JOSÉ ANTONIO ASPIROS VILLAGÓMEZ
Bien por el activismo de México en la
demanda por genocidio de palestinos
ante la Corte Internacional de Justicia
Buscamos en Madrid a Miguel de Cervantes Saavedra, autor de Don Quijote de la Mancha, y lo encontramos tanto en el Barrio de las Letras, como en la Plaza de España, en esta última no muy lejos de donde hay también una estatua sedente de la enorme poeta novohispana sor Juana Inés de la Cruz, una de las “heroínas” de México según el gobierno de la capital del país.
En la Plaza de España un conjunto escultórico representa al célebre escritor y a los personajes de su famosa novela y se le puede visitar libremente, mientras que las agencias de viajes ofrecen un “free tour” (así lo promueven, no en la lengua cervantina) llamado ‘Cervantes y el Siglo de Oro’, que nos cancelaron porque no se reunió el mínimo de participantes, y otro para conocer el Barrio de las Letras, a donde sí fuimos unas 20 personas, incluidos residentes locales. Ambos son gratuitos, pero hay que darle una gratificación razonable al guía.
Como en todo el mundo, numerosos comercios tienen nombres extranjeros y su publicidad está en inglés, y la Real Academia Española (de la lengua), que vista desde la entrada al Museo del Prado está semioculta por unos árboles, tenía sus puertas cerradas; en los días previos al viaje a Madrid, nadie de esa institución respondió a nuestro interés por visitar sus instalaciones, que en parte describió con amenidad el académico ya fallecido Javier Marías en sus colaboraciones para El País Semanal.
Sólo en la ciudad de Alcalá de Henares, donde está la casa natal -hoy museo- del llamado Manco de Lepanto, este personaje sirve de imán al turismo que busca atracciones de tipo cultural. Una escultura del escritor con escenas del Quijote en su base cuadrangular se encuentra en el centro de la simpática Plaza Cervantes (con un grotesco McDonald’s a un lado), y una réplica de la pila bautismal con fragmentos de la original, puede verse en la parroquia de Santa María la Mayor. También una copia facsimilar del libro de bautismos.
El profesor de historia de la literatura que fungió como guía en el Barrio de las Letras, nos dijo que mientras Cervantes era un desconocido en cuyo funeral estuvieron cinco personas incluido él mismo, en el caso de Lope de Vega -el otro grande de las letras clásicas españolas- la multitud hizo una fila de ocho horas para despedirlo. También aseguró que al menos la mitad de la población de Madrid cree estar emparentada con Lope.
Y cuando nos preguntó afuera del convento trinitario donde descansan los restos de Cervantes, quiénes habíamos leído completo el Quijote, pocas manos se alzaron. A manera de simbólico intercambio de afectos, ese claustro monacal está en la calle ‘Lope de Vega’, mientras que la casa del “Fénix de los ingenios” está en la calle ‘Miguel de Cervantes’, que antes se llamaba ‘de Francos’.
Debido a la hipoacusia del tecleador, su esposa Norma tomó apuntes de las copiosas e interesantes explicaciones del guía de turistas (algunas dentro de la casa de Lope de Vega), y en ellos nos apoyamos junto con nuestros propios datos. El recorrido incluyó plazas donde hubo “corrales de comedias” que presentaban obras de Lope y Cervantes, previa censura de la Inquisición; tenían secciones separadas para hombres y mujeres. Lope fue el creador del teatro moderno y Cervantes de la novela.
En el barrio está la iglesia de San Sebastián en cuyo cementerio estuvo enterrado Lope de Vega, pero como no se pagó una mensualidad lo exhumaron y fue a la fosa común; ahora no se sabe si sus restos siguen ahí o están en la moderna catedral de la Almudena, porque con la guerra civil española el panteón de San Sebastián fue destruido.
