>> Tres Académicas y Siete de sus Colegas por la Rectoría
>> Las Modernas Instalaciones Construidas en Cuatro Años
>> El Cambio a la CU, Obra de los Carrillo Flores, en 1954
>> Barros Sierra Defendió la Autonomía y Las Libertades
JORGE HERRERA VALENZUELA
En unas Horas Habrá Humo Blanco en la Torre de la Rectoría de Ciudad Universitaria. Tres Mujeres y Siete Hombres, los Finalistas
Los recuerdos de nuestro pasado en el colonial edificio de la Escuela Nacional Preparatoria o los que recibieron clases en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, son imborrables.
El Barrio de San Ildefonso quedó grabado en mente y corazón de cientos de generaciones estudiantiles. La mejor época de las muchachas que usaban tobilleras y de los muchachos presumidos galanes, musculosos deportistas. Amistades para toda la vida. Matrimonios y compadrazgos. Los Años de Las Cosas Simples escribió Héctor de Mendoza.
Mi ingreso en 1953 a la Prepa 1, marcó mi glorioso futur
- Compañeras y compañeros entraron en la vida familiar y eso perdura a 70 años de distancia. Una generación de políticos, escritores, novelistas, periodistas, oradores y deportistas. De lo que me ocuparé en otros comentarios.
En ese año, el doctor Luis Garrido Díaz era el Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México. El penúltimo que despachó en Justo Sierra 19, en la parte Sur del exconvento de San Ildefonso. El jurista fue rector durante cinco años. Siempre tuvo abierto su despacho a los estudiantes y al profesorado.
Bien, entre mañana lunes y el miércoles venidero los 15 miembros de la Junta de Gobierno de la UNAM nos dirán el nombre del Rector o Rectora 13 en las instalaciones de la Ciudad Universitaria
. El elegido recibirá el máximo cargo universitario de manos del doctor Enrique Luis Graue Wiechers, quien sorteó durante ocho años los problemas y sin polemizar rechazó los ataques constantes del Presiente de la República, que calificó a la Universidad, de “haberse derechizado” y llamando “conservadores” a los universitarios.
El tabasqueño actuó de esa manera, porque se filtró la información de que tardó 14 años para presentar la tesis profesional, de revelar las materias que reprobó y su bajo promedio en calificaciones como alumno de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
TRES MUJERES Y 7 HOMBRES
La institución responsable del nombramiento de quien será la máxima autoridad de 2023 a 2027, analizó los planes de trabajo, la pluralidad de ideas, los historiales académicos, de los finalistas como aspirantes a la Recetoría de la UNAM. También recabaron la opinión y el reconocimiento de profesores y estudiantes, por escrito y testimonios presenciales.
Las tres mujeres y los siete hombres tienen grado de doctor, además de largo historial académico. Ellas son, Laura Susana Acosta Torres, Patricia Dolores Dávila Aranda y Guadalupe Valencia García.
Entre los siete aspirantes están los directores de Medicina y de Derecho, Germán Enrique Fajardo Dolci y Raúl Juan Contreras Bustamante. La lista se complementa con Sergio Manuel Alcocer Martínez de Castro, Luis Agustín Álvarez Icaza Longoria, William Henry Lee Alardin, Leonardo Lomelí Venegas (actual Secretario General de la UNAM) e Imanol Ordorika Sacristán.
¿Rector o Rectora?
BREVE HISTORIA DE CU
En esta elección, los 15 miembros de la Junta de Gobierno, procedieron detalladamente en cada uno de los casos, analizando documentos presentados las y los aspirantes a convertirse en Rectora o Rector Número 13 de la UNAM, en Ciudad Universitaria.
Corresponde, a los integrantes del Consejo Universitario, el nombramiento de quienes forman la Junta de Gobierno. El Consejo es la máxima autoridad colegiada en que participan catedráticos, estudiantes, directores de Escuelas, Facultades, Institutos y trabajadores.
Las instalaciones de la Ciudad Universitaria, que entregó el presidente Adolfo Ruiz Cortines el 22 de marzo de 1954 al rector Nabor Carrillo Flores, se han ampliado, modificado e inclusive la Hemeroteca Nacional salió del edificio en las calles del Carmen, cerca del barrio de San Ildefonso y está en terrenos de la CU.
En ese día el presidente inauguró los primeros cursos en los edificios, del Pedregal de San Ángel, debidamente equipados, salas de juntas, auditorios, bibliotecas, servicios asistenciales. La computación aun no llegaba a esas aulas.
La construcción de la Ciudad Universitaria comenzó en 1950 y estuvo a cargo del arquitecto Carlos Lazo. La ceremonia para colocar la primera piedra estuvo a cargo del presidente Miguel Alemán, acompañado del rector Luis Garrido Díaz.
APORTACIÓN DE LOS CARRILLO F.
Precisamente el doctor Carrillo Flores y su hermano Antonio hicieron historia.
El primero de sus 8 años de su rectorado el maestro Nabor trabajó a marchas forzadas. Le tocó trasladar a Escuelas y Facultades de los edificios coloniales, como el de la Facultad de Medicina, donde estuvo “El Santo Oficio de La Inquisición”.
Por principio convencer a maestros y alumnos que se oponían a salir del hoy Centro Histórico, entonces llamado Primer Cuadro. El argumento, la lejanía de CU y la falta de transportación.
