LIBROS DE AYER Y HOY/ Se dicen escépticos, pero son mentirosos

TERESA GIL

Mentiras, brumas, falsedades, de las que nos enteramos a diario, no están dentro de la definición de escepticismo. Solo los ignorantes las confunden. Quizá podría entrar en la sinrazón de los torpes, los incultos, tal como la imaginaba aquel caballero andante que inmortalizó el señor Cervantes. Organismos no oficiales fijaron el 20 de diciembre el Día Mundial del escepticismo. Pero la palabra suele ser usada por algunos que en realidad no son escépticos, sino mentirosos.  Eso lo comprobamos a diario en esa mujer que deambula por el país y habla sin ton ni son, de cosas que desconoce. El uso impresionante que se está haciendo de capitales para tratar de lanzarla a un fin incierto, se ve reflejado en muchos medios.  Los que organizaron ese enorme tinglado deberían de haber leído a René Descartes el francés, que allá en el siglo de las luces se aferró a ese concepto, dejando la frase famosa “Pienso, luego existo”, aunque los mencionados no piensen, solo existan. “A veces me siento y pienso, a veces nomás me siento” dice la canción norteña para definirlos. Pero volviendo al escepticismo el día mundial fue creado para recordar a Carl Sagán, el astrólogo, astrofísico, cosmólogo, escritor francés, con muchos otros méritos. Entre ellos rescatar el término escepticismo, para poner la duda fundamental y valiosa, en la mente de los seres humanos. Duda que suelen rescatar algunos en los cuatro conceptos que utilizó su paisano fallecido en 1650:  evidencia, análisis, deducción y comprobación. Conceptos que desde luego no usan los mentirosos que solo lanzan al aire sus desboques.

ROSA CHACEL. LA MENTIRA SE ALIMENTA DE LA SINRAZÓN.

La sinrazón es otro concepto que tiende a crecer en sustitución del escepticismo que puede tener materia científica. La sinrazón opera en las creencias por ejemplo  después de siglos de crédulos que todavía son mayoría. Lo acabamos de ver en los peregrinajes recientes. Por esta época muy pocos leen a Rosa Chacel la escritora española autora de la Sinrazón. Como muchos autores que han usado las frases de El Quijote, Rosa se apoyó en esa palabra para dar a conocer una novela  que en su tiempo tuvo mucho éxito. El vocablo actualiza los horrores y despropósitos que está viviendo el mundo en los que parece que la razón está ausente. Lo que nos distingue de otros seres vivientes, ha quedado rezagado en muchos casos. La Sinrazón (Bruguera. Libro Amigo 1981), fue escrita por Rosa Chacel durante diez años, a mano, mientras transcurría su exilio en Argentina iniciado en 1940, como el de muchos españoles que huyeron del franquismo. La frase que inspiró el título aparece en el primer capítulo de la primera parte de El Quijote y Cervantes se la atribuye a Feliciano Silva, un famoso autor de novelas de caballería, del que indudablemente se estaba burlando don Miguel.  La frase completa dice: “La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera que mi razón  enflaquece, que con razón  me quejo de la vuestra hermosura”. Para algunos es una figura retórica Poliptoton que consiste en “acumular distintas flexiones de la misma palabra.”

EL GRAN ESCRITOR JULIÁN MARÍAS, ESCRIBIÓ EL PRÓLOGO DE CHACEL

El caso es que Chacel escribe una novela muy larga casi 700 páginas, densa, pero muy bien hecha que la lanza con otras destacadas a la novelística española de primer plano.  Así lo dice en el prólogo el escritor ya fallecido Julián Marías. El libro trata tangencialmente, a partir de la introspección temas como la guerra franquista y la guerra mundial. Mas bien se centra en asuntos personales. Para mi gusto hay divagación, propia de aquella literatura de la época. Sin quitar méritos, aunque uno de sus críticos haya dicho que, solo leyendo a otro crítico, se enteró que la novela trataba de un triángulo amoroso. Vale la pena leerla.

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