SILOGISMOS/ Beatriz Paredes en Hidalgo

ANTONIO ORTIGOZA VÁZQUEZ/ @ortigoza2010

Especial Expediente Ultra. Beatriz Paredes fue y es una «rara avis» desde sus comienzos en la política, como joven campesina que llegó a contestar un informe presidencial y que suma ya decenios de trabajo con el campesinado, sin «dar su brazo a torcer», de digna condición modesta y ahora como aspirante a la candidatura presidencial del Frente Amplio por México, que suma al PRI con PAN y PRD.

Como ha sido siempre, directa y al fondo, Paredes admite en los hechos que la metodología para reunir 150 mil firmas para pasar a la segunda vuelta en el proceso de selección, «ha desemparejado el piso» en perjuicio de los derechos de las colectividades campesinas, las que, precisamente, son su base.

La utilización de una plataforma digital para «las firmas», en vías de hecho margina a campesinos, ya sea por desconocimiento de los procesos tecnológicos o por ausencia de señal de Internet en lugares apartados de la geografía nacional, ya que eso de «Internet para todos» quedó en otro cuento más de la 4T.

Beatriz Paredes, sin forma de exagerar, es una mujer legendaria en la política mexicana: primero, porque sus comienzos se dieron en un sexenio, el de José López Portillo, que pasó a la historia por la corrupción rampante con que se manejaron los fondos del petróleo, pero lejos de beneficiarse de la rapiña, se dedicó a denunciar y combatir, desde dentro, los excesos de esa época.

Como gobernadora de Tlaxcala, hizo un notable esfuerzo para remontar la virtual quiebra de las finanzas públicas que dejó su antecesor, Tulio Hernández, quien usó el presupuesto estatal para satisfacer los caprichos de su consorte, una estrella de cine y tv.

Tanto en foros públicos, como en tertulias privadas (en una cena en casa de Ifigenia Navarrete, hizo una certera crítica a la corrupción rampante del régimen, cuando nadie se atrevía) fue una voz discordante y, a la vez, muy respetada.

En estos tiempos, desde la oposición, y en un proceso particularmente complicado, lanza su precandidatura a la presidencia, con los modestos recursos que su condición, y la de sus participantes, disponen, a lo que se suma lo que ella define como «el desemparejamiento» de la contienda, ya que la recaudación de firmas solo puede hacerse por medio de la aplicación de Internet acordada por el FAM, y eso dificulta, o en caso extremo margina, a comunidades campesinas.

No obstante eso, Beatriz se mostró confiada en reunir las 150 mil firmas requeridas. Añadió que otro problema, ahora para el Frente Amplio en general, es la indebida ventaja de «las corcholatas» de Morena, donde ostensiblemente se echan mano alegremente, tanto de fondos públicos como de empresarios contratistas, surgidos todos, curiosamente, desde 2018, con el régimen obradorista.

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