JOSÉ CARLOS GONZÁLEZ BLANCO
Movimiento Ciudadano se exhibió padeciendo los vicios que repudiamos los mexicanos, se desnudó mostrándose tal y como es, un partido traicionero, convenenciero y simulador, capaz de postular a un hombre inmaduro, frívolo, ególatra, para Presidente de la República.
¡Qué vergüenza!
¿Deveras eso querían para México?
Ese partido tiene los mismos defectos que critican en los otros que desprecian.
Su posición estratégica de partido emergente carcomió sus convicciones y los confundió menospreciando a los neoleoneses y a toda la sociedad, considerando que es estúpida, que se dejaría y que además votaría por ellos.
¡Que torpeza!
¡Que soberbia!
Le salió muy caro el atrevimiento.
La sociedad le mostró a Samuel y a Dante quién es quién y los puso en su lugar.
No entendieron que el arrogante inexperto que encumbraron en Nuevo León, logró la gubernatura por el lastimoso lastre que han representado las gubernaturas de los partidos dominantes que antaño han decepcionado; fue el mismo hartazgo que posicionó al Bronco.
Samuel prometió que no abandonaría a los neoleoneses que confiaron en él, cuando hizo esa promesa pública, lo acompañaron y aplaudieron todos los hombres del partido empezando por Dante, como robusteciendo el valor de esa promesa.
Eran tiempos de mostrar convicciones y congruencia.
En efecto, Dante Delgado.
Nada menos que el patriarca fundador del partido, crecido ante la sociedad por los reclamos públicos que le hizo al Peje exhibiendo sus fechorías.
Eran buenos tiempos para el partido, por su congruencia y frescura.
Pero les dominó la soberbia.
Dos años después, Samuel y Dante traicionaron su palabra, *Samuel lo hizo a instancias del propio Dante*, a sabiendas que jamás podría ganar la presidencia de la república, y con plena conciencia de que le causaría un daño extremo a Nuevo León por dejarlo ingobernable y al frente opositor por dividir el voto útil en beneficio de Morena y del pejismo.
La afrenta pública, no es poca cosa.
Fue una insensatez.
¿Qué ganaba el partido?
Sólo convertirse en otra vergonzante rémora de Morena como el Verde o el PT.
¡Que patético papel!
¿A cambio de qué?
Su postulación sólo se explica motivado por intereses individuales que se impusieron sobre sus compromisos públicos a los que se deben.
Sólo se explica en un compromiso turbio con el Peje de dividir el voto opositor.
Eso ha afirmado toda la sociedad, en todo el país.
¡Vergonzoso! Samuel, Dante y todo su partido se vieron forzados a recular, porque, en Nuevo León, les estrellaron en la cara la realidad que desdeñaron.
No pueden ir a tomarle el pelo a la sociedad a la que deben servir.
Olvidaron que esa misma sociedad es la que les paga.
Era inminente que su retiro como gobernador habría propiciado que neoleoneces despedazaran a Samuel encontrándole en su gestión hasta lo que no ha hecho y con ello la pérdida para el partido sería peor por defraudar sin remedio la precaria base electoral que habían logrado.
Su malograda candidatura por la presidencia federal, muy pronto recibió el desprecio de toda la sociedad que los tachó de esquiroles, vendidos al morenismo y a Samuel en particular como un torpe e insultante discriminador ofreciéndose como un presidente joven en contraposición a la edad de los demás.
¡Caray!
Presumir que en sólo 2 años hizo lo que nadie había logrado en 40 es una pavoneada ridícula.
Ese discurso sólo evidenció que es un engreído inmaduro.
El saldo de la notoria torpeza de Movimiento Ciudadano generó ingobernabilidad, pérdida irreversible de confianza en el partido, y la decepción de su capital político.
¡Que desperdicio de oportunidades y prestigios!
Samuel, se convirtió prematuramente en un cadáver político, esa torpeza lo acompañará para siempre, después ¿Quién confiaría en él?
Dante por la suya, ¿Se atreverá a poner su propia cara para sostener el compromiso que toda la sociedad pensamos pactó con el Peje?
No debe atreverse, ya sabe que en la sociedad pensamos que operó como esquirol.
Qué diferencia con Colosio quien ante las tentaciones con madurez dijo que no es su tiempo, que no tiene méritos que le permitieran aspirar a la primera magistratura y que él no se prestaría a dividir el voto opositor.
Que diferencia con Alfaro quién a tiempo dijo que se quedaría con los Jaliscienses a quién no abandonaría e hizo público que lo mejor para México era sumarse al frente opositor para superar la amenaza de Morena.
Ahora, Movimiento Ciudadano tendrá que improvisar un nuevo candidato, pero en condiciones muy difíciles por encontrarse a dos fuegos.
Por una parte, su descrédito que la sociedad percibe como vendido al Peje.
Y por el otro lado, la sociedad a la que debe servir quién le exige masivamente que no divida el voto opositor.
Irónica y ahora agraciadamente, la vida le ofrece a Dante y al partido, la oportunidad histórica de rectificar probar que no son vendidos al peje y que, sí es cierto su amor a México.
Su única ruta, compatible con la ética, y la congruencia es evitar la división del voto opositor.
Movimiento Ciudadano, debe sumarse a postular a Xóchitl pero en candidatura común para no mezclarse con los partidos que desprecia y a los que cada vez más se parece con yerros como el de Samuel y Dante.
Movimiento Ciudadano tienen la oportunidad histórica de enseñarle a todo México que no son títeres del Peje y que no lo serán de Claudia.
Tienen obligación de entender y solidarizarse con México en la difícil coyuntura de necesitar como nunca obtener la mayoría en todos los congresos y todas las contiendas por cargos ejecutivos.
Deben decidir abandonando sus intereses personales y abrazando un auténtico nacionalismo.
Deben hacer lo correcto.
Empezando por sentir vergüenza, ofrecer disculpas y reconocer el error.
Proponerlo, no entraña una ingenuidad, parece mucho pedir pero esa, es la actitud ética que deseamos en los partidos, mayor congruencia y menor prevalencia de acuerdos obscuros.
¡Imposible!, eso no pasará.
Hoy, ya vimos de que está hecho Movimiento Ciudadano, promotor de actos irresponsables que los homologa a los partidos que odia.
También ya vimos cómo actuó Dante, como las dirigencias de los otros partidos que odia.
Políticos de intereses, no de causas a quienes necesitamos verlos actuar con ética.
Políticos de intereses, necesitamos verlos actuar con ética.
Es hora de verlos en los hechos, actuando en congruencia, con honor, no sólo palabras, simulación y demagogia.
Veremos que hacen.
Cuando hace siglos, le preguntaron a un buen hombre, ¿cómo identificar a los farsantes? Sabia y humildemente respondió.
¡Por sus actos los conoceréis!