EDUARDO IBARRA AGUIRRE. Con independencia de si los asistentes a la concentración en el Zócalo capitalino fueron 100 000 (López Obrador) o un millón (Luis Pasos o pesos para sus detractores), se trata de una acción política muy importante y para algunos la mayor habida durante la Cuarta Transformación (2018-23) de parte de las oposiciones mediáticas que hicieron un gran aporte publicitario, empresariales –quienes seguramente le entraron con su cuerno con dinero constante y sonante– y partidistas que se refugiaron en las faldas de la ciudadanía y manosearon menos a la llamada sociedad civil.
Igualmente significativo es el breve mitin dominical realizado en la Plaza de la Constitución, si sus propósitos fueron impugnar el denominado plan B de la reforma electoral aprobada por el Congreso a leyes secundarias pero importantes, o bien sólo fue un catalizador para que las dirigencias pusieran en movimiento a su base política y social con el propósito de reagrupar fuerzas con la vista bien puesta en el primer domingo de junio de 2024.
Más importante es todavía si tuvo repeticiones en tres decenas de ciudades de México, la principal tuvo lugar en la regia capital nuevoleonesa con al parecer 25 000 participantes, y pequeñas reuniones en varias urbes del extranjero. Digo al parecer no porque lo ponga en duda, sino por la frecuencia con la que reporteros y medios, no digamos los políticos profesionales, no valoran con veracidad la asistencia.
Incluso si el 20 por ciento de los participantes en la concentración capitalina no sabían de las razones y motivos que la suscitaron, como informó Arturo Cano, y aun si como circuló en Twitter se ofrecieron 100 pesos a los asistentes y cientos de camiones fueron puestos al servicio de los interesados; pese a lo anterior las oposiciones mostraron su músculo y no es nada desdeñable.
Es probable que todavía les falte mucho y estén lejos de poner en movimiento a los alrededor de “25 millones de conservadores”, como les llama el presidente Andrés Manuel, mismo que invitó a los dirigentes a persistir y ser tenaces porque, explicó, lo que actualmente es la 4T y sus antecedentes orgánicos y populares llenaron el Zócalo más de 100 veces y hasta lo colmaron.
Sabido es que las mayorías, en esta caso los denominados conservadores, no se movilizan y que esta aptitud y disposición pertenece a los activistas que en plena tercera década del siglo XXI todavía algunos denominan “vanguardias”.
Mostrado por sus dirigencias el músculo de las oposiciones y también sus limitaciones para desplegar sus verdaderas causas y reivindicaciones, para no hacer una especie de ensalada de locos, en donde lo mismo cabe “El INE no se toca” o “Mi voto no se toca”, que un supuesto peligro para las creencias religiosas o la democracia política mexicana al borde del precipicio –de lo que se hizo eco un funcionario del Departamento de Estado gringo, cuando la movilización dominical es una espléndida muestra de que la libertad política goza de cabal salud en tierras aztecas, mayas…
Precisamente por lo hasta aquí referido, resulta sumamente desafortunado que Andrés Manuel López Obrador se refiriera el martes 28 a los que protestaron como “la marcha de los corruptos”, en uno de esos descuidados giros discursivos que luego comete. Pero que por fortuna 90 minutos después matizó con la expresión “una parte”, pero sí “todos los dirigentes”. Lo cual tampoco es exacto porque probablemente entre las dirigencias existan personas honradas, honestas, pues ningún partido es poseedor absoluto del monopolio de estas virtudes ciudadanas y populares.
Acuse de recibo
La senadora Claudia Ruiz Massieu Salinas, sobrina consanguínea y ahijada del padrino Carlos Salinas de Gortari, concluyó su impugnación discursiva al plan B de la reforma electoral así: “Nos vemos en las urnas”. ¡Ternurita! ¿En cuál país vives que supones que tu partidito, el Revolucionario Institucional, ícono de la corrupción política e institucional desde 1929, puede ahora darse el lujo de retar? Vamos, ni siquiera al Verde Ecologista de México o al Movimiento Ciudadano de Dante Delgado… “Brigada de Solidaridad con Venezuela. Del 27 de junio al 4 de julio de 2023. La Coordinadora Mexicana de Solidaridad con Venezuela en coordinación con la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en México los convoca a participar en esta brigada de solidaridad. La brigada tiene como objetivos expresar nuestra solidaridad, fortalecer los lazos de amistad entre nuestros pueblos, tender puentes de comunicación y profundizar en el conocimiento de la Revolución Bolivariana. Durante nuestra estancia vamos a constatar que Venezuela ha reactivado su vida social, los servicios públicos, las escuelas, el turismo y otros sectores de la economía a pesar de la difícil situación que tienen por el bloqueo al que han sido sometidos por parte de Estados Unidos y la Unión Europea”… Para mayor información y detalles diríjase al señor Jesús Antonio Carlos Hernández: [email protected]
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