ENTRESEMANA/ Dejad que se acerquen a mi…

A mi hijo Daniel, con admiración por su tesón profesional

MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN

¡Los foquitos!, ¡los foquitos!

¡A hueso!, para los acapulqueños la Navidad y la recepción del Año Nuevo “serán mejor” de acuerdo con el licenciado presidente porque eso anuncian los foquitos. ¿A poco no, incrédulos fifís?

Porque…

Es posible, sólo posible que, en la noche del pasado martes 19 de diciembre algunos acapulqueños escucharon cómo desde un helicóptero de la Armada de México que sobrevolaba la Bahía de Santa Lucía se desprendía la carcajada clásica de Santa Claus con acento tabasqueño.

¿Era San Andrés o Santa?

Bueno, bueno, ambos tienen soberana timba, pero el primero regala lo que no es suyo y el segundo se parte el espinazo todo el año para obsequiar lo que le permite su salario.

Y ni qué decir de los priistas que después de encumbrarse en el tricolor se echaron en brazos de la doctora Sheinbaum sin asomo de culpa en la frente porque el Santo Niño Fidencio los perdonó y lavó sus culpas con aguas de la charca formada frente al santuario.

¡Oiga usted! Paco Malgesto dixit en aquellos días del México priista.

Que nadie se llame sorprendido por las puntadas del licenciado presidente que lo mismo se alza como Santa Claus de petatiux que en Santo Redentor del Priismo Arrepentido.

¡Ah!, porque en la noche del martes 19 de diciembre, antes de irse a dormir en la Base Naval de Icacos, se trepó a un helicóptero militar cuasi en el papel de Santa Claus en trineo tirado por renos tropicales y visitó a los acapulqueños.

Por lo menos desde el aire, ¡caray!

No exija usted a Su Alteza Serenísima deambular por aquellas calles que huelen a desgracia.

Ya no es como antes, en efecto, porque cuando el huracán Paulina golpeó a esta zona del Pacífico y madreó a Acapulco, el 8 de octubre de 1997, el doctor Ernesto Zedillo interrumpió una gira por Europa y se fajó in situ con los damnificados para enfrentar la desgracia y llevar ayuda inmediata sin censos politiqueros.

¡Oiga usted!

Lea la puntada del licenciado Andrés Manuel López Obrador, confesada en la mañanera de ayer miércoles.

“(…) De acuerdo a los tiempos, considero que ya el 24 va a ser mejor, la Navidad; el 31, mejor. Cuando les digo que el 24 va a ser mejor es porque ayer, que sobrevolé en la noche Acapulco, ya hay en muchas casas los foquitos de Navidad y me dio mucho gusto eso, el regreso a la normalidad; y el 31 va a estar mucho mejor, en una de esas el 31 ya van a estar terminando algunas viviendas y, sin duda, en marzo al 100, del año próximo; en marzo vamos a terminar”.

¡Recáspita Papa Noël!

No, pos sí. ¿A qué llama el Duce “normalidad” cuando Acapulco y Coyuca de Benítez lamen sus heridas en el ayuno de la incertidumbre que les genera el goteo de la ayuda que Andrés Manuel opera en mecanismo electorero y politiquero?

Para que sepan quién manda y a quién le deben la estufa y el colchón nuevos, la despensa y el refri… Pero acapulqueños y coyuquenses probaron el sabor de la infame tardanza en el auxilio y saben que, el redivivo salvador que durante 18 años repartió promesas, ha desmadrado al país con eso: promesas.

Y, en el otro escenario de reciente esfuerzo por mantener el poder, el Santo Niño Fidencio alzó la diestra y, con sus deditos índice y anular unidos, los bendijo.

En el aire dibujó un círculo y la señal de la cruz…

Y exorcizó a los tránsfugas priistas pecadores que no ha mucho tiempo blasfemaban en su contra y vomitaban a la entelequia llamada Cuarta Transformación.

¡Habrase visto tal barbaridad!

–Dejad que se acerquen a mí— habría murmurado Andrés Manuel y su mirada se perdió más allá de la urgida señal que esperaban los dimitentes tricolores creadores de la “Alianza progresista” con la propuesta de “lo mejor para México”.

