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Abandono de enfermos, tras el cierre de hospitales
VERÓNICA VALDÉS GONZÁLEZ. Urgencias, Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino
17:45 horas
Leticia Gutiérrez, una mujer mayor, camina hacía la puerta, antes de salir se dirige al policía que custodia la entrada y le dice:
Ahorita regreso, le voy a mandar las llaves de la casa a mi sobrina. Me salí rápido y no me fije que me las traje. Voy al sitio de taxis que está aquí afuera para que ellos se las lleven.
La respuesta del policía es tajante:
No puede salir, no puede dejar sólo a su familiar.
Leticia insiste e insiste, “solo es un minuto, mientras lo llaman” explica. No logra entender por qué la negativa del policía, después de mucho “rogar” logra convencerlo, pero bajo una condición:
Que la acompañe la policía en turno; una mujer de aproximadamente 30 años, alta y corpulenta.
Durante el trayecto la policía le explica: “ en muchas ocasiones los familiares ya no regresan, abandonan a su paciente, dan datos falsos y no se les puede localizar por más que trabajo social lo intente, por eso los policías no dejan salir a los familiares”.
La señora Gutiérrez ha venido al Fray Bernardino en búsqueda de atención psiquiátrica para su hijo de 20 años de edad y quien padece trastorno de conducta, lo que le provoca crisis de angustia, motivo por el cual dos ocasiones ha estado internado, por espacio de varias semanas, en un hospital psiquiátrico del Estado de México.
A Leticia le preocupa donde atenderán a su hijo, ahora que, cerrarán los hospitales psiquiátricos para que sean los propios familiares quienes se encarguen de sus cuidados.
¿Qué piensa del cierre de los psiquiátricos?
Está mal, uno no sabe cómo tratarlos, es difícil sobre todo cuando hay más hijos y se tienen otras responsabilidades. Hay que estar pendientes de que se tomen la medicina, que no se abandone el tratamiento. Hay enfermos que no pueden estar en la casa poque se vuelven muy agresivos, afortunadamente ese no es mi caso, pero conozco varios, los vi cuando estuvo mi hijo internado en el psiquiátrico de Estado.
Rosalía Ramírez, interviene en la plática, Ctiene una hija, de 25 años, con problemas de personalidad, durante años se ha encargado sola de su atención. Debe vigilar que tome sus pastillas, “no puedo estar todos los días obligándola a que se las tome”.
“Si cierran los hospitales psiquiátricos que vamos a hacer cuando se pongan mal, a qué lugar los llevaremos”, comenta.
Detrás de estas mujeres, hay por lo menos seis pacientes más en la sala de espera, la mayoría son jóvenes, dos de ellos (una mujer y un hombre) con crisis severas por el consumo de drogas. Ella ha tenido que ser varias veces sometida por la policía de guardia ante la mirada triste de su padre, un hombre humilde, al parecer un obrero.
De hecho, el tema de las adicciones ha traído un mayor número de trastornos mentales asociados a drogas más severas, los mexicanos consumen al fentanilo.
CIERRE DE HOSPITALES
El cierre de los hospitales psiquiátricos responde a un problema internacional: el abandono de los enfermos por parte de sus familiares, sin importar las implicaciones jurídicas y económicas que esto representa.
Hospitales públicos y privados mantienen en sus instalaciones decenas de enfermos con trastornos mentales que por décadas han sido olvidados por sus familias; desde hace años cada país trabaja en la implementación de normas que permitan el manejo de estos pacientes al tiempo de evitar su descuido.
Un documento publicado por la Comisión Nacional de Arbitraje México (Conamed) publicado en 2018 se destaca la necesidad de hacer participes a los familiares de los tratamientos de los enfermos para su reinserción a la vida social.
Sin embargo, hasta ahora se desconoce cómo funcionará el nuevo modelo y la relación que habrá entre gobierno y familiares del enfermo.
Cifras de la Conamed indican que en México, uno de cada cuatro mexicanos entre 18 y 65 años ha padecido en algún momento de su vida un trastorno mental, pero solo uno de cada cinco de los que lo padecen recibe tratamiento.
