CÓDIGO POLÍTICO/ El estado de “no pasa nada…” 

JUAN GÓMEZ (Zacatecas). Entre broma y broma la verdad se asoma. En Zacatecas, para jugar con la ironía local, los zacatecanos dicen que es la tierra de “no pasa nada” para burlarse de los políticos ineptos que no pueden resolver la problemática estatal.

En ese espejismo que anida en sus mentes y que pretenden que la sociedad adopte esa actitud indiferente, algunos gobernantes tienden cortinas de humo bajo la ancestral fórmula de “al pueblo, pan y circo”.

Pero nuestra realidad es muy diferente.

La alternancia en el gobierno a partir de 1998 en Zacatecas trajo consigo otro de tipo de fenómenos económicos, sociales, y políticos, pero lo que está sucediendo en materia de seguridad, no tiene comparación por el daño que se ha hecho a un estado estancado en el subdesarrollo.

Curiosamente a partir de 2004 los grupos criminales como los “Zetas” comenzaron anidar la violencia en el estado, para desestabilizarlo, someter a las autoridades y mantener el control de la ruta del trasiego y la comercialización de la droga.

Los grandes sembradíos de marihuana en la serranía de Villa de Cos y en otros municipios quedó en el pasado. Estados Unidos cerró sus fronteras con mayor vigilancia y presionó a las autoridades mexicanas para atacar a las organizaciones criminales, lo que desató la guerra por la supremacía de los mercados locales.

Zacatecas no fue la excepción. Hoy las organizaciones criminales se disputan el control del territorio, del comercio, la industria, de las administraciones municipales y de los gobiernos estatales.

Los gobiernos anteriores hicieron su esfuerzo para frenar la inseguridad: La gobernadora Amalia García (2004-2010) pidió el apoyo de la federación y aún así fue rebasada. Basta recordar la fuga de 53 reos del penal de Cieneguillas, bajo una operación armada de los “Zetas” entre otras acciones de impacto.

El gobernador priista Miguel Alonso Reyes invirtió mas de 5,000 millones de pesos y tuvo el apoyo de la Marina para contener el avance de los cárteles, pero tampoco pudo lograr la tranquilidad de los zacatecanos.

Fue sobradamente rebasado: construyó cuarteles y las Uniones Regionales de Seguridad (Unirse), pero fracasó.

En la administración pasada el gobernador priista Alejandro Tello Cristerna fue sobradamente rebasado. Careció de recursos para invertir en seguridad y abandonado por la federación, tanto priista como morenista, se le dejó el paso libre a la delincuencia organizada y la violencia escaló a niveles preocupantes.

Pero en Zacatecas no pasa nada…

Los zacatecanos le apostaron su confianza y voto mayoritario al gobernador David Monreal Ávila, quien presumió en campaña su relación con el presidente López Obrador, lo que serviría para apoyar a Zacatecas y sacarlo adelante tanto de la violencia como del subdesarrollo…

A un año del mandato morenista en Zacatecas, el gobernador Monreal ha sido rebasado por la realidad, que lo atropella y empuja a los últimos lugares de la aprobación de los zacatecanos, de acuerdo a las encuestas publicadas a nivel nacional.

¿Qué pasó?

La sucesión presidencial adelantada en forma de “corcholatas” por el presidente López Obrador, tumbó la frágil relación política del senador Ricardo Monreal Ávila con el mandatario nacional, y fracturó sus viejas aspiraciones de ser candidato a la presidencia de la República por Morena.

Zacatecas volvió a quedar solo, huérfano de la federación y en medio de una reyerta sucesoria, pero además, atrapado por la incapacidad para conducirlo.

¿No pasa nada?

La violencia se fue de control. Lo mismo se incendian casas y se rafaguean las viviendas en zonas conurbadas que se ejecuta a personas en plazas públicas, o se asesina a policías en sus días de descanso o en activo, en emboscadas callejeras.

Los daños colaterales alcanzan a niños en templos católicos o a inocentes dentro del auto de sus padres. No hay misericordia, tampoco capacidad para contener la violencia. El dolor atraviesa la soledad de los hogares zacatecanos.

La economía también se encuentra en su peor momento. El desempleo formal es evidente: de abril a junio de 2022 se dieron de baja en el Instituto Mexicano del Seguro Social, 2,262 puestos de trabajo.

La economía presupuestal tampoco ha mejorado, porque además del sub ejercicio del gasto público, no se han recibido recursos extraordinarios, ni se recibirán. Las dependencias gubernamentales y organismos autónomos, están en la antesala de una crisis.

En este escenario se tienden cortinas de humo: Festival Internacional del Folclor y sobre todo, el anuncio con bombo y platillo del programa de la Feria Nacional de Zacatecas (Fenaza) cuyo pobre contenido, además de que se cobrarán espectáculos populares que antaño eran gratuitos, el nivel de popularidad de grupos y artistas solo es equiparable a una fiesta parroquial.

La cortina de humo se desvanece rápidamente y muestra la improvisación y la incapacidad organizativa.

No pasa nada… Ajá.

Al tiempo.

@juangomezac

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