MARTHA CANSECO GONZÁLEZ (SemMéxico, Pachuca, Hidalgo). Hace ya muchos años me dediqué a hacer análisis de información internacional para la televisora pública IMEVISIÓN, hoy TV Azteca. Fuimos un grupo de jóvenes muy entusiastas que competíamos sanamente entre nosotras y nosotros para ver quién hacía los mejores análisis y escribía las mejores notas. Nos llamaban los “intelectuales” de la redacción.
La sección internacional de canal 13 fue referente obligado para quien quisiera estar verdaderamente informado de los acontecimientos mundiales y sus repercusiones allá por los años ochenta.
Por supuesto las dictaduras en América Latina siempre estaban en nuestra órbita de análisis con la esperanza de que algún día tuviéramos la alegría de dar la nota del final de sus días, si no de todas por lo menos de las más sanguinarias, por supuesto la de Chile con Augusto Pinochet a la cabeza era una de las que más ansiábamos su caída.
No me tocó verlo siendo analista internacional, eso no quiere decir que no lo festejé en privado. Por eso, lo que está por ocurrir en esa nación sudamericana me provoca mucha emoción. A partir del próximo 11 de marzo asumirá la presidencia del país Gabriel Boric que a sus 36 años será la persona más joven en asumir ese compromiso.
Y es que la ciudadanía chilena dio un tremendo golpe de timón en las votaciones que venían favoreciendo hace ya años a los gobiernos de derecha encabezados principalmente por empresarios que se dedicaron precisamente a eso, a hacer negocios con los bienes de las y los chilenos.
A estas votaciones le precedió la decisión de la ciudadanía que venía exigiendo la derogación de la carta magna que se hizo a modo la dictadura pinochetista y que daba muy poco margen para una verdadera democracia.
Así, el nuevo gobierno chileno llega con las mejores intenciones de hacer verdaderos cambios que favorezcan sobre todo a las mayorías, de hecho, su desventaja es que no cuenta con los suficientes votos en el congreso, que le permitan la expedita aplicación de las reformas planteadas en su campaña política. Sin duda dependerá de la expertis de aquella, aquel o aquellos a quienes se les designe para el delicado trabajo lobbysta.
Sin lugar a dudas lo que más llama mi atención del nuevo gabinete presidencial que fue presentado el pasado 21 de enero, es que la mayoría de ellas y ellos hace apenas 11 años eran dirigentes estudiantiles que hacían marchas por las calles y ahora son cabeza de gobierno, tienen la enorme oportunidad de llevar a la práctica sus sueños juveniles de cambio.
Será muy interesante seguirles el paso.
Es un gabinete totalmente diverso, de los 18 ministerios, 14 serán encabezados por mujeres y 10 por hombres, hay representantes de la comunidad LGBTTI, con respecto a sus profesiones, sobresale que la mayoría tiene formación en ciencias sociales, pero no descuidan aquellos ministerios que requieren perfiles muy técnicos y especializados como el de Economía y Hacienda.
La ministra de menor edad es Antonia Orellana de 32 años que estará a cargo de la cartera de la Mujer y la Equidad de Género, el ministro de mayor edad es Carlos Eduardo Montes de 75 años al frente de Vivienda y Urbanismo.
Sobresalen en el gabinete Maya Fernández Allende, nieta de Salvador Allende, el primer presidente socialista que tuvo Chile, estará a cargo del Ministerio de Defensa, recordar que la primera mujer que encabezó esa cartera hace ya varios años, fue Michel Bachelet, quien luego ocuparía la presidencia en dos ocasiones.
Camila Vallejo reconocida dirigente estudiantil en el 2011 que llegó a ser una de las diputadas más jóvenes en el congreso chileno, se hará cargo de la Secretaría General de Gobierno. Por su parte, la médica independiente de 35 años, Izkia Siches, encabeza la cartera más importante, Interior y Seguridad.
¿Y saben qué es lo que más me anima? que esta nueva administración chilena se ha declarado abiertamente feminista.
Con que la pinche ultraderecha les deje gobernar y permitan a las y los chilenos apreciar las diferencias entre unos y otros para así poder tomar el mejor camino hacia el futuro.
¡Les deseo el mejor de los éxitos!