ANÁLISIS A FONDO/ Asoma el optimismo en la economía

>> Aumenta el número de quienes creen que el clima de negocios mejorará

>> Encuesta del Banco Central entre economistas de grandes empresas

FRANCISCO GÓMEZ MAZA. De pronto, el pesimismo en torno al futuro inmediato de la economía mexicana dejó de ser pesimismo y se convirtió en halo esperanzador, tanto que, por ejemplo, la fracción de analistas de las más importantes empresas del país que creen que, en los próximos seis meses, el clima de negocios mejorará aumentó en noviembre en comparación de octubre.

En contrapartida, la proporción de economistas asesores de grandes empresas, que consideran que el clima de negocios empeorará, disminuyó con respecto a octubre, si bien continúa siendo el preponderante.

El cambio de percepciones empresariales se hizo notar en la encuesta levantada por el Banco de México en noviembre entre los analistas asesores de una treintena de muy influyentes corporaciones empresariales, tanto mexicanas como extranjeras, que operan en México.

En segundo lugar, la proporción de especialistas que piensa que la situación actual de la economía es mejor que la de hace un año aumentó en relación con la encuesta de octubre y es la predominante, de igual forma que el mes previo.

Y las fracciones de especialistas que consideran que es un buen momento para invertir, o que no están seguros sobre dicha coyuntura, aumentaron con respecto a octubre. Por el contrario. La proporción de analistas que considera que es un mal momento para invertir disminuyó, aunque continúa siendo la preponderante.

La consulta realizada por el banco central reveló también que las expectativas de inflación general, para los cierres de 2022 y 2023, disminuyeron con relación a la encuesta de octubre, si bien la mediana de los pronósticos, para el cierre de 2023, se mantuvo en niveles similares.

En cuanto a las expectativas de inflación subyacente* para los cierres de 2022 y 2023, éstas permanecieron en niveles cercanos a los del mes anterior, aunque las medianas correspondientes aumentaron.

En segundo término, las expectativas de crecimiento del PIB real para 2022 aumentaron con respecto a la encuesta precedente. Para 2023, las perspectivas sobre dicho indicador se mantuvieron en niveles similares a los del mes previo, si bien la mediana correspondiente se revisó a la baja.

Y, por último, las expectativas sobre el nivel del tipo de cambio del peso frente al dólar estadounidense para los cierres de 2022 y 2023 disminuyeron en relación con octubre.

Por otra parte, los factores que podrían obstaculizar el crecimiento económico de México, en los próximos seis meses, de acuerdo con los encuestados, se asocian con la gobernanza (44% de las respuestas) y las condiciones externas (17%). Esto a nivel general. A nivel particular serían la inseguridad pública (17%), la incertidumbre política interna (12%), las presiones inflacionarias en el país (11%), la debilidad del mercado externo y la economía mundial (7%) y “otros problemas de falta de Estado de Derecho (7% de las respuestas).

Los tres factores a los que, en promedio, se les asignó un mayor nivel de preocupación son los de gobernanza, inflación y política monetaria. A nivel particular, los factores a los que se les otorgó un nivel de preocupación mayor son los problemas de inseguridad pública, otros problemas de falta de estado de derecho, la incertidumbre política interna, las presiones inflacionarias en el país, corrupción, impunidad, la incertidumbre sobre la situación económica interna, la ausencia de cambio estructural en México, el aumento en los precios de insumos y materias primas, la debilidad del mercado externo y la economía mundial, la política monetaria que se aplica, la política de gasto público, la falta de competencia de mercado, aumento de los costos salariales y el elevado costo del financiamiento interno.

*[La inflación subyacente (en inglés, core inflation), es un indicador que muestra la variabilidad de los precios de consumo a corto plazo más precisa que la inflación general o convencional.

[Este indicador de inflación nace tras la crisis energética de la década de 1970. Dada la volatilidad de los precios se veía necesario identificar las variaciones de los precios excluyendo del índice de precios al consumo (IPC) los componentes más volátiles:

[El índice energético (gasolina, electricidad, gas…).

[El índice alimentos no elaborados (frutas, verduras…).

[De esta forma, se ha convertido en un indicador indispensable para el estudio del comportamiento de los precios y toma de decisiones entre los bancos centrales, entre los analistas, y en general por todo el mundo económico.

[Tiene una capacidad real de reflejar los cambios en los precios de una forma menos errática, que mediante la medición de esos cambios por parte del índice de precios al consumo (IPC).]

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