TEXTOS EN LIBERTAD/ Télam y Notimex, vidas paralelas

JOSÉ ANTONIO ASPIROS VILLAGÓMEZ

En noviembre pasado, el entonces presidente electo de Argentina, Javier Milei -definido como ultraderechista en los despachos informativos dentro y fuera de su país -, anunció una serie de medidas económicas que serían de aplicación inmediata en cuanto asumiera el cargo, incluida la privatización de los medios públicos de noticias, entre los que destaca la agencia Télam.

Ya en el poder, a principios de marzo reiteró su propósito ante el Congreso, pero ya no habló de privatizar, sino de “cerrar” Télam, que según él había sido “utilizada durante las últimas décadas como una agencia de propaganda kirchnerista”, en alusión al movimiento que gobernó Argentina con los presidentes de tendencia peronista Néstor Kirchner (2003-2007), ya fallecido, y su esposa Cristina Fernández de Kirchner (presidenta 2007-2015 y vicepresidenta 2019-2023).

Y lo cumplió. “Saluden a Télam, que se va”, escribió en las redes el vocero presidencial Manuel Adorni, mientras que se cumplía un decreto gubernamental para intervenir los medios públicos por un año según el diario argentino La Nación, que recordó una sentencia de Milei a la que llamó “su lema”: “Todo lo que pueda estar en las manos del sector privado, va a estar en las manos del sector privado”.

Así, en la noche del 3 al 4 de marzo los edificios de Télam en Buenos Aires fueron cercados por vallas y la policía los rodeó para evitar el ingreso de los trabajadores, aunque tampoco pudieron salir quienes hacían los turnos de la noche, ya que en las agencias de noticias se trabaja las 24 horas. A todo el personal se le avisó por correo electrónico que tendrían un paro de labores de siete días, sin afectar sus salarios.

Según Adorni, la medida nada tuvo que ver con ataques a la libertad de prensa, sino con el hecho de que la agencia tenía una pérdida estimada en 20 mil millones de pesos. Al momento en que tecleamos esta historia, no se conocían los siguientes pasos del gobierno con respecto a Télam, que cuenta con más de 700 trabajadores y corresponsales en toda Argentina. Adorni dijo que esta semana se conocería “el plan que está diseñando el gobierno para el cierre y el destino de cada uno de los empleados”.

Así como en México la agencia Notimex fue fundada en 1968 por el secretario de Gobernación Luis Echeverría, que sería presidente dos años después, Télam fue fundada en 1945 por el secretario del Trabajo y Previsión, Juan Domingo Perón, quien al año siguiente llegaría a la presidencia de su país.

Y a poco más de dos meses de que López Obrador cerrara Notimex en México, Milei hizo lo propio con Télam en Argentina. En México no pasó nada, faltó solidaridad aunque sí recibió apoyo moral el personal liquidado, mientras que en la nación sudamericana, se produjeron reacciones de condena por parte del gremio periodístico. La veterana y destacada reportera argentina Stella Calloni informó que el mismo día 4 “hubo un abrazo simbólico a Télam en rechazo al cierre, con la solidaridad de dirigentes de todas las centrales sindicales, ex funcionarios, organizaciones sociales, políticos opositores de distintos sectores y otros manifestantes”.

Debemos precisar que en Buenos Aires, donde tiene su sede Télam, está también la presidencia de la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap), creada en México con apoyo del entonces presidente Luis Echeverría. Pero buscamos y rebuscamos algún pronunciamiento de ese organismo gremial acerca de los dos cierres de agencias, sin obtener resultados.

En los años 70 y 80 del siglo XX, Télam y Notimex intercambiaron noticias para sus respectivos suscriptores a través de Inter Press Service (IPS), como miembros que eran del Pool de Agencias de Noticias de los Países No Alineados. Decenas de agencias de naciones del Tercer Mundo tomaron parte también en esos acuerdos.