Como el guía dijo que Lope tiene el récord de libros escritos en el mundo, incluidos más de nueve mil sonetos, al buscar precisiones encontramos (https://www.travesurarealizada.es/escritores-con-mas-libros-publicados/) que “llegó a escribir más de 1.500 obras teatrales, así como sonetos, epigramas y obras poéticas” y “podríamos pasar el resto de nuestros días yendo al teatro todas las semanas y no tendríamos vida suficiente para ver todas sus obras”. En otro sitio web hallamos que la escritora Corin Tellado publicó más de cuatro mil novelas.
OBRAS PÚBLICAS, VIDAS PRIVADAS
Sea como haya sido, Lope escribió su primera obra a los 13 años “y no tiene ni una sola coma mal puesta”, dijo el experto que nos guió. Entre sus obras más conocidas están El perro del hortelano, La dama boba y Fuenteovejuna que hace lustros vimos representada en el teatro Hidalgo frente a la Alameda Central de la Ciudad de México.
También describió a Lope como figura destacada del Siglo de Oro español, pero ególatra, narciso y chivato de la inquisición porque, como era hijo de judíos (y Cervantes, al parecer descendiente de conversos), denunciaba para salvaguardar la vida. Amaba a la mujer y a sí mismo, tuvo muchas mujeres en su vida, pero una por una, y en ellas encontró inspiración para escribir, ocupación a la que se dedicaba de lleno pues sólo dormía dos horas al día, según testimonio de alguna de sus dos esposas, Isabel de Urbina o Juana de Guardo.
Después de la segunda se hizo sacerdote, a los 50 años. Antes, estuvo en la cárcel por unos libelos supuestamente suyos. La Casa Museo Lope de Vega ha organizado visitas temáticas sobre las esposas, amantes, amigas e hijas de este escritor, por lo visto más estudiado por su vida privada que por su obra literaria.
En cuanto a Miguel de Cervantes Saavedra, famosísimo por su Quijote cuya primera parte publicó en 1605, de acuerdo con nuestro guía “su propósito era hacer una crítica de la novela caballeresca, pero nadie lo entendió”. Empero, la obra era recitada por los juglares en las tabernas. Se trata de una novela que tiene 23 mil palabras únicas, es decir, que no se repiten a lo largo del texto.
La vida personal de Cervantes fue mala porque era un amargado, aunque no pesimista. Su esposa embarazada lo dejó y la única hija que tuvo se hizo monja de clausura para evitar el yugo de su padre. Uno era el Cervantes del Quijote y otro el ser humano.
El retrato aceptado de Cervantes que todos conocemos se hizo 130 años después de su muerte, y apenas poco antes había sido solicitada alguna biografía suya, en este caso por Gran Bretaña. Cervantes nació en Alcalá de Henares según lo admitió el ayuntamiento de esa ciudad, “porque lo cierto es que no existe ninguna documentación”, a juicio del guía, pero ya veremos si así fue, cuando narremos nuestra visita a ese bello lugar.
En su Quijote, que escribió en las ocho cárceles donde estuvo preso, Cervantes usó una forma figurativa para criticar a las instituciones como la monarquía y la inquisición. Así, los molinos de viento combatidos por el hidalgo pese a las advertencias de su escudero Sancho Panza, representan al poder. Está enterrado en el convento trinitario (al que no entramos), porque así lo pidió para agradecer que ellas hubieran pagado su liberación a los piratas argelinos que lo capturaron creyendo que era pudiente. Allí fue donde su hija se hizo monja, lo mismo que una hija de Lope que llegó a ser madre superiora.
Lope de Vega Carpio (1562-1635) fue el ídolo de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) aunque lo decepcionó como persona, mientras que éste lamentaba que su amigo no tuviera técnica literaria. Cervantes le escribió: “don Lope usted escribe para ganar el aplauso”, y Lope reaccionó diciendo que el Quijote era el mejor libro de la historia, “es una obra maestra, pero lo hizo para fastidiarme”.
Ambos genios de la literatura española no fueron los únicos que vivieron en el hoy llamado Barrio de las Letras, en cuyas calles uno puede leer sobre el piso, con letras doradas incrustadas, fragmentos de sus obras o avisos sobre las que fueron sus casas.
Nuestro próximo destino en Textos en Libertad: Alcalá de Henares, donde varios escritores mexicanos han recibido la consagración.