NATALIA VIDALES DE BITTERLIN* (SemMéxico, Sonora). Hace un par de semanas comentamos, en este mismo espacio, sobre la problemática que representa esa enorme extensión de terreno -en la entrada norte de Ensenada- que se ha convertido en un verdadero basurero de contenedores y que han sido prácticamente abandonados ahí, con la complacencia de las autoridades pese a la contaminación que representan.
Con motivo de la publicación, nos contactó el propietario de la Hacienda El Sauzal de Rodríguez, el empresario Enrique Ibarra, quien nos explicó que desde que adquirió la antigua casona del expresidente, el Gral. Abelardo L. Rodríguez -para convertirla en un atractivo turístico más de la región-, se enfrentó a la contaminación visual y de salud que representan esos enormes vagones y a los intensos olores de las procesadoras de pescado que también se ubican en el lugar, pese al daño constante a moradoras y moradores de El Sauzal y San Miguel… y a las quejas de tiempo atrás de la ciudadanía.
Por un lado, nos da gusto saber que hay quien esté buscando acabar con ambos problemas, cortar de tajo esta situación que nunca debió presentarse pero que, a través de los años, las diversas administraciones gubernamentales han indebidamente permitido.
El grupo que ha conformado ya Enrique, ha invertido tiempo y dinero en la búsqueda del objetivo, y cada vez son más las y los ensenadenses que no se conforman con solo señalar y criticar sino que han decidido actuar con las herramientas que tienen a su alcance: a través de los medios de comunicación que los han apoyado haciendo visible la problemática a nivel nacional, y de forma legal interponiendo las denuncias civiles y penales correspondientes en contra del y/o los responsables de este atropello a la comunidad.
Da gusto, por un lado, ver la participación ciudadana, pero por otro no podemos dejar de protestar porque tenga que ser la población quien luche por algo que la misma autoridad debería de atender, sin el requisito ni la necesidad de una denuncia formal de ningún tipo.
En nuestra ya larga vida, hemos emprendido y participado en campañas en las calles, en los medios y en los tribunales, para solucionar problemas comunitarios, y sin duda ello nos ha llevado a descuidar otras áreas de nuestra vida -como lo han hecho tantos otros líderes sociales-, pero hoy -a distancia- cuestionamos: ¿cuándo podremos dejar en manos de las autoridades y de nuestros/as representantes gubernamentales los problemas de la comunidad? ¿Cuándo podremos dedicarnos a nuestros asuntos particulares confiados y confiadas en que los asuntos públicos los resolverán ellos/as mismos, como debe ser?
Por lo pronto ahora no. Ese tiempo no ha llegado. Ahora hay que continuar luchando -como este empresario y como miles de mexicanos y mexicanas más a todo lo ancho y largo del país- por el bienestar de nuestra comunidad.
Mujer y Poder, al igual que otros medios, apoya esta lucha ciudadana. Otro rostro tendría Ensenada sin esa chatarra en lugar privilegiado y otra vida -de mejor calidad- tendrían las y los residentes si se obligara a los propietarios de la procesadora de harina de pescado a utilizar filtros para parar la peste que a diario emiten -ya en otros lugares, como por ejemplo en las costas del vecino estado de Sonora-, hace años que se logró la reubicación de esas plantas alejadas de las poblaciones, o la utilización de sistemas de trabajo menos pestilentes.
Es hora ya de movilizarse para que quien llegue a Ensenada respire no la pestilencia de la procesadora sino el sano olor del mar, y se encuentre con una vista agradable que le dé la bienvenida para el orgullo de las y los ensenadenses… en lugar de con un basurero de chatarra.
*Activista social y periodista con más de 40 años de ejercicio profesional. Fundadora y directora de la revista Mujer y Poder (www.mujerypoder.com.mx) Comentarios y sugerencias: Whats Up 6621 441440.