MARTHA CANSECO GONZÁLEZ (SemMéxico, Pachuca, Hidalgo). Como ya afirmé en otra columna, para que un gobierno realmente sea de cambio, de transformación, revolucionario o diferente, tiene que acabar con el sistema hegemónico patriarcal, sí no es así, todo se reduce a un “quítate tú, para que me ponga yo”.
Porque no hay cambio, transformación o diferencia, sí se sigue haciendo política, sí se sigue gobernando y administrando desde la supremacía, abuso e imposición masculina.
De nada sirve un gobierno que continúe cuidando las formas de la inquebrantable solidaridad masculina en detrimento de las grandes mayorías conformadas por las mujeres, las y los adolescentes, las y los niños, las personas de la tercera edad, las y los indígenas, las personas pobres, las de la diversidad sexual o discapacitadas.
Se gobierna entonces para unos cuántos y ¡eso pasa en el estado de Hidalgo!
Aquí donde Morena prometió cambio, diferencia, revolución, las cosas siguen muy parecidas a las dinámicas priístas que padecimos decenas de años.
Cuando para acceder al poder, se hacen alianzas y se acepta el dinero de impresentables, se crean verdaderos monstruos que pasarán factura y exigirán pago por sus servicios.
Claro que el PRI Hidalgo, en más de 80 años alimentó a sus propios monstruos, digo, tuvimos un secretario de gobierno pederasta, grupos de choque a modo, alianzas con el crimen organizado, verdaderos truhanes que robaron a diestra y siniestra, entre muchas otras cosas.
Lo que llama la atención es qué, con tan poco tiempo en el poder, este nuevo gobierno, “de izquierda”, (me río y carcajeo) y “de derechos humanos” (aún más me río y carcajeo), ya tenga encima a sus monstruos exigiendo que se les pague la factura.
El jueves pasado, estuve en la sesión del Congreso de Hidalgo, ahí supe el verdadero alcance del caso de los operadores de Morena en el Valle del Mezquital acusados de violación contra dos niñas, que son sus familiares. Me enteré que tienen daños, físicos y psicológicos que tendrán que soportar toda su vida.
Supe detalles que hablan de un vergonzoso y omiso manejo del caso, por parte de algunas instituciones y asociaciones cuyo trabajo es apoyar a las mujeres, las adolescentes y niñas.
Cuando se pide “total discreción” para casos como éste, no nos hagamos tontas ni tontos, se está pidiendo cierta protección y solapamiento.
Es, además, literal “hincar” a funcionarias y funcionarios de las áreas encargadas de proteger, apoyar a las mujeres, a las infancias y a las que deben brindar procuración y administración de justicia.
Por cierto, entre ellas personas muy queridas y apreciadas que conozco, lamento mucho que les hayan puesto en esta situación, pero les digo, sí realmente les molesta, renuncien, la quincena no vale nada cuando no puedes caminar con la frente en alto por las calles.
Y con esto, que a todas luces es corrupción, el gobierno hinca a todo el gabinete, porque ahora les tocó a ellas y ellos, mañana puede ser cualquiera.
Saber de la tortuosa ruta que han tenido que transitar las niñas y su madre para acceder a la “no justicia”, nos ponen un panorama nada halagador en Hidalgo sí llegamos a ser víctimas de cualquier delito.
Por supuesto las niñas y su madre han dicho y dicen la verdad respecto a la violencia sufrida, de manos de quiénes la padecieron, y del nulo o deficiente apoyo institucional para acompañar el caso.
Las pruebas periciales que se hicieron tanto en Hidalgo como en la fiscalía general de la República, confirman lo relatado por ellas.
Hay un video donde el mismo Arturo Trejo acepta que penetró analmente a una de las niñas, pero que sólo fue la puntita. Y, sin embargo, este par de criminales, Trejo y su esposa, encontraron cobijo y apoyo, tanto, que pudieron huir rumbo a Playa del Carmen, por cierto, paraíso de pederastas, no es casualidad.
