ALETIA MOLINA. Las grandes ciudades del mundo requieren de sistemas aeroportuarios funcionales que provean servicios de calidad a los viajeros y a las empresas para así poder atraer turismo e inversión. Un sistema aeroportuario que funciona beneficia no solamente a la zona metropolitana en la que se ubica, sino que tiene el potencial de impulsar la competitividad de una región o del país entero.
Hoy, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) será inaugurado en una fecha de especial significado histórico en México -el natalicio de Benito Juárez-, pero en un contexto político complicado por el ejercicio de revocación de mandato y las restricciones de difusión. Más allá del mensaje oficial de la inauguración es necesario preguntarnos ¿a qué le apostó López con el AIFA?
El AIFA nunca se pensó -al menos oficialmente- como un detonador de crecimiento internacional, ni tampoco aeropuerto líder en servicios al usuario –inclusive, el exsecretario de comunicaciones y transportes, Javier Jiménez Espriú, declaró en 2018 que este, era un aeropuerto “sin oropel”. La promesa fue un aeropuerto a menor costo y sin corrupción. Pero ¿qué es lo que realmente compramos, con nuestros impuestos, los mexicanos? ¿Se trata de un aeropuerto que se convertirá en un motor de competitividad para el país? ¿Podrá funcionar en armonía con el AICM? ¿Alcanzará los parámetros de operación prometidos?
Tenemos más preguntas que respuestas. Dicen que el aeropuerto estima atenderá 20 millones de pasajeros anuales por año en su primera fase, pero que cuenta únicamente con 28 posiciones, la mayoría de ellas remotas. En comparación, el aeropuerto internacional de Seattle-Tacoma (SEA), por ejemplo, atiende un número similar de pasajeros cada año, cuenta con casi cinco veces más posiciones (103).
En materia de carga, el AIFA espera transportar 350 mil toneladas por año. Este volumen de carga representaría -de alcanzarse- solo el 7% de lo que transporta el aeropuerto líder global en carga, el aeropuerto internacional de Hong Kong (HKG), que movió 4,363,093 toneladas de mercancías durante 2019….¿nota la diferencia?
El aeropuerto será operado por la SEDENA, es decir, tendremos un aeropuerto que ofrece servicios de aviación civil, pero que es operado por militares. Al revisar los 50 aeropuertos más transitados del mundo, ninguno de ellos es operado por instituciones militares, y solamente dos -el aeropuerto Sky Harbor de Phoenix (PHX), en Estados Unidos y el aeropuerto Guarulhos de São Paulo (GRU) en Brasil- comparten simultáneamente operaciones militares y civiles. El régimen de operación del AIFA será una excepción a nivel global, y no sabemos cómo vaya a funcionar el dejar la aviación civil de la mayor zona metropolitana del país en manos de militares.
La operación del tren suburbano y Mexibús que según las autoridades conectarán al AIFA con la Ciudad de México no iniciará pronto. Al día de hoy, un traslado de entre dos y tres horas en coche es la forma más conveniente de llegar al nuevo aeropuerto.
Se inaugura con la promesa de una segunda fase en la que se estima llegará a 80 millones de pasajeros y 700 mil toneladas de carga. Si sobre la primera fase no sabemos mucho al día de hoy, la segunda es una incógnita… Una evaluación profunda sobre el impacto del AIFA en materia de competitividad tendrá que esperar. Habrá que ver su operación, y, sobre todo, conocer a detalle los planes y tiempos en los que se pretende realizar las ampliaciones de infraestructura y operaciones que se han prometido para poder saber si la idea del AIFA fue buena.
@AletiaMolina