SINGLADURA/ Coacción

ROBERTO CIENFUEGOS J. @RoCienfuegos1

¿Se vale? Seguramente no, pero es una realidad que en este sexenio se han hecho y siguen haciéndose muchas cosas que no sólo son inválidas, sino que contravienen de manera burda la necesaria convivencia cotidiana de los mexicanos, ya no se diga la ley y mucho menos hablemos de la necesaria contención del presidente como un actor que por su relevancia y poder político debería constituir un factor clave y aún estratégico de equilibrio, moderación y unidad nacional.

Recién ayer domingo en el Estado de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador rompió esa moderación que debería ser inherente a su investidura. Aludo a la intervención, abierta y me parece que hasta temeraria, en el proceso político en marcha que deberá concluir el primer domingo de junio próximo.

Allá, en los reductos mexiquenses, dijo López Obrador que Morena, su partido, debe ganar la presidencia, pero no sólo eso, sino la mayoría en el Congreso federal. ¿Se vale pregunto una vez más que el presidente de los mexicanos actúe como promotor de su partido?

Pero no sólo dijo eso. También hizo ver en su mensaje que de no ocurrir lo que está planteando en favor de Morena, entonces no habrá presupuesto para  financiar los programas sociales. Es decir, está ejerciendo una coacción, y si me voy más allá, un chantaje sobre el electorado mexicano para que vote por Morena o de otra forma perdería los apoyos que -dijo- llegan a 30 millones de familias en México. ¿Pues no que esos programas están constitucionalmente blindados?

La postura presidencial resulta al menos indebida y contraviene los principios esenciales de una competencia limpia, democrática y respetuosa. Si vemos el caso desde otro ángulo confirma el carácter y naturaleza clientelar de los programas de apoyo social de Morena, que se financian -nunca se olvide- con fondos del Estado y que en consecuencia no deberían ser utilizados en beneficio de un partido, menos incluso si éste se encuentra en el poder.

De esta forma, López Obrador se apropia para su causa de los recursos que aportamos los mexicanos con nuestro trabajo y los impuestos asociados. No se vale, ni debería ser aceptable semejante despropósito. ¿Pues no que el poder es para servir y no servirse de él? Somos los mexicanos que generamos los recursos que el Ejecutivo utiliza y eso está bien, pero el uso de esos recursos no debería condicionarse al beneficio y peor aún, para financiar la permanencia en el poder de Morena. En cierta forma se privatiza de esta manera el recurso público. ¿Se vale?

En su alocución mexiquense, esto dijo López Obrador: «Es importante que no sólo se tiene que ganar la Presidencia, se tiene que ganar la mayoría en el Congreso. Si no se tiene mayoría en el Congreso, no se puede contar con presupuesto integrado».

Y aguijoneó claro como siempre lo hace para su beneficio y el de sus huestes: “antes, saben qué sucedía, de que no había un presupuesto en beneficio del pueblo, el presupuesto se lo repartían entre ellos”.  ¿En serio? ¿Habla en serio el presidente? Añadió que “ahora todo el presupuesto es para los programas». Tampoco es sostenible esto. ¿Todo el presupuesto se gasta en los programas? ¿Es creíble?

Lo increíble es que el presidente de este país amedrente a los electores mexicanos, intervenga en el proceso electoral de manera desembozada y aun incurra en una coacción del voto para favorecer a su causa. Lamentable. Y si eso es lo que ocurre a seis meses de que los mexicanos visiten las urnas, imagine usted lo que viene conforme el tiempo se reduzca. Y aún así sostienen que son demócratas, respetuosos y que no interferirán en los comicios.

@RoCienfuegos1

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