JAVIER ESQUIVEL DÍAZ. La oposición política en México adopta el ataque como argumento táctico para lo que resta del año y quizá del sexenio. El ataque es quizá su única alternativa de sobrevivencia del PRI, del PRD y para mantener viva la alianza.
La estrategia política que hoy adoptan PRI, PAN y PRD desde el seno del Congreso con la moratoria constitucional es prueba de que van por la vía de una profunda confrontación.
Quizá la medida anunciada ayer por los coordinadores parlamentarios no sea la más adecuada para sumar adeptos o la que más le guste a sus todavía simpatizantes o la población enterada, pero sí la única que les queda para mantenerse vigentes.
Las elecciones anteriores y el pasado reciente demuestran que cuando utilizan estrategias de comunicación proactivas para mantener y retener gobiernos sus porcentajes de votación caen a un solo dígito. Estrategias que no les han funcionado desde hace tres años.
Los dirigentes partidarios también saben que, si no utilizan una estrategia de ataque y contrataque y el uso de mensajes unificados pero muy reactivos a las decisiones de gobierno a nivel nacional para los próximos dos años, sus indicadores podrían descender a un más.
El PRD corre el registro de perder el registro, el PRI en ser una de las fuerzas políticas más débiles del país y sin gubernaturas, incluso por debajo del MC que hoy es la quinta fuerza electoral del país con dos gobernadores y fuerte presencia en los congresos locales.
Las mediciones de intención de voto no les favorece ni para ganar Coahuila, ni el Estado de México y están muy lejos de ser competitivos por separado para 2024.
La identificación partidista del PRI que es de tan sólo del 10 por ciento a nivel nacional, la del PAN que es de dos dígitos más y la del PRD que es todavía menor obligan a jugar la carta del golpeteo y la capitalización de los errores de Morena.
Por ello, solo les queda utilizar y profundizar la narrativa de la “anti cuarta transformación”. Es lo único que los une y los mantiene con presencia nacional en el electorado. Es un último elemento que hoy les permite conectar con algunos sectores de clase media del país.
Con esta estrategia de ataque sistemático por varios frentes y voceros internos y externos buscarán conseguir un voto masivo de castigo a Morena y a sus gobiernos por parte de la clase media.
Es el único recurso que medianamente les ha permitido sumar curules y ganar gubernaturas y presidencias municipales de las zonas urbanas y menos pobres del país. No fueron votos ganados por ellos, fueron, eso votos de castigo, pero que les dio vida en las elecciones intermedias.
El voto de castigo es quizá su última apuesta, por ello no será extraño ver manifestaciones parlamentarias como las que hoy vimos con el anuncio de la moratoria. Quizá sea frecuente ver a bancadas parlamentarias más envalentonadas o quizá candidatos bravucones para el Estado de México y Coahuila.
Sin duda una apuesta complicada cuando enfrente se tiene a Morena que en breve gobernará 22 estados de la República y cuenta con el presidente más popular de los últimos sexenios. Nada fácil, pero quizá es lo único que les queda intentar por ahora.
@Javoesquivel