BELLAS Y AIROSAS/ Ocho mujeres en la rotonda de personas ilustres

ELVIRA HERNÁNDEZ CARBALLIDO (SemMéxico, Pachuca, Hidalgo). ¿Qué se hace a la hora de morir? ¿Se vuelve la cara a la pared? ¿Se agarra por los hombros al que está cerca y oye? ¿Se echa uno a correr, como el que tiene las ropas incendiadas, para alcanzar el fin? ¿Cuál es el rito de esta ceremonia? ¿Quién vela la agonía?

Estas preguntas, en torno a la muerte, las hizo la poeta Rosario Castellanos, una de las pocas mujeres que han sido alojadas en la “Rotonda de Personas ilustres”, tema que después de pasar la semana de día de muertos provoca abordarlo.

En 2003, fue Vicente Fox quien decidió cambiar el nombre a la Rotonda de Hombres Ilustres “Que es conveniente dar a la Rotonda una denominación que refleje una adecuada perspectiva de género, para no soslayar la valiosa contribución de la mujer mexicana a la vida nacional.”

Y es así como 131 años después, la Rotonda pasa de hombres ilustres a personas ilustres. Sin embargo, la equidad de género no se logra con el cambio de nombre ya que, de 116 sepulcros, solamente 8 hacen honor a las mujeres. Cinco de ellas integradas hasta después de tal decreto. Los hombres que yacen ahí son en su mayoría políticos y militares, también hay un número representativo de escritores. Se suman en menor representación de otras áreas, profesiones, oficios y artes. Entre ellos están el mismo Lerdo de Tejada, Diego Rivera, Amado Nervo, Agustín Lara y Mariano Azuela. Algunas de sus tumbas son sencillas pero la mayoría son verdaderos monumentos levantados en su honor, muchas veces por sus esposas, hijas y nietas.

Este amplio círculo de casi 50 metros de diámetro, rodeado de sauces y eucaliptos, con paisajes de mármol y esculturas, tiene al centro una lámpara votiva. Se dice que, haciendo alusión a una estrofa del himno nacional, al centro hay una flama eterna que ilumina por siempre a quienes yacen ahí. Durante muchos años estuvo descuidada y abandonada, por lo que, en el gobierno de Enrique de la Peña, permaneció cerrada siete meses y se reabrió en junio de 2017.

Al advertir ocho tumbas de mujeres entre más de cien tumbas de hombres se delata que, pese al esfuerzo de las autoridades que han abierto y cambiado el nombre de la “Rotonda de Personas Ilustres” para reconocer las aportaciones de mujeres mexicanas a la cultura, no hay equidad de género. Las ocho mujeres son:

Ángela Peralta (1845). Su nombre completo fue María de los Ángeles Manuela Tranquilina Cirila Efrena Peralta Castera. Se le bautizó como el “Ruiseñor mexicano”. Su último concierto fue marcado por la tragedia, tenía 38 años y se presentó en Mazatlán. Hubo una epidemia de fiebre amarilla. Murió el 30 de agosto de 1883. Fue hasta 1937 cuando sus restos fueron llevados a la Rotonda, gracias a las gestiones del periodista Rafael Martínez.

“Eran las diez y cuarto de la mañana, en la habitación número 10 del Hotel Iturbide, uno de los artistas de apellido Lemus, sostenía a doña Ángela por la espalda y en el momento en que el juez hizo la pregunta sacramental: -¿Acepta a este hombre por esposo? Lemus movió la cabeza de la enferma en señal afirmativa. La cantante prácticamente estaba ya muerta y tengo la seguridad absoluta de que no se enteró de la importancia del acto… Se vistió el cadáver con ropa de alguno de los personajes que en vida había interpretado la diva mexicana, y, según se dijo entonces, también se le colocaron sus mejores joyas. El cadáver fue trasladado a la necrópolis mazatleca, en trayecto rápido, esquivándose las principales calles del puerto, en carroza ordinaria, sin ofrendas florales, formando el cortejo, don Julián Montiel, don Bartolomé Carvajal y Serrano, propietario del Hotel Iturbide donde se alojó y cerró el pico “El Ruiseñor Mexicano”, don Guadalupe Cota, celador de la Oficina de Rentas del Estado, dos artistas de la Compañía, cuyos nombres se ignoran, y algunas otras que se atrevieron a sumarse a la modesta comitiva. Bajó a tierra el cadáver de Ángela Peralta a las cinco y media de la tarde, en medio de un silencio impresionante, atmósfera pesada, calurosa, que impedía respirar; el cielo alto, encendido, sin nubes, las olas deshaciéndose en montañas de espuma al llegar al Malecón desierto”.

Virginia Fábregas (1872). Actriz. Es la pionera de una dinastía teatral. Hasta el día de su muerte recibió grandes homenajes. En las esquelas que parecieron en los diarios su familia manifestó su gran dolor y amor -hijos y nietos-la acompañaron hasta el último momento. El país completo, desde el pueblo hasta el presidente, le rindieron culto, este último decidió que ella entrara a la Rotonda:

El 17 de noviembre de 1950, falleció la gran diva del arte dramático, Virginia Fábregas; el Palacio de Bellas Artes le abrió sus puertas por última vez para despedirla como a las grandes con una gran ovación. El periódico Excélsior señaló: “El Palacio de Bellas Artes fue el teatro donde doña Virginia Fábregas cosechó ayer; en las horas del mediodía, el más grande triunfo de su carrera artística”.

