MARTHA CANSECO GONZÁLEZ (SemMéxico, Pachuca, Hidalgo). La semana pasada, inicié nuevamente capacitación en Educación Integral en Sexualidad a maestras y maestros de educación media superior de Hidalgo. Coordinada por la Secretaría de Salud de la entidad, agradezco siempre la oportunidad de estar con quienes todos los días tienen ocasión de convivir con las y los jóvenes.
Es una gran responsabilidad que tienen ellas y ellos, ¡por supuesto que sí! De ahí el interés tanto de la Secretaría de Educación Pública como de la Secretaría de Salud de que se capaciten en este nuevo concepto, cuya obligatoriedad de difundir quedó, apenas hace tres años, establecida en la constitución del país.
Así que acá en Hidalgo estamos haciendo lo que corresponde.
Sin embargo, creo que es fundamental llevar estos conocimientos a las y los maestros tanto de secundaria y primaria, como de educación inicial. Mientras más temprano, niñas, niños y adolescentes tengan contacto con estos conceptos, muchos problemas nos vamos a evitar.
Y estoy asegurando esto último, por el lamentable caso que ocurrió en septiembre pasado en una escuela primaria de Tulancingo.
Ahí, dos niños de 9 años de edad abusaron sexualmente de una de sus compañeras, uno sometió por la fuerza a la niña, mientras el otro la abusó. La alumna terminó en el hospital.
Lo terrorífico del caso, es que los niños, son reincidentes. Es decir que ya lo habían hecho en otra escuela, pero que en esta ocasión el ataque fue mucho más violento.
Y es que, las autoridades escolares, lo único que hicieron la primera ocasión fue cambiar a los agresores de escuela, exactamente como lo hace la iglesia católica con los curas pederastas, no los castigan, sólo los cambian de iglesia.
Ya sé qué por su edad, los niños son inimputables, las leyes los protegen, pero les pregunto queridas lectoras y lectores, ¿qué podemos hacer, con dos consumados agresores sexuales de tan sólo 9 años?
Sería muy simplista culpar solo al entorno familiar de los infantes, por supuesto, esto va más allá, por muchas razones.
México, tiene el vergonzoso, primer lugar mundial en abuso sexual infantil, también el primer lugar en el mundo en producción de pornografía infantil. Claro que no está desconectado un hecho de otro, están íntimamente ligados.
Y habla por supuesto de la enorme cantidad de agresores sexuales adultos que hay en México violentando los derechos de mujeres, niñas, niños y adolescentes. Añádale usted a esto, los datos que revelan que en nuestra nación, la edad promedio en que los niños tienen acceso a ver pornografía son los 7 años.
Amigas, amigos, ¿qué hacemos con estos niños?, ¿creen ustedes que es posible salvarlos de un presente y un futuro criminal? ¿Creen ustedes que se les puede reeducar?
Por supuesto no se les puede negar el acceso a la educación formal ya que es su derecho, pero ¿con qué confianza los integramos a una comunidad estudiantil sabiendo que las niñas corren enorme peligro con ellos cerca?
Yo, la verdad no sé si en Hidalgo hay alguna, algún terapeuta especializado en tratar niños que han cometido este tipo de delitos, pero de que hay que hacer algo al respecto, no cabe duda.
Les platico que acabo de terminar el diplomado “Experta en Coaching Sexual”. En uno de los módulos me preguntaban sobre sí considero que en mí país se vive una sexualidad sana, la contundente respuesta fue ¡no!
Lo ya descrito en la columna sobre lo que ocurre en México más los aberrantes hechos en Tulancingo, por desgracia, me dan la razón.