SALVADOR MARTÍNEZ GARCÍA. La barbarie vista el pasado sábado en el Estadio Corregidora de Querétaro muestra con crudeza las mafias en que se han convertido las barras de los equipos del futbol mexicano.
Aún más allá, se exhibe también la turbiedad en que se desarrolla la Federación Mexicana de Futbol y la Liga BBVAMX. Su mismo nombre, el de un banco español muestra que para el futbol solo existe una palabra: negocio.
No son pocos los escándalos de violencia y corrupción que se han dado en torno al futbol y sus equipos sin que exista autoridad alguna que les ponga un freno y un estricto control fiscal, deportivo y civil.
Al gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri González, lo único que se lo ocurrió hacer tas la violencia masiva fue esconderse y hasta el momento no ha tenido argumento sólido ante esta tragedia, como tampoco lo ha tenido el presidente de la Liga MX, Mikel Arriola, hasta hace poco político activo, hasta aspirante al gobierno de la Ciudad de México.
Si quisieran podría ser fácil la eliminación del clima violento en los estadios con solo eliminar las barras, esos grupos porriles patrocinados y organizados por los propios directivos de los equipos futboleros.
Ya se había planteado el registro estricto de los integrantes de las barras, para tenerlos plenamente identificado e identificables, pero ahora resulta que nadie sabe quiénes fueron los agresores, cuando se tienen fotografías y videos a granel para identificarlos.
Tampoco extrañaría que el crimen organizado esté ya en las entrañas del futbol, llámese Cartel Jalisco Nueva Generación, grupos huachicoleros, o cualquier otra banda criminal, pero no solo en las barras sino en la cúpula organizacional.
Si no se toman medidas estrictas y urgentes, el futbol mexicano, o mejor dicho su directiva, seguirá siendo la porquería que es.
SUSURROS
Una de las mentes más preclaras del mundo contemporáneo es Noam Chomsky, por lo que escuchar su voz resulta siempre positivo y en torno a la guerra de Ucrania, sin dar la razón a Rusia, dejó en claro que no habría la crisis actual “si no hubiese habido una expansión de la alianza (OTAN) después del final de la guerra fría o si la expansión hubiera ocurrido en armonía con la creación de una estructura de seguridad en Europa que incluyera a Rusia”.
Queda claro que las crisis no nacen solas y no se puede promover la paz con una serie de acciones hostiles como sucedió con la OTAN, promovida por Estados Unidos e Inglaterra principalmente.
Ahora lo importante es que la conflagración bélica no escale a otras naciones ni mucho menos a niveles mundiales. El propio Chomsky advierte que entonces no habría vencedores.
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