ADRIANA DELGADO RUIZ (El Heraldo de México). ¿Y si el gobierno no recauda lo que espera obtener el próximo año? ¿Y si el barril de petróleo se vende en menos de los 68.7 dólares en que está calculado en el presupuesto? Las interrogantes no son menores. Una amplia generalidad de analistas económicos sostiene que las previsiones incluidas en el Paquete Económico 2023 son demasiado optimistas. Por ejemplo, estima un crecimiento de 3 por ciento del PIB mientras que la expectativa en el consenso es de 1.4 por ciento. Sin el crecimiento esperado, ¿cómo sería posible cobrar 11.6 por ciento más impuestos?
En el caso del petróleo, si el precio es mayor y se obtienen más ingresos, estos ayudan actualmente a mantener la política de estímulos fiscales para que los precios de las gasolinas no se disparen, y con ellos la inflación. Comúnmente, esos excedentes se asignan primariamente al Fondo de Estabilización de los Ingresos de la Entidades Federativas pero los estados han mostrado no ser transparentes en cuanto a su presupuesto ni su endeudamiento.
Para el caso de que el precio del hidrocarburo sea menor, el gobierno contrata habitualmente las coberturas que permiten asegurar los ingresos en caso de que el precio del hidrocarburo sea menor al esperado. Un respiro. Sin embargo, su costo sale de un instrumento que ahora está muy debilitado: el Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios, que también sirve para compensar los ingresos del gobierno federal cuando hay una menor recaudación de impuestos.
De acuerdo con una investigación de la periodista Yazmín Zaragoza, publicada aquí mismo en El Heraldo de México, al finalizar el primer semestre de 2019, el FEIP tenía un saldo de 296 mil 313 millones de pesos. Al terminar la primera mitad de este año, ya tenía 91 por ciento menos dinero: únicamente 24 mil 986 millones de pesos, el menor monto desde el cierre de 2012. Si de ahí se tomó, como marca la ley, el pago de las coberturas petroleras que asciende a mil millones de dólares o 20 mil millones de pesos, el Fondo está prácticamente vacío.
El FEIP se alimenta con el 2.2 por ciento de los ingresos petroleros estimados en la Ley de Ingresos y otras entradas a las arcas públicas uno adicionales a las programadas. Si bien obtuvo depósitos por 15 mil millones de pesos en el primer semestre, sus salidas son mucho mayores que sus entradas, como ya documentamos.
En la Cámara de Diputados está en discusión una iniciativa enviada por el Ejecutivo para fortalecer los ingresos del Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios con los ahorros que puedan generarse en el costo financiero de la deuda pública del gobierno federal. Como intención suena bien, pero de acuerdo con el propio Paquete Económico, ese costo financiero va incluso a incrementar en 2023 en 30 por ciento, de acuerdo con análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria.
El desacuerdo más importante de la oposición es la falta de transparencia. Poniendo El Dedo en la Llaga, la diputada panista Leticia Zepeda sostiene que “este gobierno se ha gastado el 85 por ciento de lo que se ahorró durante 20 años”.
Queda claro que la crisis sanitaria y económica que desató la Covid-19 justificó el uso del FEIP. Sin embargo, dado que los recursos no fueron etiquetados, hoy no se tiene una idea clara de cómo se utilizaron.
Es cierto, hay que fortalecer el guardadito que, sin duda, es necesario tener para las épocas de crisis. Pero también un ejercicio claro de rendición de cuentas es mucho más que indispensable en toda democracia.
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@AdriDelgadoRuiz