>> ¿Qué hijo permite insultos a su padre?
>> Cuauhtémoc se vuelve a rajar
MARTHA ELBA TORRES MARTÍNEZ (Michoacán). Fue un golpe muy bajo, con toda premeditación, alevosía y ventaja.
Sabía perfectamente que no llegaría el 30 de enero al World Trade Center, porque días antes, Cuauhtémoc hizo saber que no estaría en la presentación del documento “Punto de partida” y que no participaría en lo consecutivo. Sabía que podía golpearlo como quisiera y que ni las manos metería. Como lo hizo en el PRD, hasta que lo corrió porque obviamente no cabían los dos.
¿Era necesaria esa embestida de López Obrador contra Cárdenas en la “mañanera”? Sí. En tiempos de definiciones, tenía que ponerlo nuevamente en su lugar: ser meramente la figura histórica de la lucha de la izquierda en México. Ahí quédate y no te metas. Ya “está por encima del bien y el mal”, como dijera Ricardo Monreal.
Si nos atenemos a lo que escribió Salvador García Soto en su columna de ayer en El Universal -y no hay porqué dudarlo-, el más reciente libro de Cuauhtémoc “Por una democracia progresista” y su más recia crítica a la 4T es el cimiento de “Punto de partida”, ese compendio de ideas que es urgente reflexionar para que a este país no se lo cargue el payaso “eso”.
Entonces, Cárdenas Solórzano no se convirtió de la noche a la mañana en un “adversario político” de su viejo amigo López Obrador a partir del encuentro Colectivo México, ya conocido como plataforma “Mexicolectivo”. A botepronto recuerdo esa expresión del ingeniero: “cuando me preguntan qué es la 4T, no se qué responder”.
Nada más para refrescar memoria.
El lunes 29 de agosto pasado, Cárdenas llegó al Senado como invitado a la plenaria del Grupo Plural. ¿Qué dijo? Lo que ha venido diciendo desde 2021 sobre el proyecto “transformador” de AMLO:
Andrés Manuel López Obrador no es de izquierda, pues no observa que haya una verdadera defensa de la soberanía nacional ni una estrategia efectiva de combate a la desigualdad. Que México no cuenta con un proyecto de nación a largo plazo y que en el gobierno de AMLO se han privilegiado la improvisación y las ocurrencias.
Hablaba desde entonces, de su preocupación porque frente a ello, tampoco veía a ningún partido político con propuesta para resolver los problemas del país, y aunque es desde la sociedad donde eso pudiera surgir, no observaba de dónde pudiera salir una “chispa” que la movilice o agrupe a los sectores importantes del país.
“No veo de dónde vayan a salir las fuerzas transformadoras. Lo que me preocupa y es una más de mis preocupaciones, es que no veo en los partidos políticos ninguna propuesta seria para buscar solución al país. Seguramente están por ahí (las propuestas) guardadas en las declaraciones de principios”.
Esas propuestas –insistió—“no están a la vista y no veo ninguna acción concreta, ningún discurso concreto para la atención a estos que son problemas graves, pero hay que seguir insistiendo”. Y sobre el INE: “Me preocuparía que al Instituto (Nacional) Electoral no se le dieran los recursos que la Constitución establece; la Constitución es muy clara y me parece que no debían recortarse los recursos, me parece que garantizar la autonomía de la autoridad electoral es fundamental, no tengo ninguna duda”.
Entonces, Cuauhtémoc, como AMLO, miente y traiciona.
Por más de un año alentó la agrupación de “los sectores más importantes del país” para que tomarán “acciones concretas” -la plataforma “Mexicolectivo” y construyeran un nuevo “discurso” con todas sus ideas, experiencias y aportes –“Punto de partida”- que prendiera la “chispa” para la reflexión de los millones y millones de electores apáticos e indecisos y que simplemente han dejado que la corriente nos arrastre hacia el militarismo y la dictadura donde estamos hoy.
No sé si, como escribió García Soto, Lazarito Cárdenas Batel fue el que pidió a su padre que se rajara de “Mexicolectivo”, pero eso se me hace verdaderamente una abominación filial. ¿Qué hijo o hija permitiría la mínima ofensa hacia un padre, así sea por parte del Presidente de la República? Amigas, amigos lectores, yo rotundamente no. Si Cuauhtémoc se rajó por su hijo, malísimo; que el hijo calle ante los agravios a su padre, me cae que no es tener progenitora ni abuela. Que en paz descansen.
