FLORENCIO SALAZAR ADAME
SemMéxico, Chilpancingo, Guerrero. Tal y como lo pronostiqué la semana pasada, el PRI celebró su asamblea nacional para reformar sus estatutos y mantener en la dirigencia, hasta por dos periodos más, a Alejandro Moreno. Los acuerdos tomados a mano alzada son la evidencia de que el partido histórico de la Revolución sólo significa un presente de ambiciones desmedidas.
El presidente López Obrador debe tener una sonrisa de oreja a oreja. Xóchitl Gálvez ha declarado que la dirigencia del PAN se negó a colocar su propaganda en lugares estratégicos, de acuerdo a las propuestas del equipo de la candidata presidencial. Otro señalamiento de la hidalguenses fue que los tres partidos aliados se negaron a cederle tiempo en los medios electrónicos y que sus presidentes tuvieran más presencia que la propia Xóchitl.
Si relacionamos lo acontecido en el PRI con las decisiones de los partidos en la campaña presidencial, no podemos menos que concluir que probablemente hubo acuerdos ocultos para qué Xóchitl Gálvez no tuviera los recursos que la hicieran una candidata verdaderamente competitiva y no solo atractiva. Fue como un gallo al que deliberadamente le amarraron mal las navajas.
Del PRD mejor ni hablar.
La alternativa de que el Frente Cívico y la Marea rosa puedan ser la base para un nuevo partido político no parece la opción que pudiera llenar el vacío creado por los partidos opositores. Desde luego, por algo hay que empezar y en ese sentido no debe desmerecer la reunión realizada el sábado anterior en la Cdmx. Es mejor algo que nada. Sin embargo, la presencia de caras muy conocidas no alientan un proyecto de esa envergadura.
La democracia está en riesgo con la pulverización del pluripartidismo y el avasallamiento de Morena en las cámaras federales y en las estatales. Agréguese a ello, que la sucesión presidencial se está realizando de manera inédita. La futura presidenta designa gabinete antes de ser declarada formalmente electa y comparte eventos con AMLO. Ello equivale llevar adelante la construcción del segundo piso de la 4T.
La débil y opaca oposición, hoy por hoy, es lo único que tiene la democracia. Una oposición que será testimonial y que en los acomodos con el poder serán la pobre sustancia del quehacer político. Es decir, debates parlamentarios, críticas en medios y ayuno de nuevas ideas que pasen a los hechos. (Algunos con resignación afirman que Morena es el nuevo PRI y advierten una fuga masiva del tricolor al guinda). No tenemos el mejor panorama: el PRI sin priistas; el PAN sin su raigambre democrática; y el PRD sin PRD. Esa es hoy nuestra realidad. El posible contrapeso a la reedición del partido casi único está en los jóvenes. En toda crisis surgen los nuevos liderazgos. Hoy debemos apostarle a la energía de las nuevas generaciones. Hay que recuperar la política de principios, el compromiso social y la moralidad pública. Hay que avanzar con prisa y dirección. Rumbo claro hacia la recuperación de la República.