EL OTRO DATO/ El Metro y el 2024

JUAN CHÁVEZ. Alfonso Corona del Rosal convenció al entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz construir el Metro para responder a los requerimientos de movilidad de una población que  en el entonces Distrito Federal  había incrementado su población de 3.5 a 5 millones, en apenas una década.

Corona del Rosal aseguraba a los periodistas que el transporte jamás registraría un accidente. “Si al conductor le diera un ataque al corazón, el convoy sería conducido en automático por el “piloto electrónico”, se solazaba.

La expansión del transporte subterráneo llegó a Latinoamérica y el metro de la Cuidad de México comenzó a proyectarse -con crédito francés- en 1967 y empezó a operar en 1969, tras dos años de obras en el terreno lacustre y sísmico de la capital del país.

La creación del Metro  nos habla de la ambiciosa cosmovisión de los años sesenta y la urgencia por facilitar el transporte en una ciudad que había incrementado su población en forma acelerada. También nos muestra los alcances de la voluntad política y el convincente argumento del regente Corona del Rosal, que animó al presidente Díaz Ordaz a autorizar el proyecto de un metro inspirado en el de Montreal y basado en la experiencia del metro parisino: ¿Por qué no aprovechar el conocimiento ajeno?

Vistas a la distancia, las seis etapas constructivas y las 12 líneas del Metro son proceso y resultado de una historia de servicio y buena voluntad, pero también del propósito de dignificar el día a día. El Metro se hizo para democratizar el transporte haciéndolo accesible a todos, se construyó para acortar las distancias y para otorgarle el beneficio de la movilidad a sus usuarios.

Entendiendo esto, suena injusto que hoy México pene la muerte de 28 personas y más de 100 heridos por accidentes que visibilizan la falta de mantenimiento. Tampoco es justo que seamos testigos de la invasión de este espacio con elementos de la Guardia Nacional, listos para actuar ante cualquier manifestación de descontento.

La jefa de Gobierno piensa que la GN es cuidadora del Metro y que su presencia en las instalaciones, impedirán los accidentes de un transporte al que  en medio siglo no se le ha metido la mano a su mantenimiento.

Hay responsabilidad, en ese imperdonable desgaste del “gusano naranja”, de quienes han gobernado la Ciudad, sobre todo de los 90 del siglo pasado a este 2023, que ya ha registrado tres accidentes, que Sheinbaum y sus gentes llaman “incidentes”. Pero la sangre corre y el desgaste político es inminente en la señora favorita candidata para el 2024, entre las corcholatas nominadas por el “destapador López”.

La responsabilidad ha recaído en Sheinbaum, pero también lo es de López Obrador (como jefe de Gobierno de la Ciudad que fue), Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera que no le cambiaron al Metro ni un tornillo.

El Metro se implementó para mejorar la vida de los mexicanos, no para ponerla en riesgo.

Hoy se ha convertido en  el desgaste de gobernar y afecta directamente a la imagen política  de Claudia Sheinbaum y sobre todo a sus aspiraciones por la Presidencia 2024.

Pienso que hay pocas dudas: si la decisión no tuviera que pasar por las urnas y antes por las encuestas de popularidad que intentan predecir cómo estarán las cosas en las urnas, la candidata de Morena 2024, la que el Presidente quisiera, es Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de Ciudad de México.

Lo que ha sucedido en estos años con el Metro es un buen ejemplo del desgaste de ser gobierno. Primero el incendio que destruyó el centro de control, después la trágica y letal caída de la Línea 12 y ahora el impostergable cierre de la Línea 1 para renovarla.

El precio de un boleto de Metro es menor en términos reales que lo que era hace 50 años. Todos los gobiernos (desde antes de la izquierda) han utilizado ese precio como un programa social. Y eso tiene consecuencias a la hora de invertir en mantenimiento, reparaciones, actualización de tecnología, etcétera.

Y como pasa en toda gran obra de infraestructura, cuando eso no se hace por muchos años, a nadie sorprenden accidentes como el fallo eléctrico de hace días o el despegue de vagones en Polanco, con estallamiento de por medio.

¿Tiene la culpa solo Sheinbaum? No. Pero ahora ella pagará los costos políticos de que no haya Línea 1 en un año de precampaña, como no hay Línea 12. Y sus adversarios “ayudarán” a aumentar esos costos. Sí, ella cargará  con los 25 años de eso llamado izquierda en CDMX, incluidas las gestiones de Cárdenas, AMLO, de Mancera y de… Marcelo, el campante canciller que como el whisky Etiqueta Negra sigue caminando…

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