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ANA LYDIA VALDÉS
En Yucatán se han privilegiado los desarrollos residenciales de alto nivel y se ha dejado de lado la construcción de vivienda tradicional y económica. El gran negocio está en la oferta inmobiliaria dirigida a personas que llegan desde Puebla, Monterrey o la CDMX a residir a Mérida atraídos por su crecimiento urbano, el aumento de empleo y la inversión productiva. La Revista Portal Inmobiliario, edición Yucatán*, muestra la oferta de 50 desarrollos de alto nivel que ofrecen residencias por encima de los dos millones de pesos y lotes urbanizados desde 900 mil pesos. Según la Consultora TINSA, estas propiedades se adquieren como inversión y se rentan a foráneos. En 2022, la economía yucateca creció casi nueve por ciento y la construcción habitacional aumentó de manera exponencial. Así, mientras en el año 2000 había 192 mil viviendas, en 2023 hay poco más de 368 mil. Sin embargo, este boom inmobiliario no es para todos. “Hoy Mérida es la ciudad más cara para vivir porque la inflación ha crecido y con ello viene la especulación”, expuso la senadora Verónica Camino Farjat, aspirante a la gubernatura de Yucatán. De llegar al cargo, la funcionaria se comprometió a ofrecer certeza jurídica para evitar que la especulación inmobiliaria siga incrementando el costo de los trámites registrales. En el caso de los municipios, el valor catastral es de cinco por ciento del valor de la propiedad, pero al incrementar su costo en automático se eleva el impuesto sobre adquisición de bienes inmuebles, es decir el predial. Un trámite registral que antes costaba 3 mil pesos hoy está en 8,900 pesos. Desde luego, ha aumentado la recaudación de Yucatán, “pero habría que empezar por la parte certeza jurídica, de lo contrario las personas no podrán comprar una casa o no podrán catalogarla en el Registro Público de la Propiedad”. Camino Farjat lamentó el poco interés de los desarrolladores para construir vivienda económica y tradicional sobre todo en los puertos, ya que en una sola casa habitan hasta cuatro familias por el alto costo de los terrenos. En consecuencia y con el afán de ganarle espacio a la ciénaga o al mangle, los lugareños han causado graves daños al ecosistema pasando por alto las prohibiciones de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa). De ahí la necesidad de incentivar la construcción de vivienda económica y tradicional. En tanto, los desarrollos residenciales “diseñados para el crecimiento urbano” resultan muy atractivos para quien va llegando a vivir a Yucatán. Se ofrecen parques temáticos con amplias áreas verdes, propiedades residenciales y vacacionales “únicas”, con diseño arquitectónico inspirado en el “Yucatán Moderno”. Algunos ofrecen lotes desde 160 m2 con mensualidades desde $4,000 y financiamiento de hasta 10 años y donde el valor agregado de la propiedad responde a la cantidad de amenidades que se ofrezcan. Según TINSA en el último año el 54% de todas las viviendas escrituradas a través de un crédito hipotecario fueron de foráneos sin considerar preventas ya que existe sobreoferta residencial.
Mínimo esfuerzo
Cerca de 100 mil personas han llegado a Yucatán en los últimos cinco años atraídos por las mejores condiciones para hacer negocios (Deloitte, 2022). Otros llegan buscando seguridad. En enero de este año, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp) colocó nuevamente a Yucatán como la entidad más segura, con una tasa delictiva nueve veces menor a la registrada a nivel nacional. En este marco, la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (CANADEVI), a través del ‘Programa Yucatán Seguro’ logró que la policía de Yucatán fuera la única en todo el país en tener acceso a créditos de Infonavit y así acceder a una vivienda digna. El 95 por ciento del valor de la vivienda lo aporta Infonavit, CANADEVI Yucatán aporta dos por ciento, el Gobierno del Estado el otro dos por ciento y el policía uno por ciento. Otro logro de la Cámara (La Jornada 24/11/2022), también en alianza con el Infonavit, fue hacer extensivo el crédito hipotecario a los trabajadores, con una tasa de interés mensual entre 1.9 a 10.4 por ciento dependiendo del tipo de vivienda y crédito. Pero la pregunta sigue en el aire: ¿Quién construye casas para personas cuyos ingresos no alcanzan para adquirir vivienda del anaquel actual?
