TERESA GIL
Puede volver la hora de los condominios. La iniciativa que arranca de la jefatura de la capital de la República, pero que podría repercutir en algunos estados que han desarrollado esa forma de vivienda, plantea un apoyo oficial que mucho servirá a los 11 mil 199 conjuntos habitacionales de acuerdo a datos públicos. Si se aprueba el proyecto que será presentado en próximos días, buena parte de los condominios sobre todo los más precarios, podrán ser apoyados por un presupuesto para cuestiones fundamentales de funcionamiento. La propuesta abre muchas oportunidades, no solo de mejoramiento material sino de apertura de espacios de convivencia colectiva, culturales, de ancianos, de juegos infantiles entre otros proyectos. Mientras el cártel inmobiliario y sus beneficiarios se han dado vuelo, la antigua instalación del condominio fue pasando de lado con sus múltiples problemas al grado de que algunas de sus expresiones se fueron oponiendo a sus verdaderos orígenes. En los últimos tiempos se ha denunciado un uso que acecha en las sombras, el uso de estas viviendas colectivas de ser parte de la llamada gentrificación, que no es otra cosa que expulsar a la gente común de las mejores zonas de la ciudad para hacer de sus casas en venta o en renta, un gran negocio. El ojo está en los condominios de las mejores zonas de la ciudad, algunos construidos desde los orígenes de ese tipo de vivienda, allá por los años cincuenta del siglo pasado.
POR ETAPAS HA SIDO UN SECTOR DE VIVIENDA CREADA PARA EL CONTROL.
La idea original al parecer no solo fue surtir de techo a grandes conglomerados de la ciudad que carecía de ello y hacerlo como interés social en unos casos. La otra idea estaba fijada en el control. En una crónica que publiqué hace más de diez años sobre ese origen se exhibía “organizar el pandemonium de la ciudadanía más arisca que no solo permitirá cobrarles su derecho a tener casa sino controlar los entornos sociales a través de los servicios. Hay que recordar que que en 1947 ante la carencia acuciante de vivienda, se creo el Centro Urbano Presidente Miguel Alemán (CUPA). Pero fue en 1972 cuando se promulgó la primera Ley sobre el Régimen de Propiedad en Condominio de Inmuebles para el Distrito Federal, cuando se enseñó la oreja. En un suplemento publicado en febrero de 2014, la Procuraduría Social (PROSOC) que maneja los condominios, sostenía que su visión “es permitir organizar los márgenes de los grupos organizados y de las autoridades responsables en la solución de problemas complejos y evitar con ello que se presenten situaciones de anarquía e indiferencia entre el gobierno y los ciudadanos”. Controlar, pues. Gobernaba Miguel Ángel Mancera la ciudad y el país desde la capital, Enrique Peña Nieto.
EL CONDOMINIO HA CREADO TODO TIPO DE PERSONAJES, ALGUNOS FESTIVOS
Como llevar la fiesta en paz en condominio (Editorial Libra S.A. de C.V. 1994) de Margarita C. de Almeida egresada del Instituto de Investigaciones Inmobiliarias, no toca a fondo el asunto, porque no explora las intenciones de las autoridades de su época. Pero trae un capítulo que da un tono festivo de los habitantes, lo que quita la aridez a un manual sobre como cumplir la ley. La autora encontró 17 tipos especiales que distinguen ese entorno y que quitando a los verdaderos problemáticos, morosos, deshonestos, prepotentes, vengativos, desconsiderados, hacen la convivencia más habitable. Así describe (respeto los nombres y comillas), “al fregón, al fiestero, a la marisabidilla, al Juan sabihodo, al grillo, al fodongo a la pedinche”, y a otros con los que uno puede agarrar patin. Cada quien se puede buscar y si se encuentra, esperar un cambio que puede transformar para bien todo. Los 4 millones 500 mil que habitan esos entornos, así lo esperan.