Textos en libertad/ Olimpiadas México 68, altitud de la CDMX, temores descartados (II/II)

José Antonio Aspiros Villagómez

Ciudad de México, 11 de octubre (entresemana.mx). Este tecleador era redactor, aún no reportero, en la agencia informativa Radionoticias El Heraldo, cuando en 1968 tuvieron lugar en México los XIX Juegos Olímpicos de la era moderna. Pero en los años previos sí reporteó para otros medios las semanas deportivas internacionales, organizadas entre 1965 y 1967 para despejar dudas surgidas en el extranjero con respecto a afectaciones por la altura de la Ciudad de México.

Porque, además de que en 1968 se acusaba al Movimiento Estudiantil de querer boicotear la Olimpiada, y se rumoró que ésta sería cancelada después de que fueron asesinados muchos civiles el 2 de octubre en Tlatelolco, desde años antes había en el extranjero titubeos y discusiones a causa de la altitud de la sede principal.

Esto fue algo de lo que el tecleador escribió al respecto en octubre de 1966, con pequeños ajustes para actualizarlo:

“A raíz de la designación de la Ciudad de México como sede de los juegos de la XIX Olimpiada, diversos periódicos y revistas de Europa y Estados Unidos publicaron informaciones y comentarios especulando acerca de los efectos que la altura de la capital mexicana ejercería sobre los competidores en 1968.

“Los ataques se sucedieron con tanta intensidad y tuvieron tal impacto publicitario, que diversos países solicitaron a México facilidades para que sus deportistas entrenaran en su capital y se realizaran estudios médicos sobre las consecuencias.

“Para dar satisfacción a esas peticiones, conservar en su alto nivel el prestigio internacional del país y para eliminar el mito de la “mortal” altura de la Ciudad de México, el Comité Organizador de la XIX Olimpiada celebró en 1965 la primera Semana Deportiva Internacional y dos más en los años subsecuentes.

“En ellas, los éxitos fueron mayores a los previstos y, conforme a las opiniones de los médicos especialistas, fue posible comprobar lo siguiente:

“1.- Es ridículo pensar que exista peligro de muerte, inclusive para los deportistas acostumbrados al nivel del mar;

“2.- En toda la historia del deporte mexicano no se ha conocido un solo caso de accidentes cardiovasculares ni entre atletas nacionales, ni entre extranjeros; y

“3.- La aclimatación se debe más a un aspecto psicológico que físico.

“Sobre esto último, el eminente cardiólogo Ignacio Chávez opinó que el periodo de aclimatación fluctuaba entre seis y ocho días. Por su parte, el Comité Organizador, en un boletín expedido al respecto, reprodujo la siguiente consideración:

“Los médicos mexicanos tenemos la impresión de que grandes sorpresas, muy gratas por cierto, nos esperan en los campos deportivos durante las próximas competencias internacionales que se realicen en esta Ciudad de México. Hemos visto el entusiasmo y la gran preparación técnica y científica de los entrenadores y médicos que nos han visitado. Ahora está demostrado que la altura de la Ciudad de México no es problema para la salud del deportista, sólo será una barrera para los récords como lo fueron los cuatro minutos en la milla.”

“Y continuaba: “La capacidad del ser humano para vencer obstáculos todavía no ha llegado a su límite. Es necesario que los atletas estén conscientes de ello, para evitar lo que en algunos casos hemos observado: que el deportista se presenta derrotado de antemano por la ‘psicosis de altura’. Queremos contribuir al máximo de nuestras posibilidades para una estancia tranquila y alegre durante su visita en la próxima Semana Deportiva Internacional o durante el desarrollo de los Juegos Olímpicos en 1968”.

“En realidad, todo se reduce a que la Ciudad de México está a 2,240 metros sobre el nivel del mar, pero los capitalinos no son los únicos que viven a esa altura: más de 60 millones de personas en todo el mundo habitan en lugares a más de 2,000 metros de altitud y llevan una vida activa sin sentir la menor molestia.

“Otro argumento de la defensa es que en México hay una gran cantidad de jugadores extranjeros -principalmente futbolistas brasileños- que militan en equipos nacionales y nunca se han quejado por la altitud.

“Recientemente, el pugilista japonés Mitsunori Seki, a los ocho días de haber llegado a México declaró que se sentía perfectamente aclimatado sin alterar sus costumbres alimenticias y de preparación física, y que si perdía la pelea ante Vicente Saldívar sería por superioridad de éste y no por razones de aclimatación.

“Los mismos deportistas extranjeros que actualmente se encuentran en México, han declarado: “los mexicanos están más obsesionados que nosotros por las consecuencias de la altura”.

“En esas circunstancias, preguntamos: ¿cuál es el problema?”

Hasta aquí la transcripción casi textual del viejo artículo, y después reconocimos cuánta razón tenían los médicos mexicanos: fueron rotas 63 marcas, la mayoría en atletismo y natación.

En ello destacaron algunos estadunidenses: Bob Beamon alcanzó los 8.90 m. en salto de longitud (50 cm. más que lo logrado hasta entonces); Dick Fosbury llegó en salto de altura a los 2.24 m. (mejoró en 6 cm. la marca); Jim Hines hizo 9.95 s. en carrera de 100 metros sobre pista de tartán; Wyomia Tyus en la misma prueba, pero femenil, ganó el oro con sus 11.08 s., y Debbie Meyer estableció tres veces un récord olímpico, en las pruebas de nado libre de 200, 400 y 800 m., con tiempos de 2:10.5, 4:31.8 y 9:24.0 respectivamente.

México solicitó nuevamente la sede olímpica, ahora para 2036 o 2040. Si gana alguna, que lo disfruten quienes vivan para entonces, como otros lo hicimos en 1968.

Check Also

Comisiones del Senado aprueban reformas que crean dos secretarías y una agencia

>> Se trata de un “ajuste” en la estructura de la Administración Pública Federal >> …