BOTELLA DE MAR/ Quítense la camiseta

MARTHA CANSECO GONZÁLEZ (SemMéxico, Pachuca, Hidalgo). De toda la salvajada ocurrida el sábado 5 de marzo en el estadio La Corregidora donde la barra de los Gallos Blancos de Querétaro agredió brutalmente a aficionados y porristas del Atlas de Guadalajara, con lo único que me quedo es con la anécdota del niño queretano que se quitó la camiseta para dársela a una joven del equipo contrario y pudiera así salvar la vida.

Pero no desde la ñoñez de cómo se manejó en las redes sociales y los medios de comunicación, expertos en banalizar todo; hay que ir más profundo, a lo simbólico y tiene un tremendo peso simbólico.

Ese niño no se despojó de una camiseta deportiva sino de una manera de ser hombre; violento, abusivo, controlador y dominante, como a esos que vio a media cancha y en los pasillos del estadio pateando y golpeando. Me pregunto, ¿logrará este infante despojarse del machismo, cuestionar sus privilegios, optar por una masculinidad menos tóxica?

Deseo de verdad que así sea y que este mundo patriarcal así se lo permita.

En este marco, hay quienes de manera dolosa o estúpida han querido comparar la violencia absurda, bruta y criminal de la barra brava queretana en contra de los aficionados del Atlas, con las pintas en monumentos y ruptura de vidrios ocurridas durante las marchas de las mujeres en todo el país el pasado martes 8 de marzo.

No se necesita ser muy inteligente para entender que ambas expresiones son diametralmente opuestas, una la de Querétaro fue con el único fin de controlar, dominar e imponerse a hombres y mujeres del equipo contrario. La de las mujeres que sólo causaron daños materiales, es resultado de la digna rabia ante la indolencia de la sociedad y el gobierno de México frente a las violencias de género que matan, violan, abusan y reprimen a las mexicanas todos los días.

La escritora norteamericana Glennon Doyle dice en su libro “Indomable”, que “marchar es una forma de rezar con los pies”, las feministas mexicanas con nuestras marchas no le rezamos a un Dios representado en una figura masculina patriarcal, preferimos a las deidades femeninas.

Hacemos una plegaria cívica a la Virgen de Guadalupe esa a la que se encomendó la feminista ítalo-mexicana Francesca Gargallo hasta el último día de su vida, y le pedimos qué por favor cese la guerra contra las mujeres de México.

Vieron ustedes las caras feroces, descompuestas de los agresores machistas de Querétaro, observaron su agresividad animal, pues las mujeres, las adolescentes y las niñas de este país, los vemos así a diario, en la casa, en la vía pública, en el trabajo, en la escuela, en todos lados.

Por redes sociales algunas mujeres de Pachuca denunciaron que, en escuelas preparatorias, ante la masiva marcha, se están organizando ataques contra las alumnas, o las están amenazando con ello. Que el mismo 8 de marzo a una joven pachuqueña la dejaron parada bastante tiempo esperando la combi porque varios choferes no la quisieron levantar acusándola de que iba a la marcha y así se lo hicieron saber.

El mensaje del machismo mexicano es muy claro ¡quédense calladas, viene más violencia y se han de aguantar y someter, que tenemos la complacencia del gobierno actual!

Por eso, la lucha feminista es más oportuna y vigente que nunca, porque aspiramos a lograr un sistema más justo, equitativo, pacífico, no violento donde todas y todos tengamos la oportunidad de desarrollarnos a plenitud, de manera positiva y en paz, por eso seguiremos rezando con los pies.

Mientras eso ocurre bien podrían los hombres de México quitarse la camiseta tal y como lo hizo el niño de Querétaro.

[email protected]

www.entresemana.mx

Check Also

BOTELLA AL MAR/ Julia (II)

MARTA CANSECO GONZÁLEZ SemMéxico, Pachuca, Hidalgo. Hola queridas y queridos lectores, continúo platicando con ustedes …