¿La subjetividad de las personas es política?
OLIMPIA FLORES ORTIZ (SemMéxico, Ciudad de México). Pues sí, porque la subjetividad es resultado del proceso que hace la propia psiquis sobre las percepciones del mundo y las experiencias. Todo eso es personalísimo. No así la cultura y las condiciones que compartimos socialmente; y el lenguaje con el que las representamos.
¿Cuáles son las palabras de las nuevas generaciones en México que sólo han vivido la guerra del narcotráfico y su violencia? ¿Cómo será la interacción social adulta de las niñas y niños que perdieron por la pandemia los primeros años de escuela, fundamentales en los procesos de individuación y socialización?
Un Estado violento, autoritario y machista, produce en cada persona una subjetividad correspondiente; igual que la inseguridad, la pobreza y la crisis económica.
La pandemia y la política del Estado al respecto cambiaron nuestras condiciones objetivas y subjetivas de vida. No hay regreso, no volveremos jamás a ser iguales.
Como nunca hemos sentido la acción del Estado metida hasta la cocina. Y también su omisión jugando con nuestras vidas.
El miedo, la incertidumbre, el desasosiego, la ansiedad, la desesperación, la impotencia se apoderaron del ánimo social porque se generalizaron.
Entonces sí, la subjetividad y la política sí tienen que ver.
¿Nuestro problema es la corrupción?
Los regímenes de todos los colores y sabores en el mundo coinciden en el propósito de combatir a la corrupción. El Estado contemporáneo se construye en torno a la dicotomía corrupción/rendición de cuentas, como si ello bastara para darle sentido a un programa de gobierno.
En nombre del combate a la corrupción se legitima entonces cualquier acción o procedimiento que incluso se salte a la Ley o atente contra el interés público, como cerrar guarderías o escuelas de tiempo completo.
El crimen que como el chahuistle corroe a las estructuras del Estado mexicano, ha provocado en el país la intensificación de un proceso de militarización desde el 2006 cuando el gobierno mexicano declaró la guerra contra el narcotráfico.
La militarización no anunciada
A dieciséis años de iniciada la guerra no reconocida, las Fuerzas Armadas mexicanas ha expandido sus funciones más allá de las labores de seguridad pública que se pretextaron.
En el régimen presente, el Ejército mexicano es responsable de la construcción de infraestructura pública y privada; de la distribución de gasolina, de los libros de texto gratuito, y de fertilizantes.
Las fronteras sur y norte se han militarizado; son los operadores de campo de la política migratoria.
Están bajo su control las capitanías de puertos y las aduanas.
Son responsables del manejo de sargazo
Debiera ser un escándalo que 22 bachilleratos públicos estén militarizados sin ningún procedimiento legal y administrativo de por medio.
Resulta que los titulares del Ejército y la Marina han merecido asiento en el Consejo de Ciencia y Tecnología.
Se han transferido partidas presupuestales al Ejército sin que entren en su cuenta, como las de las sucursales del Banco del Bienestar y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.
Hemos de recordar que la creación de la Guardia Nacional fue aprobada por el Congreso como un órgano policíaco civil y no militar para encargarse de la seguridad pública. A la fecha es de esperarse que el Presidente abuse de su mayoría en el Congreso y legalice su militarización que ha sido de facto desde su creación.
Las cantidades de personas muertas han crecido con la militarización. En los enfrentamientos, hay más muertos que heridos, a lo que se llama letalidad acelerada, y cuando no hay heridos y sólo muertos se habla de letalidad perfecta. Y es que la vocación militar es la de aniquilar al enemigo, no la de resguardar la seguridad.
Y las mujeres
Por otro lado, la militarización ha traído también consigo efectos en contra de las mujeres.
El trasiego legal e ilegal de armas se refleja en que los asesinatos de mujeres han aumentado notablemente con la militarización; han crecido los asesinatos de mujeres en la vía pública cuando antes la frecuencia era el asesinato doméstico. Ahora también adentro de su casa las asesinan sus hombres con armas de fuego.
Concluyendo
No parece que por el camino de la militarización se pueda alcanzar alguna suerte de paz.
El feminicidio por arma de fuego se cobra más vidas de mujeres
Hablando de subjetividad, ¿cuál es la sociedad que podemos esperar de las condiciones de violencia generalizada? ¿El Estado a imaginar? Bajo el creciente dominio militar de los territorios. Y el temor, la desconfianza y el acecho como sensaciones constantes y relacionales.
El lazo social no puede ser más que violento.
En un país en el que extra e intramuros se vive violencia armada. ¿Quiénes serán las hijas y los hijos de esta atmósfera y de la herida original de la memoria que es la humillación y la violencia incluso letal en contra de la propia madre y de la propia integridad? ¿Cómo se constituyen las y los sujetos a partir de ello? No será una sociedad con escrúpulos; lo será sin destino.
٭A partir de Fronteras Borrosas: El discurso de la corrupción, la cultura de la política y el estado imaginado. Akhil Gupta en Antropología del Estado. FCE. 2015 y de El Inventario Nacional de lo Militarizado. Alejandro Madrazo