ELVIRA HERNÁNDEZ CARBALLIDO (SemMéxico, Pachuca, Hidalgo). La Feria Universitaria del Libro (FUL), organizada por la Universidad Autónoma del estado de Hidalgo fue una fiesta de letras y voces, entre ellas las de Kyra Galván, cuya trayectoria es digna de exponer en cualquier escenario donde ella esté presente.
En 1982 empezó a circular en el ámbito literario y académico un libro titulado Un pequeño moretón en la piel de nadie, del cual se dijo:
“Este libro me parece como una tarde de café en la que Kyra me platica un poco de ella, de cómo sobrellevar la vida en una ciudad caótica como la Ciudad de México, cuando se es una persona sensible y con un “Gran Miedo de no llegar a la toma de la libertad”. Entre líneas, me muestra una postura incipiente feminista en una joven veinteañera, que se va formando a base de dudas y cuestionamientos sobre el ser mujer y sobre la condición de ésta en la Historia.
Hasta la fecha, Contradicciones ideológicas al lavar un plato, es tomado por representantes feministas como una manera de cuestionar las relaciones de género, en el libro también hay referencias al cuerpo y al deseo, a la soledad y al acoso, a la violencia y a la marginación femenina. No fue un libro que pasara desapercibido, más empezó a surgir el interés de conocer a esa joven que en la contraportada se presentaba como economista, nacida en la Ciudad de México, que en 1989 había obtenido el premio de poesía joven “Elías Nandino”. Kyra Galván en sus Contradicciones ideológicas al lavar un plato, se plantea una serie de preguntas a las que quiere responder y por supuesto, las responde:
Contradicciones ideológicas al lavar un plato. ¿No?
Y también quisiera explicar
por qué me maquillo y por qué uso perfume.
Por qué quiero cantar la belleza del cuerpo masculino.
Quiero aclararme bien ese racismo que existe
entre los hombres y las mujeres…
En diferentes entrevistas ha declarado que a los 16 años empezó a darse cuenta de que la escritura era su vocación y fue así como ingresó al taller de Juan Bolaño, a medidos de la década de los setenta. Ahí conoció a Roberto Bolaño y otros jóvenes, que se hacían llamar infrarrealistas y que, reconoce, influyeron mucho en ella. Aunque, poco a poco empezó a tomar su propio ritmo. Sin duda, no le gustan las clasificaciones, pues, aunque alguna vez Vicente Quirarte la incluyó en la poesía de la Coloquialidad, ella no puede ubicarse en ninguna, cada libro escrito marca otros caminos y otras inspiraciones. Le han dicho que hace poesía urbana, poesía feminista, del exilio, amorosa o erótica.
Lo que sí puede afirmarse es que su primer libro, fue una excelente tarjeta de presentación en el mundo de la poesía, recibió críticas favorables, fue entrevistada y actualmente la primera edición del libro, ya no es posible conseguirse. Fue becaria del Centro Mexicano de Escritores en 1982-1983, donde comenzó a trabajar los poemas que luego presentó en su siguiente libro Alabanza escribo (1989), un libro optimista y con perspectiva optimista. Fue calificada como heredera de la tradición de Rosario Castellanos por la fuerza en el uso de la ironía. José Joaquín Blanco (1997) aseguró que Galván era una de las poetas más leídas de su generación, que su voz destacaba por crítica e ingeniosa.
