LA CADERA DE EVA/ La existencia consciente como una política de vida

Voces

¿Qué tanto somos conscientes de nuestro existir, de nuestras necesidades, ante tal desconocimiento cómo poder gobernar y conciliar intereses?

NORMA G. ESCAMILLA BARRIENTOS

SemMéxico, Ciudad de México. El concepto de política —según la Enciclopedia Significados— se define como la ciencia de la gobernación de un Estado o nación, y también como un arte de negociación para conciliar intereses, lo cual nos lleva a pensar, que la política tendría que sustentarse en una ideología-filosófica, que fortalezca el crecimiento de las personas, el cual está en constante construcción, proponiendo y actuando frente a los diversos temas sociales, económicos, culturales, educativos, y con todo lo que implica el sostener, encaminar y ver crecer a un país y su sociedad.

Si bien, las personas de manera general nos vivimos lejanas de la política, es necesario preguntarnos qué tanto nos gobernamos y conciliamos para sí, decidimos en nuestros cuerpos, en nuestras medidas corporales, lo que queremos estudiar, en lo que queremos trabajar y desarrollarnos, en la identidad sexual, en si me apetece, o no tener relaciones sexuales, en el decidir ser madre o padre, todo esto, y más, tiene que ver indudablemente con lo político. Pero, ¿qué tan conscientes estamos de esto en nuestra vida personal?

Partiendo de que somos seres sociales, hagamos una analogía del concepto de política con nuestra vida, ¿qué es lo que encontraríamos? Tal vez, si hacemos el ejercicio nos pueda dar el dato, de qué tanto somos conscientes de nuestro existir, de nuestras necesidades, ante tal desconocimiento cómo poder gobernar y conciliar intereses, de nuestro propio cuerpo, y mayor aún con relación a otros cuerpos y personas.

Tal vez alguien piense que le es irrelevante, y prefiere no preguntárselo, y se vale. Lo importante, seria tener claro que esa postura implica que un Estado tome todas las decisiones sin preguntar a la ciudadanía.

Quizá un ejercicio para comenzar a mirarnos es aprovechar el término del mes de junio, la mitad del año, el cual nos da la posibilidad de hacer un recuento de lo vivido, de mirarnos, sentirnos, y platicar un buen rato con una misma, y preguntarnos ¿cómo nos sentimos?, ¿qué decidimos dejar y por qué?, ¿cómo va nuestra salud física y mental?, ¿qué necesitamos fortalecer y pedir a las personas que caminan junto a nosotras?, ¿qué hacemos con nuestro tiempo? En este impase de preguntas tal vez podemos abrazar nuestros siguientes pasos para los meses siguientes y llegar en mejores condiciones que el año pasado.

Este año lo iniciamos con un clima bastante caluroso en todo sentido, y la fuerza de este sol nos llevó a fuertes deshidrataciones, a la perdida de personas, a un contexto caliente como se dice en el argot político a causa de muertes y ejecuciones durante el desarrollo de la contienda electoral, tenemos a una presidenta, nuevamente una alcaldesa gobernará la ciudad de México, y varias mujeres están siendo posicionadas en algunos estados, así como titulares en los cargos del nuevo gabinete.

Hemos pasado por la emoción, el nervio, la alegría, la duda, el enojo, la arrogancia, la violencia verbal clasista, la discriminación, la discusión, y ahora, está la tensión y la expectativa.

Finalmente, como dice Vetusta Morla en su canción, que San Juan no nos queme en su hoguera, ni haga de esto un negocio menor, cruza los dedos por mi… deja el equipaje en la rivera, no te sirve cuando cruzas la frontera, todo está en regla esta vez, no hay error… intentemos entonces, dejar lo pesado del equipaje de los meses pasados, y comencemos a mirarnos desde la gobernanza y la conciliación. Al lograrlo con nosotras será más fácil en lo colectivo. Habitarnos tiene que ver con lo político y éste a su vez, con la construcción del Estado, donde vivimos todas, todos y todes.

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