EDUARDO MERAZ. Los extractos del Informe sobre el caso Ayotzinapa elaborado por la Comisión de la Verdad que se acaban de dar a conocer, es un severo golpe al poner en entredicho la honestidad y ética del gobierno cuatroteísta, pues desenmascarar su actuar sesgado y politiquero.
Las partes testadas, los auténticos otros datos, divulgadas muestran cómo la complicidad entre autoridades de todos los niveles, los criminales y las fuerzas armadas es moneda de uso corriente en todos los gobiernos del pasado y del presente, lo que los iguala en cuanto a corrupción y autoritarismo.
Los distintos grados de connivencia forjados a lo largo de décadas y la imbricación de intereses es tan sólida y profunda cómo la desfachatez de negar la pervivencia del «pacto de impunidad» qué operaron y operan a discreción los gobernantes de ayer y hoy, ponen de manifiesto lo indefenso qué estamos los mexicanos ante al poder público.
Y no se trata sólo de la palpable posibilidad de ser objetos y sujetos de la violencia, sino de la imposibilidad de contar con herramientas legales para impedir los abusos del poder, que quiere limitar al máximo las garantías individuales de los ciudadanos, como el camino para adueñarse de la voluntad popular.
Ese es el trasfondo de la creación de la Guardia Nacional, que con las nuevas reglas, además de perder su carácter civil -si es que alguna vez lo tuvo-, al quedar sujeto al esquema militarista, quedan sujetas sus acciones a satisfacer los caprichos de su comandante supremo, dispuesto a pagar con concesiones económicas y políticas su obediencia absoluta.
Así lo revelan datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en donde se señala que durante el gobierno del presidente totalmente Palacio Nacional se han presentado más quejas y denuncias de violaciones a tales derechos a las registradas en comparación con las gestiones que le antecedieron.
Las revelaciones del Informe sobre el caso Ayotzinapa, impedirá qué el oficialismo insista en sus frases favorita para evadir la realidad y su responsabilidad: «no es cierto» y «no somos iguales», pues ya no le alcanza para culpar al pasado ni son argumentos válidos para presentar un panorama color de rosa.
La aparición de estos fragmentos, justo cuando en el Congreso se analiza la iniciativa de ampliar por cuatro años el papel de la Guardia Nacional en materia de seguridad pública, puede ser el elemento que impida su concreción, más allá de su esencia anticonstitucional.
Que la filtración del mencionado Informe tuviera su origen en alguna oficina gubernamental, puede interpretarse que al interior del cuatroteísmo existe oposición a militarizar a la Guardia Nacional.
Otra posibilidad consistiría en minar o, al menos, tener bajo control el crecimiento desmedido de las Fuerzas Armadas en la vida del país, a través de la apertura de carpetas de investigación.
Lo cierto es que conforme afloren los otros datos -ocultos o testados- de la administración actual, en momentos de sucesión adelantada, pueden ser el principio del fin del cuatroteísmo en el poder.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Agitar la vida académica del IPN y de la UNAM es «cucar» al tigre aspiraciones que todo estudiante lleva dentro
@Edumermo