FERNANDO IRALA
Sin que los legendarios espías de Israel lo detectaran, sus acérrimos enemigos del grupo palestino extremista Hamas lanzaron una ofensiva de grandes proporciones contra territorio judío, lo que se ha convertido en el inicio de un nuevo conflicto armado en la zona.
La escalada se produjo luego de cumplirse medio siglo de la guerra de Yom Kipur, en que los ejércitos de Egipto y Siria intentaron recuperar la península del Sinaí, en poder de Israel.
Desde su creación, luego de concluir la Segunda Guerra Mundial, la historia del Estado de Israel ha estado ligada al conflicto con sus vecinos árabes, en particular con los palestinos, que reclaman como propios los territorios en que se han asentado los israelitas.
Durante décadas se han producido crisis y enfrentamientos, y han terminado mal innumerables gestiones para negociar una paz duradera en la región, que sólo podría establecerse sobre el reconocimiento mutuo de derechos y la coexistencia de Israel con un Estado palestino, posibilidad a la que los judíos se oponen, en particular las tendencias nacionalistas más radicales.
Mientras ello no ocurra, la tensión bélica continuará, se alimentarán las tendencias más extremistas de ambos bandos, y los episodios bélicos se repetirán.
El de ahora dejará una estela de muerte y destrucción en Israel y en la Franja de Gaza, donde se encuentra buena parte de la población palestina. Luego del ataque inicial, que tomó por sorpresa y mal colocada a la defensa israelí, los muertos se cuentan ya por varios cientos y, por desgracia, el número crecerá en ambas partes durante los próximos días.
No muy lejos de ahí, la invasión rusa a Ucrania muestra el prolongado sufrimiento de la población civil en un conflicto bélico. Lo cierto es que los palestinos, despojados de su tierra, sometidos por el poderío judío y por la red de intereses que apoyan a éste en todo el mundo, llevan generaciones viviendo como parias y defendiendo a un elevadísimo costo humano su derecho a existir como nación.
Los días y semanas siguientes serán aún más ominosos en una guerra a la que no se le ve solución viable.