SALVADOR MARTÍNEZ G.
Nunca, como hoy, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha mostrado tanta ineficacia para mediar en un conflicto entre naciones. Su inutilidad es patente y muestra la descomposición del actual orden mundial.
En tanto, el gobierno de Israel continúa con sus salvajes ataques a la franja de Gaza, donde ha ultimado a más de ocho mil personas, entre ellos más de tres mil niños y niñas, palestinos, a los que se agregan por lo menos 50 muertos por el bombardeo israelí contra el campo de refugiados de Yabalia.
De nada han servido las condenas de la ONU y decenas de naciones a las despiadas órdenes de destrucción de Benjamín Netanyahu, sobre la población civil Palestina allende sus fronteras. Genocidio y destrucción que avanza sin misericordia.
Nadie puede aprobar los ataques terroristas de Hamás sobre Israel, como tampoco nadie lo puede hacer sobre lo que hoy sucede contra el pueblo Palestino inerme, pero ninguna voz se alza para frenar tanta crueldad.
Estados Unidos se erige como el principal impulsor de la violencia en el medio Oriente, como lo ha sido en la guerra de Ucrania, y para tal fin el gobierno de Joe Biden, pide a sus congresos autorizar un presupuesto de 106 mil millones de dólares (2 billones de pesos más de lo que requiere la reconstrucción de Acapulco) para apoyar a Israel y Ucrania en sus proyectos bélicos, en lugar de promover soluciones pacíficas en los conflictos de ambas regiones.
La barbarie sobre el humanismo y el raciocinio. Así estamos en el mundo.
SUSURROS
En México, hasta el tercer trimestre de este año, la economía siguió viento en popa, al obtener un crecimiento de 3.5 por ciento entre enero y septiembre, comparado al mismo periodo del año anterior y a tasa anual de 3.3 por ciento.
Con esto el PIB nacional ligó ocho trimestres al alza, aun cuando para el cuarto y último trimestre del año las expectativas se ven menos optimistas, ahora también afectadas por la destrucción sufrida por Acapulco y las grandes cantidades de recursos que reclama su rehabilitación social y material.
La esperanza es que México mantenga su elevado nivel de atracción de capitales foráneos derivados del Nearshoring, como lo augura Fausto Costa, el CEO de Nestlé en México, empresa multinacional Suiza, líder mundial en nutrición, salud y bienestar, la más grande del mundo, que recientemente amplió su planta de Chiapa de Corzo en Chiapas.
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