De hecho, durante la campaña a la gubernatura, cuando las redes sociales se convirtieron en el escenario de la real contienda, la vox populi, aseguró qué, si Morena ganaba, éste sería el sexenio de los pederastas y los violadores.
No le tomé atención entonces, porque en el océano de mierda que se convirtieron las redes, situación que ojalá no se repita en próximas elecciones, porque va en detrimento de la democracia, pensé que era un insulto más contra Julio Menchaca y su partido.
¡Pero miren lo que son las cosas, este sexenio se convirtió ya, en el de la “honorable” familia Trejo, porque para que los agarren nuevamente, pasarán muchos años!
Respecto a la vergonzante postura de la jueza Jannette Montiel, sólo recordar un muy conocido dicho patriarcal, “A mis enemigos, la aplicación de la ley, a mis amigos la interpretación de la ley”.
Cuando el caso se dejó a la interpretación de la juez Montiel, simple y llanamente se aplicó “justicia patriarcal”, esa que tuerce todo para proteger criminales.
Por cierto, la decisión de la juez Montiel, me recuerda mucho al caso de la activista Marisela Escobedo en Chihuahua, donde a pesar de que el asesino confesó que mató a su hija, tres jueces lo dejaron en libertad, y lo peor, pusieron en total indefensión a Marisela, quién finalmente fue asesinada frente al Palacio de Gobierno.
Así que, por favor, no sean penitentes, ¿o quieren su versión hidalguense de Marisela Escobedo?, con sus omisiones, torceduras de ley, solapamientos y corrupción han dejado en total vulnerabilidad a esa madre y a sus hijas, sí algo les pasa, ustedes serán responsables y la sociedad hidalguense habrá de reclamárselos.
Por otra parte, ¿cuántas y cuántos periodistas de Hidalgo supieron del caso y se quedaron calladitos? Cuando se recibe dinero del gobierno o de cualquier poder supra oficial, es como ponerse un esparadrapo así mismas, a sí mismos.
Es necesario y urgente cambiar la relación prensa estado. Pero no me refiero a la nueva y estúpida ley de comunicación social que impulsa el gobierno, esta sólo representa una forma más de corromper a la prensa, con la amenaza de no comprar publicidad a cambio de silencio cómplice.
¡Es que la relación ha de ser tan sencilla! Sí, el gobierno tiene aciertos, publicarlo, decirlo libremente, pero si comete errores, como el del caso que nos ocupa, que también se tenga la libertad de decirlo y criticarlo abiertamente.
Eso de que ¡No pago pa que me peguen! Es hincar a la prensa también.
Insistir en que sólo se alabe todo lo que hace el gobernador y su gabinete, es mentirle al pueblo, ya soportamos muchas “landias”, ojalá que no tengamos que aguantar una Menchacalandia.
En la pasada sesión del Congreso de Hidalgo, las únicas que levantaron la voz en favor de la madre y de las niñas, fueron sólo algunas diputadas, por ahí un diputado de Morena se pronunció con su muy peculiar lenguaje cantinflesco, el resto de la bancada de Morena guardó total silencio, silencio cómplice.
Reconozco y aprecio aquí el valor de estas mujeres, diputadas como ellas nos urgen, porque deben de haber voces más sensatas, no sólo en el Congreso, sino en el poder ejecutivo y judicial también.
Tratando de ser muy optimista y quizás hasta ingenua, le digo a Julio Menchaca que su administración, a pesar del caso Trejo, podría tener alguna oportunidad de ser realmente distinta a las que le han antecedido.
Julio, renuncia al pacto patriarcal, ese que te obliga a pagar favores, cierra el paso a otros miembros de la familia Trejo, quienes con el actuar de tú gobierno, resultaron empoderados, ¿a poco los quieres de diputadas y diputados?
Sí no lo haces, otros monstruos te vendrán a cobrar factura no sólo a ti, también, a tú gabinete y a Morena, sí lo dejas pasar, tú gobierno resultará sólo ser nuevamente ¡el mismo patriarcado revolcado!