NORMA L. VÁZQUEZ ALANÍS. Latinoamérica se encamina hacia la descarbonización, que es el proceso de reducción de emisiones de carbono a la atmósfera -especialmente de dióxido de carbono (CO2)-, a través del proyecto Coaliciones Urbanas Transformadoras (TUC, por sus siglas en inglés) que prueba nuevos modelos de gobernanza en cinco ciudades de Argentina, Brasil y México, los cuales incluyen a la sociedad civil como principal impulsora de las acciones que permitan eliminar el consumo de combustibles fósiles cuya combustión libera energía, contaminantes -que afectan la salud de las personas y los ecosistemas- y gases de efecto invernadero.
Uno de los propósitos primordiales del plan es combatir desigualdad y cambio climático a la vez, mediante un proceso que cierra las brechas entre los actores y sus diversas agendas económicas, sociales y ambientales, para permitir un cambio sistémico en cinco urbes piloto: Buenos Aires, en Argentina; Recife y Teresina, en Brasil, así como Naucalpan y León, en México.
Se pretende que los habitantes de dichos lugares impulsen la descarbonización a fin de superar ciclos políticos y asimetrías de poder, además de reducir la desigualdad mediante la elaboración de procesos democráticos de creación colectiva en los denominados Laboratorios Urbanos; los hallazgos derivados de estas cinco metrópolis prototipo se ampliarán posteriormente a otras ciudades y países.
Parte del procedimiento es el intercambio de experiencias sobre procesos y aprendizajes, para lo cual entre el 27 y 30 de septiembre pasado se reunieron en la Ciudad de México miembros de los Laboratorios Urbanos de las cinco sedes elegidas, quienes en el marco del Primer Encuentro Anual del Consorcio que se encarga de llevar a cabo el programa TUC, hablaron respecto a los avances del plan, dividido en dos fases de tres años cada una y cuya fecha de conclusión será 2026.
El plan está encaminado a rebajar las emisiones de gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global, a combatir las desigualdades provocadas por la urbanización intensiva y a proteger a la población más vulnerable de los impactos del cambio climático originado por las actividades humanas.
El Consorcio encargado de poner en marcha el TUC en América Latina está integrado por el Instituto Alemán de Desarrollo (DIE, Deutsches Institut für Entwicklungspolitik) y el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés). El director de desarrollo urbano y accesibilidad de WRI México, Pablo Lazo Elizondo, indicó que las ciudades del subcontinente elegidas para el proyecto requieren un cambio transformador mediante un procedimiento que cierre las brechas entre los actores y sus distintas agendas económicas, sociales y ambientales para propiciar un cambio sistémico.
Con ello se busca modificar el modelo dominante de descarbonización, a uno que reconozca las complejidades sociales, políticas e informativas de la evolución profunda que se necesita, porque para TUC decrecer las emisiones de carbono sin considerar la brecha de desigualdad urbana, conduciría al fracaso de las medidas emprendidas.
Específicamente porque se prevé́ que esta urbanización, así como sus correspondientes disparidades, crezcan en los próximos años y décadas a medida que el cambio climático impulse la migración de las zonas rurales a las urbanas, explicó Lazo Elizondo, quien es arquitecto egresado de la Universidad Iberoamericana y tiene una maestría de la Architectural Association of London, en Inglaterra.
El funcionario de WRI México precisó que, aunque América Latina y el Caribe solo representan menos del 10 por ciento del total global de emisiones de gases de efecto invernadero de acuerdo con cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas, las ciudades de la región son responsables de más del 60 por ciento de las emisiones de este contaminante a nivel país, pues el subcontinente es la segunda región más urbanizada del planeta con el 79 por ciento de su población viviendo en este tipo de áreas.
Enfoque integrado de cambio climático y justicia social
El objetivo primordial del proyecto Coaliciones Urbanas Transformadoras (TUC) es desarrollar, probar y difundir un enfoque escalable para lograr cambios sostenibles en el desarrollo urbano y poner a las metrópolis en el camino hacia conseguir las cero emisiones, señaló Ani Dasgupta, presidente ejecutivo de WRI a nivel global, egresado de la Escuela de Planificación y Arquitectura de la India.
Dijo que las ciudades tienen una gran percusión en la crisis climática, pues representan el 75 por ciento de las emisiones mundiales de carbono, pero al mismo tiempo se ven profundamente afectadas por impactos climáticos como episodios de calor extremo, estrés hídrico, deterioro de los activos naturales y contaminación del aire, los cuales reducen la calidad de vida, además de que ejercen una presión sobre la infraestructura urbana.
Dasgupta, quien cuenta con dos maestrías del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), una en Planificación Urbana y otra en Arquitectura, consideró que si se quieren construir futuros más sostenibles es indispensable que las ciudades reconfiguren sus sistemas sociales, tecnológicos y políticos para reforzar la urbanización intensiva en recursos y alta en carbono; este proceso requiere visualizar un porvenir urbano para todos los actores: los habitantes, los gobiernos y los inversionistas.
La transformación urbana debe centrar la descarbonización, la justicia social y la calidad de vida, este es el principio rector del proyecto Coaliciones Urbanas Transformadoras, reiteró el directivo de WRI. Este plan pretende modificar la forma de pensar de los ciudadanos y los tomadores de decisiones a través de la construcción de nuevas coaliciones urbanas, para poder desarrollar estrategias que conduzcan a ciudades socialmente inclusivas y sin emisiones de carbono.
El programa TUC cuenta con el financiamiento de la Iniciativa Internacional de Protección de Clima (IKI), el Ministerio de Ambiente, Conservación y Seguridad Nuclear (BMU) del gobierno federal de Alemania, la Universidad de las Naciones Unidas, el Instituto para el Medio Ambiente y la Seguridad Humana (UNU-EHS) y el Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo (IIED).