MARTHA CANSECO GONZÁLEZ (SemMéxico, Pachuca, Hidalgo). Queridísimas lectoras y lectores, esta es la columna número 1 de la nueva Botella al Mar. Es cierto, tenía otra propuesta de escritura, sin embargo, varias cosas se atravesaron.
Primero, me merecía unas vacaciones luego de 200 columnas escritas. Después se vino el proceso electoral en Hidalgo y decidí no escribir, porque, literal fue una contienda encarnizada entre amistades, conocidas y conocidos. La peor campaña política que he visto en mi vida. No me refiero a lo que salía de las casas de campaña de los candidatos, sino a lo que ocurrió en la campaña alterna en las redes sociales, donde por supuesto corrió mucho dinero.
Hice la prueba, comenté algo sobre leer con atención todas las propuestas en un post de la candidata Carolina Viggiano, recibí una andanada de descalificaciones e insultos. Me quedó claro que algunos de los que contestaron mi comentario me conocían porque mencionaron aspectos de mi vida privada.
Nunca más volví a comentar nada, eso sí señalar que la candidata y los candidatos recibieron a través de las redes, violencia de género, insultos, infundios, descalificaciones, sobajaciones y un largo etcétera. Ni ella, ni ellos lo merecían y menos las y los hidalguenses.
Un nuevo oficio hay en estas tierras: “Insultador, descalificador, sobajador oficial en redes para noquear al contrincante”, (qué triste empleo), y pues resulta que el IEEH (Instituto Estatal Electoral de Hidalgo) no puede hacer nada porque las redes no están legisladas. Por lo menos, les recomiendo el diccionario para aprender a insultar con propiedad que editó Algarabía, porque eso de la mentada de madre lisa y llana, ya no tiene ningún sentido.
Y hay que prepararse para próximas contiendas porque esa será la tónica. No caería nada mal una seria campaña para elevar el contenido en las redes sociales y como se dice ahí, “Se tenía que decir y se dijo”.
Regreso a la columna.
Fíjense que una de mis vecinas estuvo casada con un exitoso empresario, cuando ella metió la demanda de divorcio, él, con el apoyo de toda su familia quitó todo lo que tenía a su nombre, para el final del mes era una persona que sólo poseía lo que tenía puesto. Así entonces, mi amiga, quien luego de casarse se dedicó a su casa y a su familia de momento tuvo que regresar al mercado laboral con todo en contra. Ella fue obligada a pasar la pensión alimenticia a sus hijos, la fabulosa cantidad de 200 pesos, equivalente al 25 por ciento de su salario quincenal.
Él, por cierto, ya se volvió a casar con una mujer que ya tiene hijos de otro matrimonio y a quienes mantiene en la opulencia.
Todo indica, que a la activista poblana Cecilia Monzalvo, la mandó matar su exmarido con quien sostenía una disputa legal por la pensión alimenticia de su hijo, aunque las investigaciones continúan. Señalar que el susodicho, quien aparentemente prefirió matar a Cecilia antes que cumplir con su compromiso, fue secretario de gobierno en la administración de Mario Marín Torres, así que “pobrecito” no es.
Hay una plataforma acá en Pachuca para intercambio y oferta de bienes y servicios entre mujeres, entre otras, la finalidad es apoyar a tantas que tienen que enfrentar el sostenimiento de su familia en solitario. Tiro por viaje hay alguna que pregunta cómo puede hacer que su expareja cumpla con el compromiso de pasar la pensión alimenticia de los hijos.
Así qué, no seamos cínicos, la consigna patriarcal es evitar por todos los medios, incluso torciendo las leyes, que los hombres paguen la pensión alimenticia de los hijos que procrearon con sus exparejas. Y no importa si son ricos, de clase media, estén en la pobreza, tengan estudios o no los tengan, es una venganza patriarcal.
Creo que las razones son varias: En primera está la concepción machista de la posesión, “mí esposa, mis hijos” como si fueran cosas, sí ya no hay vínculo matrimonial no sienten ninguna obligación con las hijas y los hijos. ¡Para crear a un bebé se necesitan dos eh! Las mujeres no se embarazan solas.
Otra, cada vez menos mujeres divorciadas están dispuestas a “pagar” con sexo obligado la pensión alimenticia de hijas e hijos y eso molesta mucho a los hombres con esquemas masculinos muy estrechos, porque pierden poder sobre ellas.
Una más, muchos hombres divorciados se viven como solteros nuevamente y quieren aplicar todos sus recursos a las nuevas conquistas y sobre todo mostrar la cartera para engañar otra vez.
¿Cuántos casos conocen ustedes similares a los que he descrito aquí? ¡Seguro varios! Por eso es tan ridículo el argumento de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de que hay que permitir que deudores de pensión alimenticia puedan acceder a puestos de elección porque así tendrán recursos para pagar.
¿Cuántos regidores, síndicos, presidentes municipales, gobernadores, diputados, senadores y presidentes no han pasado o pasan pensión alimenticia, aún a pesar de contar con los medios para hacerlo? ¡No la pasan porque no quieren!
Desconocer esta realidad social y cultural, no exime a la Comisión de su obligatoriedad de proteger a los más vulnerables, las niñas y los niños. Por esto estoy a favor de la destitución de su presidenta Rosario Piedra Ibarra, porrista del patriarcado.