CONCATENACIONES/ La recta final de la elección

FERNANDO IRALA

Faltan menos de dos semanas para la jornada electoral del 2 de junio, en donde el país probablemente sellará su destino, y aunque aún pueden ocurrir muchas cosas, podríamos aventurar que las tendencias advertidas a lo largo de las campañas seguirán el curso que ya llevan.

Pergeñamos estas líneas antes de que ocurra el tercer y final debate entre los candidatos presidenciales, pero luego de la marea rosa que inundó el Zócalo capitalino y sus calles aledañas, así como en cerca de un centenar de plazas públicas y lugares emblemáticos en todo el país e incluso en el extranjero.

No se sabe si realmente habrá sorpresas en el debate, como lo prometió Xóchitl Gálvez, o lo que se trame en el cuarto de guerra morenista.

Pero ya es costumbre que después de cada uno de estos encuentros, tanto los abanderados, voceros y propagandistas de cada grupo salen a decir con un cliché ya preparado “ganamos el debate”. Sería imposible que ocurriera algo distinto.

Ahora estamos en la recta final de la lucha que se definirá en las urnas. La guerra de encuestas es tal, que es difícil intentar un pronóstico sin dejar de ser objetivo.

Aparentemente, la candidata de la continuidad conserva una amplia ventaja, aunque desde los ejercicios que le son más favorables hasta los que no lo son tanto, difieren notablemente entre sí. Incluso una sola empresa hace unas semanas empezó a hablar de un empate técnico y en sus más recientes resultados ya da como favorita a Xóchitl.

Dicen los expertos que la polarización inducida desde el poder hace atípica esta elección, y algunos sospechan que puede haber un voto oculto que sólo se manifieste al hacer el conteo de las urnas, y que podría dar una gran sorpresa.

Por lo pronto, el entusiasmo reflejado en el Zócalo refuerza la impresión de que las cosas no serán nada fáciles para el oficialismo. Simbólicamente, en Palacio Nacional tuvieron que doblar las manos en la necedad de no izar la bandera durante las manifestaciones en su contra, y sólo les quedó el sabotaje inducido en el sospechoso movimiento de la CNTE para obstaculizar que se viera lleno el Zócalo. Al final, la maniobra cayó por su propio peso, y las calles aledañas desbordadas dieron prueba de la afluencia masiva y voluntaria de quienes ya están hartos del actual gobierno.

El 2 de junio viviremos el capítulo final de la contienda. Veremos.

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