Martín Martínez Olvera
Acapulco, Guerrero, 01 de noviembre (SemMéxico/Ceprovysa). Acapulco, el que usted recuerda, no está más por el momento, sobre él se está aplicando la militarización que nos ha mostrado el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador en sus magnas obras y campea sobre una ciudad y un puerto que bien pueden sintetizar lo que nos quisieron decir con “la transformación” cuando se hablaba de “al diablo las instituciones”, Acapulco ahora lo representan una transformación donde las instituciones se fueron al diablo.
Frente a la inoperancia de las tres instancias de gobierno donde lo que más preocupaba era minimizar el efecto de muertos y dieron a conocer que no había, parece que el Ejército está cumpliendo a pie puntillas la indicación de ser el gobierno en funciones.
Ellos están centralizando todo el apoyo y también la gasolina. Incluso, sin cuidar las formas usufructuar la solidaridad casi actuando como lo que nos ha mostrado la falta de gobierno en Acapulco, la vandalización.
El rostro de solidaridad del Ejército con la sociedad está, en este momento sobrepasado, ahora, está actuando con mano dura frente a una sociedad que está, sí, fuera de control pero que clama por algo que se llama AYUDA.
Las y los acapulqueños tienen la mejor vista del mar y de su agua, pero en tierra tienen la peor vista y están sin agua. El mar tiene alimento, afuera no hay alimento.
Y por si no bastara, la fuerza del Ejército está mostrando que frente a una crisis y ante la ausencia de mando civil el camino que procede es el de la mano dura, ruda y hasta fría para someter por miedo a la población.
¿Quién quiere ir a Acapulco? ¿Quién tiene familia allá y busca tener comunicación? ¿Quién quiere ir a Acapulco? ¿Quién quiere acercar su solidaridad? ¿Y qué se encuentra? El filtro del Ejército.
López Obrador dio la orden y quien está acostumbrado a obedecer lo hace. Solo entra la politiquería para hacer censo y solo el Ejército para entregar apoyos. Es decir, extienden la mano ante el proceso electoral para capitalizar votos, no para ser humanamente sensibles ante la crisis y ante la emergencia.
Frente a ese rostro del orden por la fuerza, frente al ejército, ¡¡¡cuidado!!! La sociedad también tiene sus formas y sus grupos.
Esperemos que cambien las formas y se flexibilice la solidaridad. Lo que menos requiere el puerto es cerrar sus fronteras al exterior y canalizar a través de filtros su ayuda. Este tiempo demanda solidaridad y la misma, no puede tener como bienvenida un rostro duro. O es la antesala de la transformación que tiene prevista AMLO, y se llama ¿Militarización? ¿Surrealismo?