Otro obstáculo superado, la terminación de algunas construcciones. Para ello, el joven rector recurrió a su hermano Antonio, maestro universitario y Secretario de Hacienda, para obtener la autorización del presidente Ruiz Cortines, a efecto de apoyar económicamente la terminación de las obras.
Ambos, hijos del ilustre maestro Julián Carrillo, descubridor del Sonido 13, salieron avantes. La CU estaba en plena marcha, en 1956, con una población estudiantil de 30,000 alumnos.
Como estudiante primero y después como reportero del diario La Prensa tuve oportunidad de platicar con el doctor Carrillo Flores. Su jefe de prensa, el licenciado Manuel Barros Sierra, muy gentil con los reporteros diaristas.
Recuerdo que nos recibió, en 1956, a Augusto Gómez Villanueva, a Miguel Osorio Marbán y a su servidor, al salir rumbo a la Universidad de Guadalajara para asistir al Congreso Nacional de Redactores Estudiantiles.
El ingeniero civil y doctorado en Ciencias, Carrillo Flores, fue el primero en ser reelecto por la Junta de Gobierno. Después de él han despachado en la Torre de la Rectoría de CU:
Ignacio Chávez Sánchez, Javier Barros Sierra, Pablo González Casanova, Guillermo Soberón Aceves, Octavio Rivero Serrano, Jorge Carpizo MacGregor, José Sarukhan Kermez, Francisco Barnés de Castro, Juan Ramón de la Fuente, José Ramón Narro Robles y Enrique Luis Graue Wiechers.
BARROS SIERRA A LA ROTONDA
Desde este comentario periodístico y como egresado de la UNAM, propongo que los restos del Señor Rector Javier Barros Sierra sean llevados a la Rotonda de las Personas Ilustres.
Sus méritos son más que suficientes para recibir ese honor.
En 2010 el presidente Felipe Calderón Hinojosa, egresado de la Escuela Libre de Derecho, apoyó que el Senado de la República otorgara, en homenaje póstumo, la Medalla Belisario Domínguez al hombre que defendió la autonomía universitaria y las libertades de los mexicanos.
La tarde del 1 de agosto de 1968 se inició una marcha para repudiar el “bazucazo”, disparado por militares para destruir la puerta de madera tallada en el Siglo XVIII, en uno de los accesos al edificio de la Escuela Nacional Preparatoria, en la calle San Ildefonso 43. Lograda la infeliz hazaña, los soldados penetraron a los tres patios de la Prepa e hicieron detenciones de profesores y alumnos.
El presidente Gustavo Díaz Ordaz estaba de gira oficial en Guadalajara, Jalisco. Se deslindó de la responsabilidad. Declaró que no había dado la orden. El titular de la Defensa Nacional era el general Marcelino García Barragán, quien tampoco aceptó culpabilidad. El movimiento estudiantil continuó.
Convocados los universitarios, el Rector Barros Sierra encabezó la histórica marcha. A su derecha iba el estudiante de Derecho, Jorge Ampudía Herrera y a la izquierda lo flanqueaba Ángel Fernando Solana Morales, Secretario General de la UNAM.
Entre 80 mil y 100 mil personas emprendieron la marcha hacia la Plaza de la Constitución. Se habían sumado estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, de la Universidad Autónoma de Chapingo y de la Insigne Escuela Nacional de Maestros, la Normal.
El ingeniero Barros Sierra en la explanada, frente a la Torre de Rectoría, expresó a los manifestantes: “Permanezcamos unidos para defender, dentro y fuera de nuestra Casa, las libertades de pensamiento, de reunión, de expresión y la más cara, ¡Nuestra Autonomía!”.
El plan era arribar a la Plaza de la Constitución. Maestros, estudiantes y el Rector habrían de pronunciar sus discursos. Empezaron a caminar por la Avenida Insurgentes Sur, cuando fueron avisados de que militares y policías estaban apostados frente al Parque Hundido.
No permitirían el paso a los universitarios, politécnicos, normalistas y chapingueros. Sobre Insurgentes, en el sitio señalado, estaban estacionados tanques con ametralladoras, vehículos del Ejército, transportes y patrullas policíacas.
El gobierno diazordacista siempre mantuvo la represión desde la tarde del 23 de julio, cuando estudiantes de la Preparatoria Isaac Ochoterena y de la Vocacional 5 del IPN, se enfrentaron cerca de La Ciudadela. Oficialmente ahí “nació” el Movimiento Estudiantil 1968.
Barros Sierra determinó regresar a la Ciudad Universitaria. Llegarían al cruce de Insurgentes Sur y Félix Cuevas. Dieron vuelta a la derecha, seguir por la Avenida Coyoacán para retornar al campo universitario y evitar el enfrentamiento.
En ausencia del presidente, el secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez transmitía información y recibía órdenes para contener a los que repudiaban “el bazucazo”.
Una segunda intervención del Rector Barros Sierra a la muchedumbre que lo acompañaba: “Las demandas, las exigencias, son por la libertad de nuestros compañeros, profesores y estudiantes y defender las libertades democráticas en México”.
Primer Rector de la UNAM que protestó contra la violencia oficial. Primera ocasión de la fraternidad UNAM-IPN, Pumas y Burros Blancos unidos.
Fue el histórico final del jueves 1 de agosto de 1968.