Mario Delgado sonrío y, acólito de Su Alteza Serenísima festejó que los ex priistas distinguidos se volvieran al morenismo alejados de ambiciones.

Y qué bueno que no vienen por cargos, presumió la mezzosoprano Sheinbaum, precandidata del grupazo “Sigamos haciendo historia”. ¡Ajá!

Ayer, en la mañanera en la Base Naval de Icacos, preguntaron al licenciado presidente si este tipo de adhesiones benefician al partido, al proyecto que encabeza a nivel nacional, que haya gente que siga proviniendo del PRI que se adhiera a este proyecto.

Y ya sabe usted cómo es de correcto el Duce. Primero dijo que no puede opinar sobre eso, peeero.

“(…) Si son buenos o son malos, si tienen mala fama o buena fama, pues eso depende de cómo se vean las cosas”, justificó, además de que, ¡caray!, recordó, “los seres humanos, todos, cometemos errores (…). Y aunque en un tiempo se hayan portado mal, pero deciden cambiar y terminar en el último tramo de su vida ayudando, siendo consecuentes, pues adelante, eso se presenta mucho en la historia”.

¡Ajajá! Y prosiguió en ese perdón a los canijos ex priistas:

“Y lo mismo, hay gente muy consecuente, incorruptible, con convicciones, pero se cansan y al final se relajan y se echan a perder, también sucede eso. Entonces, no hay que juzgar, o dejar que la historia nos juzgue ya en su momento”.

Y sí, el demócrata y honesto Eruviel Ávila, quien gobernó al Estado de México con preclara convicción patriota, praxis del no menos respetable Alejandro Murat Hinojosa, congruente ex gobernador de Oaxaca cuya simpatía es de irrefutable honestidad como la de quienes, al nivel de Jorge Carlos Ramírez Marín y Nuvia Mayorga y Adrián Rubalcava se hartaron de ser víctimas de la bondad del erario público y se suman incondicionalmente, dicen, a la causa de la doctora Sheinbaum. Habrase visto.

¡Recórcholis, San Francisco de Asís!

Y fueron bendecidos y perdonados por el Santo Niño Fidencio porque, formalmente desprendidos de las mala mañas priistas, convertidos en la llamada “Alianza Progresista” se declararon “soldados” y “soldaderas” de la mezzosoprano.

¡Sí! ¡Sí!, Su Alteza Serenísima les ha perdonado, tienen luz verde para ir por esos caminos de Dios a predicar la palabra de la precandidata que ha demostrado ser bien imitadora del licenciado presidente.

Y por aquello de que usted dude de la convicción de estos ex priistas honestos y demócratas, lea lo dicho por el desinteresado Adrián Rubalcava, alcalde de Cuajimalpa, quien se quedó con las ganas de ser candidato de la coalición Fuerza y Corazón por México al gobierno capitalino:

“Que quede claro que el interés que tenemos va más allá de un interés particular o un protagonismo. Si ella nos llama, nos invita, nos indica una tarea, ahí estaremos como soldados para cumplir lo que ella manifieste”.

¡Sopas! Usted califique y llámele como mejor le venga en gana. Pero, eso sí, que le vaya de pocas tuercas en estas fiestas navideñas y de bienvenida al 2024.

A mis 15 lectores, a usted, a mis hijos Brenda, Astrid, Carlitos y Daniel, a la memoria de Yaz y de Moy, a mi hermana Conchita y mis hermanos Filemón, César y Anselmo y sus familias que son las mías, a mi tía-mamá Barbarita y al recuerdo de mi mamá y mi papá y mi abuelo Don Melquiades y mi abuela Panchita, a mis compadres y comadres, amigas y amigos, amores idos, colegas y, en fin, a todos quienes me han hecho la vida feliz e incluso a los que no tanto, les deseo amor y felicidad. Nos leemos en enero de 2024. ¿A poco no Drakko? Digo.

[email protected]   www.entresemana.mx   @sanchezlimon1

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