera presidencial?

@javoesquivel

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