CIUDADANO DE A PIE/ San Andrés Totolapan, la vida sigue igual

VERÓNICA VALDÉS GONZÁLEZ. A más de tres meses de la muerte a balazos de 20 personas, la mayoría funcionarios públicos, San Andrés Totolapan, ese pequeño y pobre pueblo enclavado en la región conocida como Tierra Caliente, Guerrero, ha regresado a la «normalidad».

La balacera registrada el pasado cinco de octubre, cuando el Palacio Municipal y la casa del alcalde fueron baleados por un grupo de delincuentes encabezados por «El Fresa» y «El Pescado»,  ocupó por varios días los importantes espacios en los medios impresos y digitales de México y otros países.

Sin embargo, en Totolapan nada ha cambiado, las extorsiones, los robos y los actos delincuenciales que se registraban antes de los homicidios, continúan

Estela «N» nació en San Andrés hace 60 años, su deseo de ganar más y tener «mejor vida», la llevó a dejar su pueblo a la  edad de 15 años, primero trabajo  en Acapulco y luego en la Ciudad de México.

Mujer sencilla y conversadora, con cierta frecuencia acude a su pueblo, donde los atropellos a los habitantes por parte de los delincuentes es el pan de cada día.

Lejos San Andrés, en una colonia ubicada en el Centro de la Ciudad de México, Estela denuncia la situación en que vive su pueblo.

Sobre los ocurridos en Octubre, rechaza que hayan sido Los Tequileros quienes atacaron la presidencia municipal y la casa del alcalde, ese grupo ya no existe, desde hace muchos años cuando murió su jefe.

Su acusación es directa:  los que atacaron el Palacio Municipal y la casa del alcalde  fue la gente de «El Fresa» y «El Pescado» y no fue por droga sino por  la presidencia municipal, se la están peleando.

Denuncia que los delincuentes tienen prácticamente sometida a la población, los comerciantes además de pagar derecho de piso, son obligados a vender sus productos al precio que los delincuentes determinan, lo que ha provocado carestía en uno de los pueblos más pobres de México. El kilo de tortilla se vende en 26 pesos, 6 pesos por arriba del que tiene la Ciudad de México, la pieza de bolillo cuesta ocho pesos, el pollo entero 250 pesos, el chorizo 180 pesos, por poner un ejemplo, dice.

También los migrantes son extorsionados. Las personas que quieren irse a trabajar a Estados Unidos tienen que darles 60 mil pesos antes de  salir del pueblo, mientras que quienes vienen de visita son extorsionados con 80 mil pesos.

Por toda la zona tienen a sus halcones, hombres con moto y teléfonos celulares, que les reportan lo que sucede en la zona, si alguien habla con un extraño o con algún policía o soldado, dice.

Los halcones se pasean libremente por toda la zona, viven en dos casas abandonadas, la policía, la guardia nacional y el ejército lo saben, pero no hacen nada, es como si no estuvieran.

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