La cohesión de la oposición, luz al final del túnel de la #4T
ALETIA MOLINA. Lo que vimos en la Cámara de Diputados en torno a la cohesión mostrada por la coalición Va por México, conformada por el PAN, PRI y PRD, devela la ruta que se puede tomar para representar una opción ganadora en la elección presidencial de 2024.
El partido de Movimiento Ciudadano muestra que puede dar batalla en todos los frentes, más en el ámbito legislativo con una actuación destacada de la mayoría de sus integrantes y ahora, por coincidir en sus posicionamientos, formaron un frente unido con la oposición para rechazar contundentemente la reforma eléctrica propuesta por el Ejecutivo.
Han declarado que presentarán un candidato presidencial, y qué bien por ellos, aunque lo ideal sería que los cuatro partidos de la oposición lograran el acuerdo de presentar un candidato único.
Este camino, el de la unidad, la responsabilidad y el compromiso que mostraron los diputados de oposición para impedir un madruguete por parte de los oficialistas de Morena, PT y los del PVEM, es un ejemplo de coherencia por privilegiar los intereses superiores de la nación, por encima de los partidistas y particulares.
Si esta vehemencia y el respeto a los acuerdos alcanzados con el PAN y el PRD se mantiene hasta 2024, no dudemos, que la permanencia de AMLO y Morena en el poder se puede mantener en un solo sexenio.
En los últimos meses, vamos, desde el 6 de junio del año pasado, fecha en la que cambió la composición de la Cámara baja y con ello se evitó que el Ejecutivo la siguiera mangoneando, el presidente paulatinamente ha estado perdiendo poder, influencia y, sobre todo, aceptación generalizada de la población.
Los resultados de las ocurrencias presidenciales como las consultas populares son reflejo de que el poder de convocatoria del presidente ha menguado, incluso a niveles que vislumbran el destino de dicho proyecto político en 2024.
López está padeciendo lo que significa no contar con el apoyo de las mayorías y menos de instituciones que creía tener bajo su poder, como ha sido el caso de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en donde salvo tres ministros, entre ellos Arturo Zaldívar, votaron en contra de la ‘ley Bartlett’, luego de que el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena aclarara su rechazo al declararla inconstitucional.
Las Reformas no pasarán con el visto bueno del Congreso y ello da cuenta de la declinación del poder de AMLO, apenas a la mitad de su sexenio, cuando en otras administraciones, el tercer año era cuando el poder presidencial estaba en la cúspide.
Lo que pasó en la Cámara de Diputados al rechazar la reforma eléctrica, también develó las nulas capacidades de los liderazgos que tiene Morena, su incapacidad para llevar a cabo un dialogo constructivo y respetuoso.
En Palacio Nacional están que echan truenos. Ante el fracaso, vendrá otro embate desde el Ejecutivo para insistir en darle a la CFE más atribuciones con el poder de la estatización.
El intento de dar un salto al pasado en aras de ‘recobrar la autonomía energética’ es para ignorantes, se trata de un engaño: de que bajarán las tarifas eléctricas o que la demanda será atendida con la generación del fluido eléctrico a través, principalmente, de energías limpias o sustentables, dejando a un lado al capital privado.
Nada de ello hay en la reforma eléctrica, está plagada de cantos de sirena que a diario se producen en las mañaneras.
@AletiaMolina