ÁNGEL ÁLVARO PEÑA
Las elecciones para la Presidencia de la República crearon un sistema de campaña adelantada que difícilmente la autoridad electoral puede sancionarlos por anticipar sus candidatos y propuestas. En el interior de cada coalición las diferencias no sólo se hacen evidentes sino que violentan las reglas que ellos mismos se impusieron.
Morena, Verde y PT, por un lado, y PAN, PRI y PRD por otro, llevaron a cabo acuerdos para dar a conocer el esquema definitivo para seleccionar candidato a la Presidencia de la República. Los interesados firmaron y ahora desconocen sus acuerdos y devalúan su palabra.
Xóchitl Gálvez surgió sin una encuesta de por medio, hacia la candidatura a la Presidencia de la República. De inmediato los líderes de los tres partidos de la alianza opositora se dieron a la tarea de hablar bien de ella, reafirmando el origen de la senadora como una niña indígena, pobre y sacrificada.
No hubo cuadro de la derecha que no se movilizara a favor de Xóchitl Gálvez, violando todos ellos su compromiso de esperar a que el esquema de selección funcionara de acuerdo a los planes. Ellos contrataron a un grupo de ex consejeros electorales y ex magistrados del tribunal electoral para darle solidez a un esquema de selección del candidato que de un día para otro nadie respetó.
Esta semana servirá para que los competidores de Xóchitl declinen y dejen el camino libre; sin embargo, el desgaste de la panista ha sido intenso y la pueden descalificar de un momento a otro desde el momento en que violó la Ley de Responsabilidades Administrativas, con delitos suficientes como para sacarla de la contienda y quitarle la senaduría.
Así, falta saber si estarán dispuestos a declinar en favor de Xóchitl, quienes la han criticado seriamente por las falsedades de su argumento rumbo a la candidatura. Entre ellos se encuentra su correligionario Santiago Creel que no se da por vencido hasta que no se realice en plenitud el proceso de selección que acordaron.
También debería declinar Beatriz Paredes, priista que criticó a Xóchitl en el momento de inscribirse como posible integrante del grupo en busca de ser abanderada por el frente opositor, junto a ellos está también el hijo de Miguel de la Madrid, que ya olvidó todo el daño que hizo su padre al país y además, hay alguien que guarda silencio, no se baja de la contienda y ya inició acuerdos con diferentes fuerzas políticas y sociales dentro y fuera de nuestro territorio: José Ángel Gurría, quien fuera presidente de la OCDE y que seguramente tiene muy buenas amistades en Estados Unidos, cuyo gobierno no dudaría en apoyarlo en todo momento.
Cada uno de los cuatro integrantes del Frente Amplio tienen su propio estilo, sus razones y condiciones para no declinar. Todos creen que pueden vencer a Morena en las urnas y la obligada negociación deberá venir de círculos no sólo muy altos sino muy alejados de los partidos que lo integran.
En el fondo todos saben, incluyendo a Xóchitl, que no ganarán las elecciones, pero con competir se dan por bien servidos porque del candidato perdedor surgirá el líder nacional que la derecha estaba esperando desde hace más de cinco años.
Las voces del cambio pugnan para que haya una mujer en el enfrentamiento con Morena, esto con la posibilidad de que sea Claudia Sheinbaum, quien sea electa por ese partido. Ante esta posibilidad, los medios empiezan a darle espacios destacados a Rosario Robles Berlanga, implicada en la Estafa Maestra y liberada por una orden de un juez cuya determinación todavía no está muy clara.
Un diario de circulación nacional la invita precisamente el domingo 23 de julio a debatir con sus periodistas, como una manera de darle juego a su presencia política. Ella sí viene desde abajo, estudió mucho para alcanzar la jefatura de gobierno de la CDMX de manera interina y puede ser la verdadera candidata luego del desgaste de Xóchitl.
El otro lado de la balanza no está desprovisto de arbitrariedades y excesos. El simple hecho de avanzar en las campañas, mantener presencia directa con los electores, interactuar con la población, etc. son muestras evidentes de que se violentaron los tiempos, las costumbres, las leyes, los acuerdos.
En este lado de la competencia electoral se muestran muy apegados a los lineamientos de Andrés Manuel López Obrador, Adán Augusto López Hernández y Claudia Sheinbaum, claro, uno más que la otra. Quien de plano pareciera ser enemigo no sólo de sus compañeros contrincantes sino del partido que lo cobijó a pesar de sus errores del pasado.
Es precisamente Ebrard, quien ha insistido en un punto del acuerdo interno para seleccionar candidato que tiene que ver con el debate, que no fue considerado precisamente porque podría exacerbar los ánimos a nivel interno de Morena. Se pensó que no eran los tiempos precisos para llevarlos a cabo.
Ahora, Ebrard pide debatir con Xóchitl Gálvez, e insiste hacer lo propio con Adán y Claudia. Se obsesiona con este sistema hasta hacer pensar que quiere dividir Morena. Desde un principio dudó de la transparencia del acuerdo que firmó con su partido y pidió piso parejo como si se tratara de un mantra.
Ante la imposibilidad de que haya debates por la candidatura de Morena, Ebrard dice públicamente que todo mundo teme debatir con él, cuando en realidad lo que quiere es mostrar diferencias ante la urgente necesidad de estar frente a los reflectores que le permitan superar a Claudia Sheinbaum en las encuestas, cuando lo único que va a lograr es bajar al tercer lugar ante la reiteración de berrinches y caprichos.
A Marcelo nunca se le verá en un pueblito lejano, en un camino sin pavimentar, en un camino de terracería. No desperdicia la oportunidad para decir en los medios que las encuestas lo favorecen, por algo será. Esa es su política. Sobre advertencia no hay engaño.
Los tiempos electorales exigen ser novedosos, creativos, originales pero no violentar los acuerdos que sus integrantes formaron y luego se desdicen para llevar la delantera. Se olvida que quien elige es el pueblo.
PEGA Y CORRE.– Desesperación en Movimiento Ciudadano ante la campaña de videos contra el PRI y el PAN, porque consideran que de ir solo en las elecciones de 2024 podría perder el registro. Si se arrepiente de esta campaña MC será calificado de contradictorio, si continúa con su idea de desprecio por esos dos partidos, lo verán como aliado de Morena. En ninguno de los dos casos tendría personalidad propia…Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.