Rosario Castellanos (Ciudad de México, 1925). Poeta, filósofa, feminista y periodista. Tuvo un hijo, Gabriel, que era un niño cuando ella falleció, el 7 de agosto de 1974 en Tel Aviv. Era embajadora por invitación del presidente Luis Echevarría, quien decidió que ella -a los dos días de su muerte- fuera sepultada en la Rotonda:

Así nos quedamos nosotros a la otra orilla, incrédulos. Así lo dijo también Emilio Carballido, de quien Rosario estuvo un poquito enamorada, el que nunca acabó de asimilar lo sucedido y permaneció de pie bajo la lluvia hasta que cayera la última paletada de tierra mientras una muchacha Alcira, ensopada, el pelo como cortina de agua sobre los hombros, repartía volantes con poemas de Rosario Castellanos y una noticia biográfica que nos fue tendiendo con la mano a cada uno, como sudario, como pañuelo de adiós.

María Izquierdo (Jalisco, 1902). Pintora. Se casó a los catorce años y tuvo tres hijos, luego se separó. Estudió en la Academia de San Carlos. Diego Rivera le negó la oportunidad de ser muralista. Tamayo la amó y jamás la olvidó. En 1948 María tuvo un ataque de hemiplejía que le paralizó medio cuerpo. Murió el 3 de diciembre de 1955. El decreto de Fox hizo posible que ingresara a la Rotonda, pero hasta el 2012.

El cadáver de María aún estaba en la cama. La habían cubierto con palomas blancas de papel y nares de papel de china. Los resortes de los muebles botados, salían de la tela; estaban como testigos. Subí al primer piso donde María estaba en la cama. Bajé y en la planta baja se inició una verdadera lucha: los tres hijos discutían la propiedad de los cuadros y de los libros… Unos momentos más tarde bajaron el cadáver de María. Lo primero que vi fueron los pies en primer plano. Ella descendía como un ángel tieso. Como un ángel caído pero duro. Un ángel rodeado de nares artificiales. Todo era artificial, hasta el homenaje que le hicieron sus amigos/as; porque llegaron más que nada a curiosear…

Dolores del Río (Durango, 1906). Su verdadero nombre fue Dolores Asúnsulo López Negrete. La llamaron la belleza intelectual de la época del cine de oro mexicano. Triunfó en Hollywood. Se casó tres veces y no tuvo hijos.  Su salud empezó a mermarse en 1978, le diagnosticaron osteomielitis que se complicó y por una inyección que ya estaba expirada, le dio hepatitis que luego devino en cirrosis. Preparó su testamento y hasta su funeral. Murió el 3 de abril de 1983 en Los Ángeles, California, en brazos de su esposo.

María Lavalle (Campeche, 1908). Pionera en muchos escenarios de la vida política, social e intelectual del país. Premios, calles y escuelas llevan su nombre en muchas partes del país. Murió a consecuencia de un accidente vascular cerebral, el 23 de abril de 1996. Autoridades y funcionarios/as le rindieron homenaje en una ceremonia de cuerpo presente. El 28 de noviembre de 2006 sus restos fueron llevados a la Rotonda.

Tu mente y tu diario quehacer estaban con otro enfoque y tuviste que sacrificar muchas cosas, precisamente por la defensa de la mujer. María, la primera en muchas cosas. La que dijo un día, en el Senado de la República, cuando ella y otra compañera fueron elegidas como senadoras: “Sí, nos dan la silla, pero no nos dan el lugar”. Primera abogada campechana. Primera Senadora. Primera presidenta del Senado. Te nos fuiste un 23 de abril de 1996, cuando tenía 88 años. Te nos fuiste. Pero con nosotros/as se quedaron tus sueños y tus ideales y sobre todo la gran seguridad de que el empeño diario todo lo logra hacer. María Lavalle Urbina, tú fuiste la mujer que se atrevió a ser.

Emma Godoy (Guanajuato, 1918). “La ancianidad debe ser maestra, consejera y guía”, fue el lema con el que surgió la DIVE (Dignificadora de la Vejez A. C), que ella fundó y que representó un antecedente muy significativo para la creación del Instituto Nacional de Personas Mayores. También es recordada como escritora. En una de los tantos homenajes que le hicieron, se le describió como multifacética, antifeminista, solterona feliz y fumadora empedernida. Fue precisamente este vicio el que provocó que ella falleciera. Murió el 30 de julio de 1989 y en 2005 se analizó su ingreso a la Rotonda.

El día de su fallecimiento, Lidia, quien le llamaba todos los días, tomó el teléfono y trató de comunicarse con ella. No lo logró al primer intento hasta que Ema le contestó para decirle que el arzobispo le estaba dando los santos óleos y colgó. Media hora después, volvió a llamar Lidia y le contestó una trabajadora doméstica, quien le dijo que la “señora Ema” había fallecido. “Así era Emma”, dijo Lidia Camarena, quien cuando el presidente Vicente Fox le ofreció una chamba en su gobierno, Lidia le rechazó la oferta por ser completamente priista, pero le pidió que los restos de Emma fueran trasladados a la Rotonda…

Amalia González Caballero de Ledón (Tamaulipas, 1898). Escritora, feminista, funcionaria, promotora cultural, candidata a gobernadora de su estado y defensora de los derechos humanos. Primera embajadora (1953) y primera mujer que formó parte de un gabinete presidencial.  Luchó para que a las mujeres mexicanas se les concediera el derecho a votar. Murió el 3 de junio de 1986. Veinte años después la trasladaron a la de Personas Ilustres. La petición fue hecha por su hija Beatriz y por un grupo representativo de mujeres mexicanas, entre ellas Carmen Toscano y Guadalupe Marín.

Ellas son las ocho mujeres que yacen en la Rotonda de Personas Ilustres.

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