Pero no sería la primera vez que se raja Cuauhtémoc. En tiempos de definiciones, reconoció el triunfo espurio de Carlos Salinas de Gortari en la elección presidencial de 1988. Realmente no se cómo, Lazarito, puede sentarse en la misma mesa y tomar café con Manuel Bartlett, y trabajar para un gobierno con 39 por ciento de capacidad para dar resultados (encuesta de El Financiero).
Como sea, Cuauhtémoc Cárdenas vuelve a demostrar que es más cobarde que otro oligarca más del bloque conservador. Solo que no olvide que “esta ancheta está muy angosta y no hay para dónde hacerse. Se está con el pueblo (el eufemismo de AMLO) o con la oligarquía, no hay más, no hay justo medio”…
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Y aun cuando fue jefe del gobierno de la Ciudad de México donde nació, en ningún estado se le sigue apreciando y considerando tanto al ingeniero, como en Michoacán. Porque ¡aquí nadie se raja! El lema de la lucha desde el Frente Democrático Nacional.
En Facebook siempre abundan las fotos con Cuauhtémoc en las visitas a su casa; añejas y recientes, de viejos y no tanto. Son las y los “cardenistas” y la descendencia que quedan porque trabajaron con él, luego con su hijo Lázaro y repitieron con Leonel Godoy y más adelante con Silvano Aureoles.
El último de enero y 1 del mes, que los insultos a Cárdenas Solórzano eran trendy, en Michoacán solo dos sacaron la cara por su apreciado maestro: Aureoles que tuiteó sobre el “michoacano ejemplar y pilar de la democracia en México” y el PRD a través de un comunicado.
El dirigente estatal, Octavio Ocampo, como dio la bienvenida a “Mexicolectivo” en el que participó el ingeniero Cárdenas, lamentó que López Obrador se refiriera a él como “su adversario político, y que no hay más opciones que estar con el “pueblo” o con la oligarquía.
“Es muy lamentable que el Presidente y los de su movimiento, definan la democracia de esta forma: o estás conmigo o estás contra mí. La democracia se construye y se fortalece con la pluralidad, tienen que prevalecer las diversas ideas y respetarse las diferentes formas de pensamiento, no imponerse la voluntad de un solo hombre”.
Y aun cuando desde noviembre de 2014, Cuauhtémoc dejó tirado a su suerte a ese partido, la dirigencia estatal lo sigue apreciando como el “precursor de la vida democrática de México, desde la fundación del PRD hace más de 33 años; sus aportaciones y su lucha para crear las instituciones que hoy rigen nuestro país, pero además, siempre impulsando la visión social del Cardenismo, siguiendo el ejemplo del general Lázaro Cárdenas del Río”.
Pues sí, pero ahora que nuevamente la vida democrática esta en peligro, Cuauhtémoc se vuelve a rajar. Por “consideraciones de carácter político”…
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Tras las intervenciones de las “corcholatas” en la plenaria de Morena, no se requiere de quebrarse la cabeza para entender que la mejor carta que tiene ese partido para la elección presidencial, es el “añadido” Ricardo Monreal, el único, a favor de la reconciliación, las leyes y la democracia. ¿Es tan complicado?
Adán Augusto López, pidiendo “descuartizar” al INE; Sheinbaum, reclamando que la han dejado sola ante lo que llama, guerra de calumnias; Marcelo y sus “logros” en el concierto internacional. Solo el senador zacatecano, repitiendo hasta secársele la boca: “¡basta ya de tanta confrontación!”.
Tan sencillo pero a la vez tan complicado, como las diferencias y problemas en el propio hogar. Neta. ¿En qué terminar? Pues así mismo estamos:
“Ni las dificultades ni las diferencias que tenemos como ciudadanos justifican que nos pongamos unos contra otros, que nos descalifiquemos o nos neguemos la oportunidad de dialogar y entendernos”.
“La solución no está en ponernos unos contra otros ni en descalificarnos. Si la división y distancia entre nosotros aumenta, nuestro potencial puede reducirse y nuestra espléndida diversidad, fracturarse bajo la idea de que pertenecemos a grupos opuestos: buenos y malos, correctos e incorrectos, los que están a favor y los que están en contra”.
“No somos grupos opuestos. Somos México. Podemos lograr el México que queremos. Podemos lograrlo si trabajamos en conjunto, en nuestra amplia diversidad, para luchar por avanzar”.
Yo sí sé de qué lado estoy. Como Monreal Ávila, del Derecho, que no la derecha…