ÁNGEL ÁLVARO PEÑA. Cada visita del Presidente de la República motiva una reflexión sobre el poder pero también sobre la realidad de Veracruz y el país. La entidad es la tercera en fuerza electoral y no cabe duda de que en su territorio se enfrentan
Doble acontecimiento fue que a la visita se añadiera la realización de una conferencia matutina del Presidente en el Puerto de Veracruz, lo cual desató encontrados comentarios. Que dividieron opiniones y desenmascararon personas.
El Jefe del Ejecutivo tiene la obligación de dar la palabra a periodistas de la entidad, pero en esta ocasión, mejor hubiera sido que no se le diera preferencia a los periodistas locales porque se desataron comentarios que perjudicaron a todos, incluyendo al gremio de comunicadores del estado.
La intervención de un reportero alquilado fue insultante para los verdaderos profesionales de la comunicación, dice trabajar en un portal local, y se desbordó en alabanzas al Presidente y al gobernador, lo que más de uno pensó que había sido enviado por gente del gobernador. No era lógico que en una conferencia de este tipo se aprovechara para hacer alabanzas gratuitas que nada tenían que ver ni con el motivo de la vista ni con el tema de la conferencia, pero el espontáneo saltó al ruedo sin importar más que el protagonismo y, sin temor al ridículo, echo a perder su faena.
Nadie duda que hay cosas buenas y malas del Presidente, par alagunas más buenas pero esto es una apreciación personal que no nos toca en este momento evaluar. También sabemos que el gobernador es una persona honesta y tal vez por eso algunos lo califican de ingenuo. Lo cierto es que el Presidente y el gobernador no tienen el equipo que merecen. Esos esos personajes oscuros que los rodean los que les han creado una serie de problemas graves a cada uno de ellos y hay muchas muestras como evidencia.
La intervención del reportero en la mañanera fue tan innecesaria que se vio su falta de sinceridad, falsa, vacía, como si alguien lo hubiera enviado a hablar de algo innecesario, pero con más entusiasmo que contenido el sujeto habló mucho y dijo poco, hizo quedar mal a todos los que quiso ensalzar.
La defensa a ultranza de dos gobiernos que en ese momento nadie mencionaba, contrastó con una agresión, tan innecesaria como las alabanzas, contra un medio de Veracruz, del que el propio Presidente se expresó de manera clara y amable; sin embargo, el reportero mostró que estaba ahí más por consigna que por convicción, por interés más que por profesionalismo.
Arremetió contra Notiver, que es el periódico más leído de Veracruz y estados aledaños, se trata de un medio para el pueblo, que habla el mismo idioma del Presidente, que contribuye de manera importante a la transformación del país.
Por un lado, este mercenario, habla bien de alguien innecesariamente y mal de un medio sin razón de ser. Sin duda es un síntoma de descomposición del equipo de Cuitláhuac, cuyos miembros ahora se verán desprotegidos ante el cambio de gobierno. Los poderes ocultos tras el trono que mancharon de sombras la administración estatal ahora se cobijan en reporteros que no saben disimular el origen de sus alabanzas ni de sus agresiones.
Antes se le reclamaba al Presidente de la República atacar a los medios, cuestionarlos, replicarles, ahora son los mismos medios los que atacan a otros medios en nombre de la desesperación que acusan los funcionarios estatales que quedan desnudos ante el próximo cambio de gobierno y que si no obtienen un cargo de elección popular que les binde impunidad tendrán que pagar por sus delitos.
La alusión a Notiver, uno de los medios más leídos en Veracruz, parece una consigna injustificada contra el medio más que una denuncia, porque los ataques son insustanciales, la demagogia que impulsa el protagonismo y el error de hacer de los comunicadores la noticia del día, abarató el nivel de los periodistas veracruzanos con esa intervención, que seguramente quedará como una anécdota sin importancia pero con muy malas intenciones.
Hay muchos parásitos en el gobierno de Cuitláhuac, algunos impuestos por otras fuerzas, otros por elección propia pero unan gran cantidad de ellos empiezan a tratar de manipular la realidad del estado y aparecer como blancas palomas luego de que el menos de sus delitos fue la ineficacia con cargo al prestigio de Cuitláhuac García.
La sospecha que creó ese reportero desconocido de un medio desconocido crea un clima de inquietud en el gobierno, los medios y la sociedad veracruzana porque pareciera surgido de la nada para justificar algo que todavía no sabemos qué es pero que no es nada bueno.
Hay intervenciones que mancha a todos tratando de alabar y quedar bien perjudica a todos y más aún a un gremio con una trayectoria de lucha, solidaridad, apego a la verdad que nadie creyó.
El Presidente de la República no tiene necesidad de atender alabanzas, con el 68 por ciento de la aprobación social, con logros cuantificables y evidente, lo que menos le interesa es tener bufones al servicio de intereses oscuros alaban para esconder intereses e intenciones sólo muestran resentimiento y desesperación, porque sabemos que no todo está perfecto en Veracruz, pero sabemos que la gente que rodea al gobernador, secretarios, subsecretarios, parientes, incluso la gente muy cercana, no se tienta en corazón en echar por tierra la honradez de su jefe para obtener privilegios y ganancias personales. No se ha dado cuenta que el enemigo lo tiene en casa,
PEGA Y CORRE. Los órganos administrativos que nunca hicieron su trabajo como es el caso del Sistema Nacional Anticorrupción, ahora son defendidos por la derecha como si hubieran puesto a alguien en la cárcel. Como siempre, la oposición se escucha en unas invisibles e inexistentes “organizaciones de la sociedad civil” para defender elefantes blancos…Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.