Igual que Notimex, Télam fue creada para romper el monopolio informativo que tenían entonces las agencias transnacionales, y su participación dentro del Pool buscaba, con apoyo de la Unesco, que el principio del libre flujo de noticias en el mundo fuera “equilibrado”, lo cual resultaba prácticamente imposible porque sólo las grandes distribuidoras de noticias tenían la tecnología y los recursos humanos y financieros necesarios.

De acuerdo con apuntes para el libro Las agencias de noticias, de la A, a la Z, que no pudimos terminar de escribir, Télam fue fundada como Telenoticiosa Americana el 14 de abril de 1945 por Edelmiro Farrel y Juan Domingo Perón para contrarrestar el control de la información que ejercían las agencias estadunidenses AP y UPI.

Su primer director fue Jerónimo Jutronich y en sus inicios tuvo capital mixto -público y privado-, estableció sus oficinas en el centro de Buenos Aires y comenzó por distribuir localmente sus despachos de manera gratuita y por correo. Varios de los 12 periodistas fundadores procedían de la agencia oficial ANDI, creada por el gobierno argentino en 1944.

Cuatro años después ya contaba con corresponsales en todo el país, quienes usaban el telégrafo y en casos afortunados el teléfono, para enviar sus informaciones a la redacción central. Cuando Perón renunció a la presidencia del país en 1955, Télam ya tenía números rojos, se suspendieron por un tiempo los pagos al personal y se retrasó el acceso al télex, que era la nueva tecnología -hoy rústica- para la recopilación y distribución de noticias.

En 1963 el régimen militar clausuró la agencia y en 1968 su capital accionario pasó a manos del Estado, que le asignó la distribución de la publicidad oficial, lo cual le ayudó a mejorar sus finanzas. En México, algo similar quiso hacer el gobierno de Ernesto Zedillo con Notimex, pero un organismo transnacional intervencionista -la Sociedad Interamericana de Prensa- le dobló las manos y hasta pidió su cierre.

A pesar de que la dictadura militar argentina (1976-1983) impuso en Télam la censura, la agencia se anotó importantes éxitos periodísticos durante la Guerra de las Malvinas contra Inglaterra gracias a su corresponsalía en esas islas. Los corresponsales son los ojos y el alma informativa de las agencias, y la mexicana Notimex los tuvo en todo el país y varias partes del mundo hasta que, al comenzar el actual sexenio, fueron despedidos por la cacareada austeridad.

Las computadoras personales llegaron a Télam en 1992 cuando fue intervenida por el gobierno de Carlos Menem; en 1996 y 2000 fracasaron sendos intentos gubernamentales por quitarle la distribución de publicidad oficial, y en 2002 volvió a su funcionamiento autónomo. Experiencias muy parecidas vivió también Notimex, que dejó de existir en diciembre pasado y al parecer Télam seguirá el mismo camino.

Ambas eran, junto con Prensa Latina, de Cuba, agencias de noticias muy importantes en el ámbito hispanoparlante de este hemisferio. Y una acotación más: cuando Perón ya era presidente argentino, además de Télam financió la Agencia Latina de Noticias, de la cual fue corresponsal Ernesto ‘Che’ Guevara quien propuso, a su vez, crear Prensa Latina recién consumado el triunfo de la Revolución Cubana en 1959.

Una función actual de ese tipo de organismos, sobre todo si son medios públicos, es contrarrestar con noticias verificadas, oportunas y sustentadas profesionalmente en fuentes informativas, todos los rumores, noticias falsas y videos adulterados que circulan por las redes sociales, así como verificar los datos que diariamente se mencionan en “las mañaneras” de Palacio Nacional.

(El autor trabajó en cuatro agencias de noticias entre 1965 y 2009, es autor de libros sobre el tema, e impartió tanto charlas a colegas, como la cátedra correspondiente en la Escuela de Periodismo ‘Carlos Septién García’, que está próxima a cumplir 75 años de fundada y donde él hizo sus estudios).

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