GREGORIO ORTEGA MOLINA
*Es cierto, el agua es vida, pero para que florezca es necesaria, vital, urgente la producción de energía eléctrica
La crisis hídrica en México y buena parte del mundo, propiciada por el cambio climático, debe verse como oportunidad de reflexión sobre el futuro inmediato, y la necesidad de buscar opciones para cambiar los paradigmas.
Aquí nos hemos rasgado las vestiduras por el motivo menos importante: la higiene. Claro que el agua es salud, favorece o facilita la vida en tareas como la cocción de alimentos, la limpieza personal y del hogar, posponemos cuestionarnos sobre lo fundamental, porque desconocemos cuánta de la energía eléctrica que se produce en México, todavía es HIDROELECTRICA.
¿Tiene, el atingente señor Bartlett, un plan de emergencia para enfrentar la drástica disminución del caudal en las presas, capaz de mover nuestra industria, iluminar las calles y los hogares, ser factor de seguridad pública, dar luz en hospitales, donde los quirófanos no pueden carecer de ella, ni las salas de cuidado intensivo?
¿Qué hacemos, como país, para cuidar el agua, proteger los bosques, purificar la usada para darnos una segunda oportunidad? No veo que este gobierno -como los anteriores tampoco lo hicieron- haga algo para iniciar la modificación de nuestro destino inmediato, y cambiar el paradigma. ¿En cuánto contribuyó el ECOCIDIO propiciado por el tendido de vías del tren maya, a la modificación del cambio climático y a la reducción de los caudales subterráneos? No lo sabemos, y a las autoridades tampoco les interesa conocer los datos fundamentales sobre la que apunta a convertirse en tragedia.
Son tan ignorantes y pedestres como lo muestran con su actitud motivada por el supuesto éxito económico del súper peso, cuando al mismo tiempo anuncian que las exportaciones de México a Estados Unidos logran nivel récord, aunque en realidad los exportadores obtienen menos pesos por sus dólares y reinvierten menor cantidad en moneda nacional en la producción de lo que exportan.
Es idéntica la óptica usada para la crisis de la sequía. No hay un proyecto nacional que contribuya a una solución para todos, porque somos todos los mexicanos los que padeceremos si la producción de las hidroeléctricas se cae de manera drástica, mientras el señor Bartlett se sienta a hacer cuentas con sus hijos e hijastros sobre las ganancias en sus negocios. Es esa misma actitud de los
amiguitos de los hijines presidenciales: si después se descarrila, ya no es nuestro pedo.Es cierto, el agua es vida, pero para que florezca es necesaria, vital, urgente la producción de energía eléctrica.
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