MARTHA CANSECO GONZÁLEZ (SemMéxico, Pachuca, Hidalgo). Hace tiempo, dediqué varias columnas para denunciar la mala gestión y administración de Radio y Televisión de Hidalgo por parte de Cristian David Guerrero, y nadie hizo caso en el gobierno de Omar Fayad.
Las consecuencias están ahora a la vista, ¡Siempre tuve la razón y la sigo teniendo!
Guerrero enfrenta en la cárcel procesos judiciales por su criminal gestión como servidor público. La verdad es, que no sólo el exdirector dejó perder todas las estaciones de radio que tenía el gobierno, también abuso laboralmente del personal, por supuesto hay que investigar su inexplicable enriquecimiento, y además ejerció violencia de género en la institución, esto último no se ha podido investigar.
Por cierto, los contenidos impuestos por este personaje, no pasaron a la historia ya que se caracterizaron por su vacuidad, frivolidad y poca imaginación.
Nunca entendió ni quiso entender que es totalmente distinto dirigir estaciones de radio y televisión comerciales, que públicas, sus objetivos y finalidad son opuestos.
Y con la llegada de un nuevo gobierno de “izquierda”, de “transformación”, de “derechos humanos” ¿adivinen qué?… Está ocurriendo algo muy similar a lo del sexenio anterior, ¡No se hagan, es lo mismo!
Insistir en imponer un esquema de radio y televisión comercial a las entidades públicas, es carecer de imaginación, de profesionalismo y una falta de respeto para las audiencias, al asumir que no están listas para recibir contenidos de calidad.
Es de hecho un círculo vicioso impuesto por las grandes cadenas nacionales de radio y televisión, “es que eso es lo que le gusta a la gente”, argumentan, y entonces siguen produciendo verdaderos bodrios y no le dan a la gente la opción de ver y escuchar cosas distintas, ¡por eso los ven y los escuchan! porque no hay otra cosa.
Es por eso que se siguen engañando con estos parámetros para medir la audiencia, parámetros que los mismos medios han diseñado para aprobarse a sí mismos.
Hacer radio y televisión “para el pueblo” no es hacer lo mismo de siempre y mucho menos de tan baja calidad.
El pueblo de Hidalgo, se merece algo mucho mejor. No sólo programas que le entretengan, que también le informen, que le orienten, que le hagan tomar mejores decisiones para su vida y su dignidad.
Yo estoy convencida de que, si los medios de comunicación pueden imponer, qué cigarros comprar, por quién votar, que auto adquirir, e incentivar de manera feroz el consumo de cosas y personas, también pueden influir en positivo para que las audiencias vivan mejor y sean más felices.
Eso no está haciendo Radio y Televisión de Hidalgo.
Ser conductor y conferencista no te da los conocimientos para dirigir una entidad tan compleja como esta, sí hubiera sido el productor y director de sus propios programas, sería otra cosa, porque para eso te tienes que meter a las entrañas del sistema.
Alan Austria Anaya no sabe nada de radio ni de televisión, sólo ha puesto su carita que es lo último y lo más sencillo de esta cadena compuesta por el trabajo arduo de tantos profesionistas, por eso es rehén de quienes sí saben.
Hasta donde sé, se exigían estudios superiores para aquellos que tuvieran la intención de aportar algo en este gobierno de Morena, pues resulta que el director de Televisión Ricardo Olguín Martínez carece de estudios especializados por eso es de tan mala calidad lo que está haciendo ahí.
Lo que sí está ocurriendo en Radio y Televisión de Hidalgo es lo que pasa en las radios y televisoras comerciales y lo que sucedió en la administración anterior, que la contratación de las mujeres que salen en pantalla no siempre depende de su capacidad, sus estudios o su bagaje cultural, sino principalmente de sus atributos físicos.
Es decir, se les está hiper sexualizando, con los riesgos que eso puede traer para ellas mismas.
Ya saben ustedes como se desarrollan estas historias, lo entiendo son relaciones que mantienen personas adultas, que cada quién haga con su vida lo que quiera, pero resulta que están en un ente público. Olguín tendrá que responder como funcionario público a esta violencia de género.
Eso sí, les advierto a estas mujeres, las cuáles prestándose a estos juegos patriarcales piensan que sacaran raja, sin embargo, todo se puede revertir en su contra.
Tienen que ser conscientes de que están estableciendo relaciones de poder, con potenciales agresores machistas que hoy “las están haciendo estrellas” y “muy famosas”, pero que el día que las violenten no tendrán la capacidad de denunciarlos, debido al apego que se genera por el llamado síndrome de Estocolmo.
Precisamente por eso, no se ha podido investigar la violencia de género durante la administración de Cristian Guerrero, porque las mujeres no fueron capaces de denunciar, ni siquiera aquella a la que le rompió los dedos de la mano.
Sin denuncia, no hay delito que perseguir, pero eso no quiere decir que no haya ocurrido.
Ojalá el gobierno de Julio Menchaca, no eche en saco roto estos señalamientos y hagan algo lo más rápido posible, que todavía están a muy buen tiempo de enderezar las cosas para que su administración ¡No sea lo mismo de siempre!