Después, se fue a vivir a Londres y se convirtió en una viajera que recorrió varios lugares del mundo. Ello quedó reflejado en otro libro, Netzahualcóyotl recorre las islas (1997), poemario donde la veremos oscilando entre dos países y destacará en su tono esa insistencia de saberse extranjera. Aislamiento y diferencias, nostalgia y melancolía, estar lejos le provoca escarbar esa geografía donde nació y que seguramente la ha formado, la distingue de otras culturas, delatando un exilio interior, el recorrido de su propio cuerpo y los cambios que como mujer observa en él, sobre todo en el momento de la maternidad. Ana Chouciño Fernández (2010), al analizar la obra, no duda en denominarla poesía del exilio. Un reconocimiento a su trayectoria se ve reflejado en Incandescente (2010), antología que reúne sus tres libros de poemas. José Joaquín Blanco afirma:
“Es asombrosa la cantidad de cosas que Kyra Galván puede decir en su poesía: su manera de conversar, de divagar, en desvariar, siempre con la agudeza, la ironía y la puntería de llamar a las cosas por su nombre, para enseguida ponerlas en contacto con todos los nombres de todas las demás, siempre con una frescura y una sonrisa: una ligereza de plenitud”.
En ese mismo año salió a la luz Speculum Caelestis. Espejo celestial, resultado de un proyecto que trabajó con una beca que le otorgó el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Así entre metáforas invita a un paseo por el sistema solar, demuestra que cada planeta puede inspirar un verso, que la luna sigue siendo el astro más preferido de quienes escriben poemas y que todo cuerpo celeste tiene que ver con cualquier ser terrestre. Tres años después, en 2013, dio a conocer Poesía es jeroglífico, nuevamente en la contraportada encontramos una bella manera de delatar el contenido:
“A estos signos (jeroglíficos) se le denominaban literalmente “palabras divinas” porque además de comunicar ideas tenían el poder descomunal de preservar la vida en el más allá, proteger contra el mal, causar sufrimiento o ayudar al sol a remontar los peligros de la oscuridad y renacer cada mañana. Jeroglífico como magia pura encapsulada en un cartucho”.
El año 2013 es significativo pues también publica Artificio del duelo, la manera de difundir el libro en diferentes escenarios fue poderosa, pues eligieron una descripción desgarradora para sacudirse la muerte de su madre y aligerar el peso de ese dolor. Su más reciente material, es Anatomía de la escritura (2018), se destacó que la obra es:
… un artífice del lenguaje que ensaya ahora otro registro en su labor poética e indaga en los orígenes y sentidos de la escritura, la historia fascinante de cómo nacieron las palabras contadas con las palabras de un largo poema, incluso antes de que los primeros hombres y mujeres las intuyeran. Anatomía de la escritura es un canto épico a la escritura que va de la complejidad abstracta e intelectual de los jeroglíficos egipcios, los ideogramas chinos y las runas vikingas, hasta llegar al cursor palpitante de las computadoras.
La creatividad de Kyra Galván promete más poesía, aunque también ha explorado la narrativa. Su primera novela fue Los indecibles pecados de Sor Juana (2010) y le han seguido: El perfume de la Faraona (2013, novela infantil), El corazón de plata (2014), El sello de la libélula (2017) y La visión de Malintzin (2022). Es así como esta poeta, economista y también fotógrafa, estudiosa de la historia del arte, traductora y maestra, ya que orienta a mucha gente en sus talleres de literatura, forma parte de la poesía mexicana. Su sensibilidad ha tocado la pandemia y confinamiento vividos en estos dos últimos años, el poema Pandemia 2020, reflejan una circunstancia social concreta y una serie de reacciones ante ella:
¿Qué es el miedo sino el instinto
recorriendo lento un túnel sin fondo?
Azorada recorro la mansión
donde habita el miedo.
Mis manos buscan asidero,
mis ojos rastrean los destellos de luz
y la camelia inerme de mi pensamiento
es colibrí en pausa.
Mis pies tartamudean al dar el paso,
y mi conciencia trastabilla
como una brizna de abeja enloquecida
enfrentada a la mortalidad.
Ante la amenaza invisible
el hogar se cierra sobre mí
como una flor al anochecer
en un cuento de terror…
Sueño
y al abrir los ojos olvido,
permanece una vaga sensación:
de enemigos
y de una terrible batalla
que se libra
en hospitales.