MARTHA CANSECO GONZÁLEZ
SemMéxico, Pachuca, Hidalgo. Conocí a Mónica Fumero, mejor conocida como Kika Fumero, gracias a mi querida maestra de la primera Escuela Virtual de Empoderamiento Feminista, María Martín Barranco, Kika me dio un seminario para resinificar la menstruación, esa que nos han enseñado a odiar. Fue tan bueno el seminario que terminé diciendo ¡Quiero volver a menstruar! haría maravillas con mi flujo menstrual.
Kika acaba de terminar su encomienda al frente del Instituto Canario de Igualdad en España y se hizo notar durante los cuatro años y un mes por el empuje que la caracteriza. Llegó a ese puesto en plena pandemia. La imaginación y la creatividad que logró desplegar junto con su equipo fueron reconocidas por las autoridades.
Una acción positiva que creó e ideó Kika para auxiliar a las mujeres víctimas de violencia que se vieron de pronto encerradas con su maltratador debido a la contingencia sanitaria y que se pensó a nivel local, terminó superando las fronteras.
La mascarilla 19 que las mujeres solicitaron en las farmacias de las Islas Canarias, tierra natal de Kika, fue la voz de alerta de que estaban siendo violentadas por su agresor machista, sin que éste se diera cuenta, las y los farmacéuticos tenían por obligación avisar a las autoridades.
Aparte de España, el protocolo “mascarilla 19” se implementó también en algunos países latinoamericanos como Argentina, Colombia, Chile, Panamá y México.
También organizó varias Jornadas internacionales, por ejemplo, contra la gordofobia, por un periodismo no sexista y en contra de la comunicación patriarcal, de cómo evitar revictimizar a las mujeres cuando en los medios se cubre la información sobre la violencia de género, otra para prevenir la trata, fueron jornadas realmente muy interesantes con ponentes de primera.
Platicando sobre la oportunidad de ejercer un cargo público, le hablaba yo de lo que representa la posibilidad de hacer del poder un instrumento para servir, algo que por desgracia muy poco se ve, no sólo en México sino en la mayoría de los países del mundo.
Hago aquí un paréntesis, miren en México, tenemos por los menos 50 años diciendo que no puede llegar alguien peor a la presidencia, pero resulta que sí, que cada vez que llega uno nuevo, supera en corrupción, mentira, robo y desdén hacia las y los mexicanos, al anterior.
Porque como decía la semana pasada, el problema no son los partidos, ni las personas que llegan a la presidencia de México, el problema radica en la forma de ejercer el poder y todos lo han hecho de manera vertical, violenta, inequitativa, abusiva, machista y misógina.
Y resulta que desde hace 5 décadas todas las personas que han llegado no solo a la presidencia, además a otros puestos de decisión, gobernadores, secretarios, directores etcétera, han ejercido el poder de esta manera, ahí está la famosa frase de Carlos Salinas de Gortari, cuando eufórico llamó a su familia luego de que se supiera que él era el tapado, ¡Ya la hicimos!
Cada uno que llega a las altas esferas del poder púbico, seguro repite la misma frase, ¡ya la hicimos! Porque se sirven del poder para enriquecerse ellos, sus siguientes 10 o 20 generaciones y toda su atmósfera de cariño. Pero resulta que terminan robándole a todo el pueblo de México. Unos lo hacen de manera más abierta y cínica, otros contratan expertos en maquillar cifras, esconder miles de millones de pesos, crear empresas fantasmas o recibir en efectivo.
Pero para poder hacer eso, sobre todo necesitan mentir, traicionar y anteponer sus intereses muy personales. Eso sí, se llenan la boca hablando de lo bien que le hacen al pueblo, ¡Y el pueblo de manera muy inocente, les sigue creyendo!
¿Cuándo llegarán a la presidencia de México, al resto de cargos públicos y de representación popular las personas que hagan del poder un instrumento para servir? ¿Qué ejerzan el poder de manera horizontal? Yo espero que no tarden mucho, porque a este país se lo está llevando la chingada y junto con él a la gran mayoría de las y los mexicanos.
Regresando a la conversación con Kika Fumero, ella y yo tuvimos la oportunidad de ser servidoras públicas, le decía ¿a poco no se siente muy bien instrumentalizar el poder para servir?, de ejercer el poder de la manera más opuesta a lo que el sistema patriarcal impone.
Contestó: ¡Claro que se siente bien! El servicio público es agotador, pero sumamente reconfortante. ¡Ha sido un lujo tender puentes de aquí para allá y viceversa!
¡Éxito querida Kika y buena vida!